Metro Puerto Rico

De espías rusos a discrimen laboral

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mismo año, en septiembre, demandó a Fiscalía Federal. Ha tomado tres años que el caso llegue a juicio.

Mientras las personas esperaban por que comenzara la selección de jurado, el último banquillo de la sala, a su lado izquierdo, olía a rosas. Luego de hablar del huracán María, el inventario de latas de sardinas y salchichas, la importanci­a de siempre tener una estufita y cómo se aprende a ver en la oscuridad, una señora le preguntó a otra lo que se preguntaba­n muchos allí: “¿Cuánto tardará esto?”

Poco después del mediodía, quedaron como jurado cuatro mujeres y cuatro hombres que verían el juicio que dio comienzo ese mismo lunes en la tarde. Se espera que el proceso judicial dure, por lo menos, dos semanas, según anticipó Joseph Laplante, el juez a cargo del caso, que viene del distrito de New Hampshire.

Desde un café al cruzar la calle del edificio federal en el Viejo San Juan, la jefa interina de los fiscales en Puerto Rico esperaba sola por sus abogados. Durante el almuerzo, antes de dar comienzo el juicio, y luego de casi dos horas de espera, Rodríguez Vélez conversó brevemente con su equipo de abogados. Terminó su comida y se dirigió al quinto piso del Tribunal Federal. Allí, parada en el pasillo, aguardó có que no pide una orden de mordaza, pero sí que las partes ni los abogados hagan expresione­s a la prensa durante el transcurso del juicio. Luego de aclarar que no estaría emitiendo una orden de mordaza, el juez expresó que aunque no prohíbe los comentario­s a la prensa, tampoco los recomienda.

El jurado hizo su entrada a eso de las 2:45 de la tarde. Recibieron las instruccio­nes iniciales del juez. Laplante enfatizó en que el objetivo es determinar si Reyes Caparrós realizó acciones protegidas por ley y, a causa de ello, fue objeto de represalia­s en el trabajo por parte de sus superiores.

La abogada del demandante, Bamily López, sostuvo en su turno inicial que la vida de Reyes Caparrós “cambió completame­nte” a finales de 2012, luego de facilitar un chaleco antibalas a Idalia Mestey Borges, una ex agente federal que, alegadamen­te, fue objeto en ese momento de amenazas. El demandante alega que sus supervisor­es no vieron con buenos ojos esta decisión, debido a que Mestey Borges —quien testificó en el primer día de juicio— tenía en curso una querella en contra de la Oficina de Fiscales ante la Comisión para la Igualdad de Oportunida­des en el Empleo.

Luego de este incidente, Reyes Caparrós sufrió un patrón de represalia­s que incluyeron la remoción de su puesto gerencial, traslados de oficinas, investigac­iones, regaños, vigilancia, labores destinadas al fracaso y, finalmente, su renuncia a causa de estas condicione­s laborales, según López. Otros dos testigos en el caso, Carmen Márquez y Nelson Pérez, también tienen querellas similares en contra de la Oficina de Fiscalía Federal por ambiente hostil en el trabajo.

“Aquí, en este caso, Rosa Emilia no es la jefa de Fiscalía Federal; Rosa Emilia es la persona a cargo de esta oficina”, manifestó la abogada del demandante, al hacer hincapié que se trata de una acción de discrimen laboral.

Por su parte, los abogados de Fiscalía Federal pidieron comenzar su turno inicial presentand­o al jurado a Rosa Emilia Rodríguez Vélez, quien había hecho su entrada a la sala y era la única otra persona sentada en la audiencia.

La defensa de Reyes Caparrós no objetó, el juez tampoco y así las cosas, el jurado conoció a la jefa de los fiscales federales en Puerto Rico, mientras Rodríguez Vélez los miraba de pie desde la audiencia.

Este reportaje se publica en gracias a una alianza con el Centro de Periodismo Investigat­ivo. Puede acceder su versión original en www. periodismo­investigat­ivo.com

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