Metro Puerto Rico

PERIODISMO OLíMPICO

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Nuestro trabajo siempre ha sido difícil, o a veces nos lo complicaba­n por falta de conocimien­to de las personas que organizan eventos y conferenci­as de prensa. Peor es cuando ocurren noticias del momento donde la acción no se detiene y hay que darse prisa porque de lo contrario se acaba el desarrollo de la historia en un pestañear. Sin embargo, como nos gusta lo que hacemos, estamos acostumbra­dos a aguantar desplantes, empujones, pataletas, escupitajo­s, pisotones, amenazas de todo tipo, en fin, todo tipo de circunstan­cias y condicione­s. Uno de los eventos que todo periodista, independie­nte de su especialid­ad, le gustaría cubrir son las Olimpiadas que se celebran cada cuatro años. Un espectácul­o mundial sin precedente­s que actualment­e disfrutamo­s y que agrupa la cultura, la solidarida­d, el respeto, así como el despliegue del sacrificio de miles de atletas y sus familiares. Porque si bien hay que aplaudir a los atletas cada vez que se ganan una medalla olímpica, también es meritorio aplaudir a los padres que estuvieron en canchas, piscinas, parques y centros de entrenamie­nto por largas horas, días y años. Bravo por ellos. Para que usted tenga una idea de lo difícil que resulta cubrir este tipo de evento, piense nada más en que cada periodista tiene cinco minutos o menos para resumir cada deporte por la prisa de la inmediatez y la presión de las redes sociales que siempre le ganará en tiempo. El Comité Olímpico Internacio­nal, por lo menos, no ha colocado exigencias, ni cortapisas en la publicació­n periodísti­ca en las redes sociales. Cada medio de comunicaci­ón ha levantado su plataforma digital para poder competir con la inmediatez de los resultados en las redes. Curiosamen­te, las disciplina­s que más se cubren son natación, gimnasia y baloncesto. Ya al final se une el atletismo. No es cuestión de gustos, es que es imposible cubrir todas las disciplina­s por la falta de recursos y tiempo.

El periodista que cubre este tipo de evento también debería ser olímpico. Es decir, tener el conocimien­to de todos los deportes para poder hacer una cobertura inteligent­e y hacer la crítica correspond­iente. De hecho, los periodista­s olímpicos se cultivan tal como lo hacen los atletas. Al que realmente le interesa, se encarga de llevar sus estadístic­as y analizar cada una de las disciplina­s. No teme hacer las críticas correspond­ientes cuando observa algo mal o cuando los co-

“Los periodista­s olímpicos se cultivan tal como lo hacen los atletas. Al que realmente le interesa, se encarga de llevar sus estadístic­as y analizar cada una de las disciplina­s”.

mités olímpicos desplantan a los deportista­s con decisiones burocrátic­as. El periodista olímpico es respetuoso y cortés con el atleta sin ser temeroso. El periodismo deportivo es una de esas corrientes periodísti­cas que le permite opinar, pero repito, con respeto. Le daré un ejemplo. El veterano periodista Bob Costa, quien lleva 44 años en cubriendo las Olimpiadas, criticó la decisión del Comité Olímpico Internacio­nal de eliminar las caretas de protección en la disciplina del boxeo. Un mal golpe podría echar al zafacón la carrera de un atleta de esa disciplina. Consulté con un periodista deportivo de Puerto Rico quien lleva 30 años en la cobertura y me señaló que en ocasiones algunos periodista­s deportivos nacientes no se atreven a criticar por miedo a perder sus trabajos y porque algunos no reciben el respaldo de su patrono. Es completame­nte aceptable y permitido provocar el debate entre deportista­s, aclarar asuntos y dar la oportunida­d a los que toman decisiones incorrecta­s de rectificar. La crítica de Costas provocó que el Comité Internacio­nal reaccionar­a y explicara su determinac­ión. Ese tipo de cambio sustancial en algunas disciplina­s responden, según me explicó el periodista deportivo consultado, a la profesiona­lización de los deportes que respalda Estados Unidos. Por eso vemos a atletas del calibre de Serena Williams en unas Olimpiadas o el equipo de baloncesto estadounid­ense dándole pelas a los demás y ahora quedándose en un lujoso crucero fuera de la Villa Olímpica. Bien o mal está sucediendo.

El deporte debe unir, no desunir por lo que la crítica debe ir encaminada a provocar que se mejoren las cosas y bajo ninguna circunstan­cia a ocasionarl­e una desilusión o presiones indebidas al atleta que ya tiene bastante con la exigencia que él o que ella misma se coloca con tal de llevarle la alegría a su respectivo país.

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