Orgulloso de volver a dar vida a John Wick
Wick. “Ser parte de The Matrix durante tanto tiempo influyó en nuestras vidas y en quiénes somos. Y eso se aprecia en estas películas”, añadió. En John Wick: Chapter 2, que estrena hoy en Puerto Rico, el legendario sicario regresa de su retiro debido a la amenaza de uno de sus antiguos socios, que planea hacerse con el control de un gremio de asesinos y que ha puesto precio a la cabeza del protagonista, en busca y captura por todo un ejército de criminales. “Con la primera parte creamos algo realmente atractivo y la gente me pedía constantemente que hiciéramos otra”, admitió el actor, orgulloso de la violencia estilizada del filme, repleto de tomas largas muy coreografiadas, sin apenas cortes en la acción y con peleas impactantes. “A John le dan palizas muy serias. Le tiran por las ventanas, le atropellan, le disparan... Supongo que es parte de su encanto. Nada le detiene y sigue luchando. Tiene ese deseo de seguir adelante. A pesar de estar cansado y magullado, se recupera rápido. Es una metáfora, intensificada y exagerada, de los retos diarios para cualquiera”, manifestó.
Reeves, que cita a John Wick como uno de los papeles de los que más se enorgullece en su carrera, no les hace ascos a las similitudes que muchos ven con Liam Neeson y su sorprendente destreza como figura de acción madura en cintas como la saga Taken.
Pero cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Reeves, al contrario que su personaje, disfruta las pequeñas cosas de la vida: “Mi idea de la felicidad es una buena comida, un buen vino y montar en moto por Sunset Boulevard”.
No es un discurso extraño para alguien que vivió en hoteles y caravanas hasta 2008, cuando compró su primera casa.
Nacido en Beirut y criado en Canadá, a los 20 años se subió a su primer coche —un Volvo 122 de 1969— y condujo desde Toronto hasta Los Ángeles en busca de una oportunidad como actor.