La salud de nuestros pobres
Medicare es un seguro de salud federal de pagador único que cubre personas a partir de los 65 años de edad, además de aquellos más jóvenes con incapacidades permanentes. Fue creado el 31 de julio de 1965, tras la firma del Título XVIII de la Ley de Seguro Social por el Presidente Johnson. Medicare cuesta sobre $600,000 millones anuales al gobierno federal. Se estima alcanzará 80 millones de beneficiarios cuando en 2030 haya ingresado la totalidad de la generación “baby boomers” nacida entre 1946 y 1964.
Medicare es nuestro segmento poblacional de asegurados de salud con crecimiento más sostenido. Alcanzamos un máximo histórico de 746 mil beneficiarios en 2016. Entre 2010 y 2016, nuestra población Medicare aumentó un promedio de 12,000 beneficiarios anualmente. Durante 2017-2018, nos hemos estancado en 737,000 beneficiarios por razón de la emigración y el incremento en fallecimientos pos María. Recordemos que la gran mayoría de nuestros 29,000 fallecimientos anuales provienen tradicionalmente de la población Medicare.
Medicare presta servicios mediante dos programas principales. En Medicare Tradicional, el gobierno federal paga directamente a su vasta red de proveedores por los servicios de salud prestados. El gasto no tiene límite, se paga por todo lo que esté médicamente indicado. El paciente puede visitar el proveedor que seleccione libremente en territorio estadounidense. En EE.UU, 67% de los beneficiarios están acogidos a esta modalidad, en Puerto Rico solo 23% (165,000), 30,000 menos que en 2013.
Medicare Advantage, con 77% de nuestros beneficiarios Medicare, brinda los mismos beneficios que Medicare Tradicional, aunque puede añadir otros. Todo está rigurosamente controlado por la aseguradora privada que opera el programa. El gobierno federal paga una cantidad mensual a la aseguradora por cada beneficiario registrado. Aunque hay restricciones notables, Advantage es muy atractivo para los más pobres porque requiere un gasto de bolsillo mínimo.
Tras Medicare añadir medicamentos en 2006, nuestro programa Advantage alzó vuelo. El plan gubernamental transfirió miles de envejecientes pobres a la naciente modalidad Medicare Advantage Platino. Desde entonces, nuestros beneficiarios Platino y no Platino han crecido hasta alcanzar hoy 572,000 beneficiarios. Los beneficiarios no Platino-346,000(60%) exceden los Platino-226,000(40%).
Medicare tiene la población de mayor edad, la que más se enferma, la más costosa. Un 65% de ellos tienen tres o más enfermedades crónicas, una tercera parte tiene desórdenes mentales. En Puerto Rico, 25% son incapacitados, en EE.UU. solo 16%. Son, además, los que más servicios consumen, especialmente los que tienen Medicare y Medicaid por ser simultáneamente envejecidos y pobres (“dual elegibles” en EE.UU, Platino en Puerto Rico).
A pesar de servir a la población con el perfil socioeconómico y salubrista más adverso, Medicare Advantage se ha convertido en estándar de calidad en nuestro sistema de salud. Las estrellas en calidad logradas por los programas Platino y no Platino localmente, confirma que no hay justificación alguna para que nuestro plan de salud gubernamental, Mi Salud, se haya quedado tan rezagado en sus métricas de calidad, especialmente cuando Mi Salud es operado por las mismas aseguradoras que operan Medicare Advantage.
En 1993 abandonamos el sistema público de salud porque había que equiparar nuestros pobres con los asegurados pudientes privados. Veinticinco años más tarde, la salud de nuestros pobres está sumida en una desigualdad mayor que la que el gobierno entonces diagnosticó y prometió corregir. Y pensar que el gobernador Rosselló está utilizando hoy para el mejoramiento de la educación de nuestros pobres, el mismo argumento fallido que su padre utilizó en 1993 para el mejoramiento de la salud de los pobres: privatización equipara pobres y ricos. ¿En serio?