Trump planteó invasión de EE. UU. a Venezuela
lombiano Juan Manuel Santos, dijo el funcionario. Dos altos cargos colombianos confirmaron la información, hablando bajo la condición de anonimato para evitar contrariar a Trump.
Y en septiembre, durante la Asamblea General de la ONU, Trump volvió más extensamente sobre el tema en una cena privada con Santos y otros tres aliados latinoamericanos, dijeron las mismas tres fuentes e informó la revista por internet Politico en febrero.
Según el funcionario estadounidense, se le dijo específicamente a Trump que no hablara del asunto, el cual tendría una mala repercusión, pero lo primero que dijo el presidente durante la cena fue: “Mi personal me dijo que no hablara de esto”. A continuación, preguntó a cada presidente si estaba seguro de que no quería una solución militar, dijo el funcionario, y añadió que cada uno respondió a Trump claramente que estaba seguro.
Finalmente, McMaster explicaría al presidente en una conversación a solas cuáles eran los peligros de una invasión.
En conjunto, estas conversaciones de trastienda, de las que no se había informado previamente en detalle y en toda su extensión, revelan cómo la crisis económica y política venezolana ha recibido una atención en la cima que hubiera sido inconcebible durante la presidencia de Barack Obama. Pero según sus detractores, pone de manifiesto cómo la política exterior de “Estados Uni- dos primero” a veces puede parecer directamente temeraria y dar argumentos a los enemigos del país.
La Casa Blanca se negó a hacer declaraciones sobre las conversaciones privadas. Pero un vocero del Consejo de Seguridad Nacional reiteró que Estados Unidos estudiará todas las opciones a su disposición para ayudar a restaurar la democracia y llevar la estabilidad a Venezuela. Bajo la conducción de Trump, Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea han aplicado sanciones a decenas de altos funcionarios venezolanos, incluyendo a Maduro, a los que acusan de corrupción, narco- tráfico y violaciones de los derechos humanos. Washington ha aportado más de $30 millones a los vecinos de Venezuela para ayudarlos a absorber más de un millón de migrantes que han huido del país.
Para Maduro, que denuncia desde hace tiempo que Estados Unidos tiene planes militares para apoderarse de Venezuela y sus enormes reservas petroleras, las declaraciones belicosas de Trump le permitieron recuperar, aunque por poco tiempo, algo de la popularidad perdida justamente cuando se le culpaba de la escasez de alimentos y la hiperinflación. Pocos días después de las declaraciones del presidente sobre la opción militar, Maduro envió a sus leales a las calles de Caracas para condenar la beligerancia del “emperador” Trump, ordenó ejercicios militares en todo el país y amenazó con la cárcel a los opositores que, según él, conspiraban con Washington para derrocarlo.
Hasta los aliados más acérrimos de Estados Unidos se vieron obligados a apoyar con renuencia a Maduro contra las palabras beligerantes de Trump. Santos, un firme partidario de los intentos estadounidenses de aislar a Maduro, dijo que una invasión no sería apoyada en la región. La alianza aduanera Mercosur, que incluye a Brasil y Argentina, dijo en un comunicado que “los únicos instrumentos aceptables para la promoción de la democracia son el diálogo y la diplomacia”, y que repudiaba cualquier opción que implicara el uso de la fuerza.