Jugar con la naturalización es muy quimérico
Nadie en Puerto Rico ha peleado más por la nacionalización de baloncestistas que Tuto Marchand, fallecido el 4 de agosto de 2017. El líder del básquet boricua reconocía el abuso que existe en Europa, particularmente en España desde los años sesenta, cuando naturalizaron a los estadounidenses, Clifford Lyuk, en 1965 y Wayne Brabender, en 1968, y ambos militantes con destellos en el Real Madrid, y que ahora es más fácil con el Estado Schengen, que permite la ciudadanía europea a 26 países de su continente.
De hecho, Tuto fue el que conven- ció a FIBA que ava- lara a los nietos de boricuas para ser miembros de la Se- lección Nacional, y logró además que Jorge Bryan Díaz consiguiera el permiso siendo hijo de un ecuatoria- no y una puertorriqueña, pero nacido en El Bronx y domiciliado en Caguas con su familia a los cuatro años de edad.
Ahora vuelve sobre el tapete el tema polémico tras una opinión de Raymond Dalmau, en columna publicada por El Nuevo Día, aprovechando el proceso adelantado de producción de su biografía, que promete ser sabrosa.
Sin embargo, la norma existente para que un extranjero defienda los colores de Puerto Rico, considerado legalmente un territorio de USA, debe evidenciar residencia física al menos de un cuatrienio, excluyendo a hijos del Tío Sam, y no es tan fácil como se pinta, pues habría que traerlos bastante joven, habida cuenta que de ser un refuerzo productivo del BSN se tiende a ser un nómada que juega en varias ligas y solo pasa meses en cada país que lo contrata.
Asimismo, lo que se pretende es que sea alto y talentoso, habiendo insistido en ello el exgerente del Seleccionado, Felo Rivera con canasteros africanos, pensando seguramente en el congoleño Serge Ibaka, pero todo quedó en una quimera.
Ahora con Yum Ramos al comando federativo, se deshoja margaritas con esta idea tan justa, pero podría ser un bumerán porque este cree firmemente en el programa de las categorías menores y en el plan de captación y desarrollo que creó Georgie Rosario y que últimamente está rindiendo frutos.
Asimismo, para atraer a un candidato de nacionalización hace falta tentarlo con mucho dinero, lo que escasea en la FBPR, y seguramente este pretendiente se iría con el mejor postor.
O sea, que del deseo al hecho hay un largo trecho…