Razones para consumir hierro en el embarazo
Durante el primer trimestre de gestación, tu cuerpo requiere 12 miligramos de hierro al día.
El hierro es un mineral imprescindible para todo organismo. El doctor José Florencio Jiménez, experto en materia de fertilidad, describió tres beneficios del hierro. “Es esencial en la fabricación de la hemoglobina, que distribuye oxígeno a las células, además de que lo necesitas para nutrir el crecimiento de tu bebé y la placenta, así como para mantener activo tu sistema inmunitario”.
Durante el primer trimestre del embarazo, tu cuerpo requiere 12 miligramos de hierro al día, según el especialista. Y las necesidades del mineral aumentan a 30 miligramos a partir del cuarto mes. Por tal motivo, posiblemente, se produzca un consumo extra, indicado por tu ginecólogo. Incluso, es recomendable continuarlo hasta tres meses después de dar a luz.
Según la Organización Mundial de la Salud, más del 40 % de las embarazadas sufren anemia, enfermedad relacionada con la deficiencia de hierro.
Cuando consumes las cantidades necesarias de este mineral, la fabricación de glóbulos rojos aumenta, situación que beneficia a la madre, pues la cantidad de sangre que viaja por su cuerpo durante el embarazo puede elevarse hasta un 50 % de lo normal.
El crecimiento de tu bebé y la placenta están guiados por la cantidad de hierro que consume, muy especialmente en el segundo y tercer trimestre de la gestación, periodos en los que se deberá reforzar la alimentación de la madre.
Es poco usual que las mujeres se preocupen por consumirlo antes de quedar embarazadas. Debido a esto, al momento de estarlo requieren reponer lo que nunca ingirieron. La OMS asegura que, si se desea quedar embarazada, se deberá reforzar el consumo si se quiere quedar en cinta.
Cuando se consumen las cantidades adecuadas de hierro se disminuyen los riesgos de partos prematuros. La falta de este mineral puede producir anemia, lo que se traduce en bebés de bajo peso al nacer y un aumento en la mortalidad infantil. El acné de adulto afecta al 50 % de las mujeres, y a diferencia del que aparece en la adolescencia, se da en la parte baja del rostro (nariz, quijada y barbilla). De acuerdo con Ana Cecilia Arias, especialista en dermatología, estos brotes son conocidos como el acné de inicio en edad adulta o acné tardío. La especialista afirmó que en esta etapa se suele recurrir a los tratamientos que se utilizaron en la adolescencia y que estos pueden empeorar las lesiones en la edad adulta. El esmog que produce toda un ciudad tiene un gran impacto en tu rostro. Si le sumas todos los gases y polvos que están en el ambiente y los rayos ultravioleta, la piel sufre de cambios graves y puede provocar acné y manchas en la piel.
Algunos medicamentos pueden provocarte efectos secundarios y uno de los más comunes es el acné, debido a
Actualmente, existen muchas marcas de cosméticos. Hacer la elección incorrecta puede perjudicarte al grado de tener acné o, incluso, un hongo facial, por ello debes ser más cuidadosa y leer los ingredientes que contiene el maquillaje, ya que tendrá contacto directo con tu piel.
Una incorrecta rutina de limpieza facial hará que tu cara produzca más sebo y así pro- piciar la apariencia de granos. Usar jabones que lastimen tu rostro o que no sean específicamente para tu tipo de piel, toallitas o algodones sucios, no lavar tu cara, entre otras cosas, propician la aparición de acné.
Seas fumadora activa o pasiva, las toxinas que el cigarro contiene se van directamente a tu rostro, y se quedan ahí, tapando los poros e impidiendo que tu piel respire como debe ser. Es similar a ponerte una mascarilla de humo todo el tiempo. Por ello es agresivo con tu cara y puede propiciar la apariencia de sebo.