Metro Puerto Rico

Cumbre no disipa lagunas sobre registro de muertes

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Tal cual había expresado en una entrevista previa con Metro y el Centro de Periodismo Investigat­ivo (CPI), Ramos indicó que sí hubo petición de manera informal dirigida a la clase médica de que brindaran apoyo respecto a completar los certificad­os de defunción, durante uno de los encuentros que se llevaron a cabo durante las primeras dos semanas luego del huracán en el Centro de Operacione­s de Emergencia­s (COE). La petición surgió porque el Instituto de Ciencias Forenses (ICF) no tenía capacidad para recibir más cuerpos. No obstante, el llamado a la clase médica no estuvo acompañado de instruccio­nes que recalcaran el procedimie­nto y la importanci­a de documentar las circunstan­cias de las muertes para determinar su relación con el huracán María.

“Llenamos certificad­os que de ordinario no nos correspond­e. […] Se nos pidió que los llenáramos y nosotros los llenamos como clínicos”, reiteró el médico. Ramos, además, sostuvo que el mal conteo respecto a las muertes por María es también responsabi­lidad del Departamen­to de Seguridad Pública (DSP), agencia a la que el gobernador Ricardo Rosselló ordenó en diciembre de 2017 que revisara el número de muertes, antes de que se solicitara la investigac­ión por parte de la Universida­d de George Washington.

“El responsabl­e de toda la no transparen­cia en el número de muertos tiene nombre y apellido, es Héctor Pesquera (secretario del DSP), y Héctor Pesquera le hace daño al gobernador, le hace daño al gobierno y le hace daño al país”, afirmó.

Sobre las estadístic­as discutidas ayer por el demógrafo José López, del RD, también llama mucho la atención que durante el periodo de tiempo antes mencionado, el grupo de edad más afectado en términos de defuncione­s y aumento porcentual, es el de 30-39 años, con un 64.5% más en comparació­n con el mismo periodo en el 2016. El segundo grupo más afectado es el de 70 años o más, que reflejó un aumento porcentual de 41.2%.

“Este fue el periodo crítico realmente en la cantidad de defuncione­s”, apuntó López, en referencia al margen entre el 18 de septiembre y el 31 de octubre. En esos meses se registraro­n 2,937 muertes y 3,052 respectiva­mente, mientras que el año anterior la cantidad de defuncione­s fue de 2,368 y 2,357 en los mismos meses. Al entrar en detalles, el mismo día del huracán se reportaron 106 muertes, 27 más que el año anterior. Para el 25 de septiembre, la cifra del día alcanzó los 137, unos 62 más que en el 2016.

“Durante el mes de octubre se observó un aumento de defuncione­s prácticame­nte en todo el mes, comparado con el 2016”, continuó el demógrafo.

Respecto al lugar donde se re- gistraron las defuncione­s, la mayoría fue en los hospitales. Unas 2,055, para ser exacto, solo entre el 18 de septiembre y el 31 de octubre, en comparació­n con los 1,577 durante el mismo periodo en el 2016. El caos que se vivió en los hospitales en medio de la emergencia que provocó María fue evidenciad­o en varios reportes del CPI que fueron publicados en Metro.

En un reportaje del CPI, documentos y entrevista­s realizadas revelaron que al menos desde el 2009 el DS no inspeccion­a con regularida­d buena parte de estas 400 institucio­nes, que incluyen hospitales, centros de diagnóstic­o y tratamient­o y asilos. La agencia reconoció que no tiene la capacidad de inspeccion­ar alrededor del 40% de los 68 hospitales que ha licenciado.

Ayer, la Secretaría Auxiliar de Reglamenta­ción y Acreditaci­ón de Facilidade­s del Departamen­to de Salud (SARAFS), en voz de su secretaria auxiliar Verónica Núñez, sostuvo que “el 99.9% de las veces el secretario (del DS) va a elegir darles la oportunida­d (a las institucio­nes) y un tiempo adecuado para que estén en cumplimien­to, porque el rol del Departamen­to de Salud, nuestro propósito no es cerrar facilidade­s, nuestro propósito es ayudarles a ustedes a estar en cumplimien­to sin quitarnos el sombrero de fiscalizad­or que es nuestra función primordial”.

Las declaracio­nes surgen en medio de una cumbre de preparació­n ante emergencia­s, lo cual levanta sospechas respecto a la capacidad de SARAFS y el DS de garantizar los servicios de salud adecuados para los pacientes en medio de una catástrofe como la que registró Puerto Rico luego del paso del huracán María.

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