Metro Puerto Rico

DIPLOMACIA SERENA

- ALEX DELGADO PERIODISTA TWITTER: @ALEXDELGAD­OPR

Antes del anuncio de Alejandro García Padilla sobre su futuro político, de cara a la reelección en el 2016, la posible candidatur­a de David Bernier era como la de un concurso de belleza. Y no lo digo de forma despectiva, me refiero a que le caía bien a casi la totalidad del Partido Popular Democrátic­o (PPD) y a mucha gente fuera del partido. David proyectaba, y proyecta diplomacia, elegancia, caballeros­idad en la política. Algo que se ha perdido desde hace muchos años en lo que es nuestro “deporte” favorito.

El 27 de febrero del 2015, en plena discusión del IVA de 16 %, y ante los ataques de la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, a esa reforma contributi­va, Bernier pidió a Cruz, como Secretario de Estado, que tuviera diplomacia a la hora de debatir asuntos públicos.

El 30 de octubre del año pasado, cuando Bernier dejó a un lado la secretaría en el Departamen­to de Estado para una posible candidatur­a a la gobernació­n, la alcaldesa retomó el asunto al recordarle a Bernier: “ahora el terreno de la diplomacia se queda en el Departamen­to de Estado”. Fue una advertenci­a, no un consejo fraternal. Bernier ha empuñado esa bandera en la corta presidenci­a que ha tenido y creo que en la colectivid­ad popular han confundido diplomacia con falta de liderato. Al PPD le va la vida en esta elección y lo que hay adentro es una guerra fría con los que se identifica­n con el bando de García Padilla por un lado, y por el otro una guerra explosiva con figuras como el alcalde Dorado, Carlos López, y un grupo de legislador­es.

López es un “cacique” en Dorado y siente que tiene “licencia para matar”. Asume campañas contra legislador­es incumbente­s de su partido y poco parece importarle cómo eso afecta a la colectivid­ad. Alfonso López Chaar (Papiño), Javier García Cabán y ahora Rafael “Tatito” Hernández son algunos de los que han tenido que vérselas con él. “Carlitos” entiende que está sembrao’, y sus razones tiene, por lo que siente tener el poder de entrar en batallas de las que él no recibe casi rasguños, aunque el PPD se debilite en ese distrito representa­tivo. Con esa confianza, entra en guerra contra Hernández y todo aquel que le brinde apoyo al legislador.

Casi 20 legislador­es radicaron una querella interna contra López por sus ataques a Hernández y la misma fue culminada con algo parecido a “aquí no ha pasado nada”. López, según el Secretario General del PPD, Javier Echevarría, hizo expresione­s de que no quería lacerar la figura de “Tatito” y ahí se acabó la querella.

Ahora es que viene lo bueno…de la diplomacia. Según algunos de los legislador­es del PPD, se enteraron por la prensa del resultado de la querella. También resultó ser falso que Bernier atendió el asunto, personalme­nte con todos los involucrad­os, y hoy hay un descontent­o de miembros de ese grupo de legislador­es con el presidente de la colectivid­ad.

Cuando supe de la querella pensé que terminaría en nada. Carlos López fue uno de los primeros líderes de la pava, si no fue el primero, en respaldar a Bernier para la gobernació­n y es una figura de mucha importanci­a, relevancia y sobre todo vocal, en el PPD. Bernier no lo puede controlar, muchos menos le puede meter un tapabocas.

Por otro lado, los legislador­es también son de mucha importanci­a para el candidato. No había forma de lograr un consenso diplomátic­o o satisfacci­ón entre López y Hernández porque es una batalla casi personal. Con ese panorama, Bernier tenía que decidir qué le hacía menos daño: Carlitos López suelto como gabete, envenena’o con una resolución en su contra, o un grupo de legislador­es descontent­os y cabizbajos, pero más controlado­s al tener mayor conciencia de cómo sus ataques al candidato lo pueden afectar, y por ende ellos también.

En este caso la diplomacia no funcionó al tener que sacrificar 18 legislador­es por un alcalde, pero así es la política cuando esos 18 legislador­es juntos no tienen el peso político de un Carlitos López.

Ahora bien, las transforma­ciones toman tiempo y Bernier no va a lograr cambios en el estilo político de un día para otro. El problema es que en la política boricua, nuestros líderes están bastante “cerreritos” y con un solo Bernier pastoreánd­olos va a ser muy difícil el cambio. Hay que esperar a los espuelazos de los Carmen Yulín, los Manuel Natal y otros para ver si la diplomacia serena de David Bernier tiene rodillas, o si por el contrario explota como petardo navideño. Por mi parte, solo le deseo el mayor de los éxitos en esa encomienda porque nos hace bastante falta a en la política puertorriq­ueña los estilos diplomátic­os, aunque mi optimismo es limitado en ese sentido. Como les dije, se confunde diplomacia con falta de liderato y eso puede llevar a retos públicos contra el candidato. Veremos como los torea.

“Resultó ser falso que Bernier atendió el asunto, personalme­nte con todos los involucrad­os”.

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