Metro Puerto Rico

HAY QUE RECORTAR

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El pasado viernes se dio la segunda reunión de la Junta de Control Fiscal en la Ciudad de Nueva York. Se habló de un déficit que, al término de 10 años, puede alcanzar los 34 mil millones de dólares. Obviamente, el Gobierno presenta un cuadro para conmover el corazón de los miembros de la Junta respecto a la reestructu­ración de la deuda, aunque eso tampoco quiere decir que no sea cierto lo planteado. El punto es la credibilid­ad. El Gobierno de Puerto Rico debe entender que no tiene credibilid­ad ante nadie, ni en Puerto Rico, ni en Estados Unidos… No tiene credibilid­ad en el universo y eso es un hecho.

En las primeras vistas del Senado de Estados Unidos sobre la situación de Puerto Rico hace cerca de un año, solicitaro­n a Melba Acosta los estados financiero­s auditados. No entregaron lo requerido. En febrero de este año, el senador Orin Hatch (R-Utah) envió una carta al Gobierno requiriend­o el informe financiero auditado. No fue hasta julio que se publicó el tétrico cuadro fiscal. Todo fue un misterio antes de eso.

Demás está decir cómo el Gobierno ha ido pa’lante y pa’trás con los presupuest­os, que si está cuadrado, después resulta que no, que hay déficit, pero que lo cuadrarán. Luego, revienta otro chichón. Parece ser que el plan presentado por el Gobierno el pasado viernes no aportó mucho a la espectativ­a que tenían los miembros de la Junta. Ahora habrá que hacer planes fiscales individual­es en varias dependenci­as, incluyendo la Universida­d de Puerto Rico.

“Si usted renegocia con sus acreedores y, aun así, el dinero no le da, pues tiene que recortar gastos, punto”.

“El problema no es que es muy grande el Gobierno, sino que el sector privado es muy pequeño”, dijo el gobernador Alejandro García Padilla a la Junta. Es cierto… Lo achicó el propio Gobierno desbaratan­do la economía e imponiéndo­le carga tras carga mediante impuestos y leyes que encarecen el hacer negocios en la isla. La norma, en la mayoría de la empresa privada, no es manejar la administra­ción como se maneja en el Gobierno. Si vienen cargas por un lado, se recorta por el otro para tartar de crear un balance. Eso es lo que no ha hecho el Gobierno por años. Mantienen o aumentan los gastos por un lado teniendo menos ingresos, y no recortan por el otro, viven del préstamo y acumulan deudas de más de 72 mil millones que hoy no pueden pagar.

Eso se tiene que acabar por las buenas o por las malas. Tómese usted de ejemplo. Cuando un miembro de su familia recibe un recorte de salario, ¿mantienen los mismos gastos? Si gana y gasta $2,000 mensuales, por ejemplo, y le bajan a $1,500, ¿como paga la diferencia de $500 de deudas? No puede llegar al banco a pagar sus préstamos o a pagar la luz y el agua a la Autoridad de Energía Eléctrica y a la Autoridad de Acueductos y Alcantaril­lados con una gallina del país y un racimo de guineos… ¿O sí?

¡Ah!, ¿que usted tiene la oportunida­d de sentarse con sus acreedores a ver si llegan a un acuerdo? Sí. Y eso es parte de lo que se supone que ocurra con los del Gobierno, que se renegocie y reestructu­re, pero no sabemos aún a cuánto se podrá bajar el servicio a la deuda. Si usted renegocia con sus acreedores, y, aun así, el dinero no le da, pues tiene que recortar gastos, punto.

Es cierto que una reducción de gastos tiene un impacto negativo en la economía. Oiga, es como cuando usted decide recortar gastos porque el dinero no le alcanza. Deja de ir al restaurant, al cine, gasta menos en compra, corta el cable TV, las cuentas de celulares. Eso también tiene un impacto en la economía. ¿Sigue usted cogiendo préstamos para mantener esos gastos y salvar la economía? ¿Piensa en los empleados de esas compañías a las que les cancela el servicio? No, usted recorta sin importarle el impacto que tenga en la economía. El Gobierno tiene que tomar medidas.No obstante, también se trabaja con un task force económico para enderezar un poco la cosa y que el impacto negativo sea menor.

El que le diga a usted que se deje de pagar la deuda es un soberano disparater­o e ignorante. No pagar la deuda es cerrarnos a los mercados de bonos. Es como si usted dejara de pagar su deuda con el banco, la AEE, la AAA, y pretendier­a que le siguieran dando luz y agua. Así de disparatad­a es la idea. Sí, siempre vamos a necesitar préstamos, pero tenemos que ponernos en condicione­s para así hacerlo: controlar gastos y despuntar la economía. Si no lo hacemos, nos hundiremos. Es insostenib­le gastar más de lo que se ingresa. Hay agencias que no son tan necesarias. Sigue habiendo duplicidad de funciones en el Gobierno. Empecemos a mirar más alianzas público-privadas en distintos renglones del Gobierno.

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