Síndrome VIP: Cuando las estrellas buscan médico
Un médico entregó los resultados de una prueba en la casa de Prince. Otro facultativo envió a su hijo, que no era médico, en un vuelo desde la otra punta del país para llevarle medicamentos a la estrella de la música.
No está claro si algún médico podría haber evitado la sobredosis de fentanilo que mató al cantante en abril, pero su fallecimiento podría ofrecer pruebas sobre cómo el trato especial que suele ofrecerse a las personas adineradas y famosas puede resultar en una atención sanitaria peor a la que recibe la media de los estadounidenses. Es un patrón que aparece identificado en la literatura médica por primera vez en 1964 y que tiene un nombre: “Síndrome VIP”.
Expertos coinciden en que los médicos que trataron a Michael Jackson y Joan Rivers perdieron la perspectiva y cometieron errores letales cegados por la fama de sus clientes. Eleanor Roosevelt es otro ejemplo.
“Se levantaron una serie de banderas rojas “, dijo el médico Robert Klitzman, que dirige el programa de maestría en bioética de la Universidad de Columbia. “Prince era uno de los músicos vivos más rico. ¿Recibió la atención adecuada? El Síndrome VIP podría haber tenido un papel”.
Descrito por primera vez por el médico Walter Weintraub, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland en un estudio de 1964, el Síndrome VIP sirve para designar los casos en los que la influencia de los adinerados y el halo de la fama pueden hacer que los doctores se adentren en terrenos peligrosos al ceder a las demandas de una estrella o de su entorno.
Las estrellas pueden rechazar asesoramiento médico o demandar tratamientos no efectivos o perjudiciales. Y médicos en esta situación podrían pedir pruebas innecesarias o insuficientes. Los administradores de hospital podrían entrometerse en decisiones si el paciente es un donante potencial.
El médico personal de Jackson, Conrad Murray, pasó dos años en prisión tras su condena por homicidio involuntario por la muerte del “Rey del Pop” en 2009. Jackson había solicitado un anestésico quirúrgico, propofol, para conciliar el sueño, llamándolo su “leche”, según testimonios en el juicio. La fiscalía dijo que Murray le proporcionó la sustancia y no percibió cuándo Jackson dejó de respirar.