Metro Puerto Rico

Redescubre la Ciudad Señorial

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cante chapuzón, en este islote de tres cuerdas de extensión, se pueden recorrer las veredas y visitar un antiguo faro construido de mamposterí­a, ladrillo y caoba por españoles en 1889. El foco de interés es la monoestral­lada que ondea en el tope.

Los visitantes también pueden subir las escaleras, de 44 escalones, para disfrutar de la incomparab­le vista de la costa ponceña.

Curiosamen­te, las marejadas ciclónicas a consecuenc­ia del huracán María, reconfigur­aron la arena, por lo que ahora la islita es más ancha que larga.

A Cardona se llega en embarcació­n privada o a través de excursioni­stas autorizado­s que ofrecen los servicios de traslado desde La Guancha, y alquilan equipos para snorkeling, buceo o kayak.

Con el mar de fondo y su entorno, rodeada con diversas especies de fauna y flora, como la uva playera y árboles de quenepa, se confabulan para enmarcar los visuales que nos roban el aliento.

“Como es una isla pequeña, no queremos abarrotarl­a, y por eso tratamos de traer a un número determinad­o de personas (entre 40 a 49 personas máximo) para que la gente esté cómoda”, explicó Rafael “Rafi” Vega de Water Land Adventure P. R., compañía con especial énfasis en preservar el medio ambiente.

Los bañistas pueden llevar sus sillas de playa, sombrillas, neveras portátiles y comestible­s, con el compromiso de recoger la basura y entregarla antes de salir, esto para garantizar y preservar la conservaci­ón de la isla.

Por otro lado, en el barrio San Patricio, se ubica La Mocha, una antigua hacienda cafetalera de finales del siglo XIX y principios del XX, donde aún permanece la maquinaria de la época que se utilizaba para procesar el café.

La encantador­a propiedad de Magda Nieves Rivera y su esposo Rigoberto Ramos González, certificad­a por el Programa de Agroturism­o de la Compañía de Turismo, que también fue una escuela, hoy día es un “guesthouse verde”, con ocho habitacion­es, cada una con baño privado y balcón.

Fascinados con la estructura de más de cien años de construcci­ón, los dueños se dieron a la tarea de preservar estas ruinas y reconstrui­r la antigua casona para el deleite de los visitantes.

Lo más especial de esta joya en La Perla del Sur —desde donde se observa el cerro Punta, Santa Isabel, Juana Díaz y Jayuya— es que habitan más de 25 especies de mariposas en su ambiente natural, así como 17 aves endémicas de Puerto Rico, tales como el pájaro bobo, la reina mora, el jilguero, la calandria y el zumbador, entre otros, según datos proporcion­ados por José “Pepe” González, ornitólogo oficial de La Mocha, y quien ofrece charlas y recorridos para el disfrute de los invitados.

De hecho, los dormitorio­s tienen nombres de aves y cada uno fue cuidadosam­ente decorado con artículos reciclados o de segunda mano.

“Es algo bien especial que los visitantes tengan la experienci­a de que una familia te reciba en su hacienda y que te puedas tomar una taza de café, hacer un recorrido por la hacienda y compartir. Hacer turismo interno es una experienci­a enriqueced­ora con todo lo que tenemos en el país. Puerto Rico tiene una combinació­n espectacul­ar de diferentes atractivos turísticos, como el turismo náutico, de aventura, ecológico, playa y gastronomí­a, entre otros”, destacó José Alberto Reyes Feliciano, director auxiliar de la Compañía de Turismo en la región Porta Caribe.

En la finca, que combina la ecología, también se ofrecen recorridos agroturíst­icos para conocer sobre la historia de la industria cafetalera en la isla y el proceso de elaboració­n del café, a cargo de Kedie Torres, administra­dor de la finca, caficultor y catador certificad­o de la Specialty Coffee Associatio­n of America (SCAA).

“Esto es un lugar para que las personas disfruten de la tranquilid­ad del campo y de todo lo que tenemos para ofrecer. Las estadías, disponible­s de viernes a domingo, incluyen desayuno, pero tenemos un restaurant­e abierto para almuerzos y cenas”, detalló Nieves Rivera.

Entretanto, en el restaurant­e, los comensales pueden degustar carne frita con arroz mampostead­o y tostones, entre otras delicias de la cocina criolla.

Si busca opciones para hacer turismo interno, le exhortamos a disfrutar de estos y otros atractivos ecoturísti­cos, que guardan una relación armoniosa, consciente y responsabl­e con el medioambie­nte. ¡Disfrutará de experienci­as únicas!

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