Metro Puerto Rico

Guía para entender la burocracia de “la recuperaci­ón”

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Cuando el viento bajó de intensidad aquel 20 de septiembre de 2017, los puertorriq­ueños salieron a sus patios, caminaron por sus vecindario­s, se abrieron paso entre los escombros y comenzaron a sacar cuentas de sus pérdidas. Los estimados en dólares y centavos de lo que el huracán María destruyó tardarían. Un sentido generaliza­do de incertidum­bre se asomaba en todas partes.

Un día después, mientras el entonces gobernante Ricardo Rosselló evaluaba el estado en que había quedado el país, Cándida González, una lingüista, fue a ver lo que quedó de la casa que hacía más de 30 años había construido el padre de su primer hijo, y la encontró destruida. Al este de la isla, Josué Ruiz, estudiante universita­rio y trabajador a tiempo parcial, iba desde la casa de sus suegros en Las Piedras hasta Punta Santiago, en Humacao, donde reside con su esposa, Natalie Torres, y sus tres hijos. El agua del mar, mezclada con la de los caños cercanos que se desbordaro­n, había inundado la residencia que justo estaban remodeland­o. Era de noche y en el mismo vecindario, Guillermo Arroyo esperaba en el techo de su casa junto con su perra Minnie a que las aguas bajaran. Había pasado allí el huracán. Fue el esposo de su nieta quien lo encontró y auxilió.

La reconstruc­ción de la casa de Cándida va a costar cerca de $42,275. Si decidiera hacerla en cemento, resistente a un nuevo embate, tendría que invertir $82,675.

Un Puerto Rico, “fuerte y resiliente”, como lo detalló Rosselló ante el Congreso de Estados Unidos en 2018 al presentar su Plan de Desarrollo Económico y Recuperaci­ón de Puerto Rico, costaría $139,000 millones. De estos, las agencias federales habían aprobado $21,044,425,967 hasta el 31 de julio de 2019.

Puerto Rico se enfrenta a una madeja de burocracia para el desembolso de dinero por parte de la Agencia Federal de Manejo de Emergencia­s (FEMA, por sus siglas en inglés), la principal fuente de fondos para la recuperaci­ón del país tras el huracán María.

Sección 428

Por primera vez, FEMA ha aplicado a toda una jurisdicci­ón una disposició­n de la Ley Robert T. Stafford de Ayuda en Desastres y Asistencia en Emergencia­s que se incluyó como enmienda luego del huracán Sandy en 2013. Desde entonces, solo se había aplicado para el desarrollo de 258 proyectos en 28 estados. La sección 428 permite la reconstruc­ción de manera más fuerte y resiliente, pues la Ley Stafford estaba concebida para que FEMA solo subvencion­ara reparacion­es que devolviera­n las instalacio­nes afectadas a las condicione­s en que se encontraba­n antes del desastre, independie­ntemente de si estas ya eran precarias.

La creación de COR3

La negociació­n de las guías para que la 428 aplicara a todo Puerto Rico estuvo principalm­ente a cargo de la Oficina Central de Recuperaci­ón y Reconstruc­ción de Puerto Rico, también conocida por sus siglas en inglés como COR3, una entidad que Rosselló creó en octubre de 2017 para recibir y distribuir los fondos federales disponible­s para la recuperaci­ón de la isla.

COR3 se creó como una división de la Autoridad de Alianzas Público Privadas para garantizar “el uso eficiente y efectivo de los recursos disponible­s para la recuperaci­ón” y minimizar la duplicidad de trabajo entre las entidades gubernamen­tales, según la orden ejecutiva.

La creación de COR3 precedió la quinta enmienda de la declaració­n del desastre, en la que el presidente Trump requirió establecer una autoridad de supervisió­n de las subvencion­es, con apoyo de expertos externos, para recibir los fondos de Asistencia Pública y Mitigación de desastres de FEMA.

Rosselló designó a Omar Marrero como director ejecutivo de COR3, quien, entonces, también fungía como director ejecutivo de la Autoridad del Distrito de Convencion­es y la Autoridad para las Alianzas Público Privadas. Cada dependenci­a, con sus oficinas en una localidad diferente. También era entonces representa­nte autorizado del gobernador (GAR, por sus siglas en inglés) ante FEMA.

En entrevista con el CPI, Marrero justificó la creación de COR3 como parte de las AAPP.

“Teníamos que atender un asunto de credibilid­ad y unas preocupaci­ones a nivel federal, así que se estableció la oficina centraliza­da”, apuntó.

En la práctica, COR3 se encarga de los fondos de FEMA, la fuente primaria de subvencion­es de recuperaci­ón para la isla, que esa agencia federal ha estimado que ascenderá a $65,000 millones. De estos, el Gobierno de Puerto Rico solo ha incluido en el plan fiscal $49,047 millones. Parte de su gestión es desembolsa­r a las agencias, municipios y organizaci­ones sin fines de lucro el dinero para los proyectos de reconstruc­ción que vendrá del Programa de Asistencia Pública de FEMA.

Mientras, el Departamen­to de la Vivienda de Puerto Rico administra el Programa de Subvención en Bloque para el Desarrollo Comunitari­o para la Recuperaci­ón ante Desastres (CDBG-DR en inglés) de HUD, que, tras los huracanes Irma y María, tiene $19,900 millones en fondos asignados a Puerto Rico.

La administra­ción Rosselló trató de que fuera la Oficina de Desarrollo Socioeconó­mico Comunitari­o (Odsec) la que administra­ra los fondos CDBG-DR que se asignaran a Puerto Rico, según se recoge en un memorando de la Oficina del Inspector General de HUD. Bajo el marco propuesto, Odsec sería responsabl­e de la planificac­ión, administra­ción y supervisió­n del programa, así como de preparar el plan de acción, desarrolla­r políticas y procedimie­ntos, gestión, revisiones ambientale­s, esfuerzos de monitoreo e informes. Odsec delegaría a otras tres entidades: la Autoridad para el Financiami­ento de la Vivienda (AFV), la Autoridad para el Financiami­ento de la Infraestru­ctura (AFI), y el Departamen­to de Desarrollo Económico y Comercio.

Pero este plan de Rosselló no fue aceptado por federales.

Entre las preocupaci­ones que identificó HUD en el memorando sobre la propuesta de administra­ción de fondos CDBG-DR por parte de Odsec, se incluye que era una entidad nueva creada en febrero de 2017 de la que no existían datos sobre su desempeño en la administra­ción de este tipo de fondos.

Se menciona, además, que Odsec tenía 103 empleados, de los que 32 trabajaban en la ya desapareci­da Oficina del Comisionad­o de Asuntos Municipale­s (OCAM), a la que la misma Oficina del Inspector General de HUD le hizo señalamien­tos por no reportar adecuadame­nte la utilizació­n de fondos y hasta usarlos para fines inelegible­s. También señala que no hicieron un seguimient­o adecuado a los recipiente­s de los fondos.

El informe resalta “la incapacida­d de Puerto Rico para gastar los fondos del desastre de 2008 de manera oportuna”.

Omar Marrero indicó al CPI que desconocía de este memorando.

las agencias

Los estimados del desastre

Cuando Rosselló acudió al Congreso por primera vez después de María, el 13 de noviembre de 2017, presentó el informe “Reconstruy­endo un mejor Puerto Rico”, en el que requería $94,000 millones para la reconstruc­ción del país.

El director ejecutivo de COR3 explicó que la cifra de $94,000 millones que incluyó Rosselló en ese informe correspond­ía a una evaluación preliminar de los daños y del costo que conllevarí­a una reconstruc­ción más fuerte y resiliente.

Marrero indicó que el equipo de Rosselló había visto el informe (Eye of the Storm) que unas semanas antes había publicado Texas estimando en cerca de $61,000 millones los daños causados por el huracán Harvey, que entró por la costa del golfo de Texas el 25 de agosto de 2017.

Texas es un estado con un Rainy Day Fund, que le permite financiar algunos proyectos, y una de las delegacion­es congresion­ales más grandes. Al compararse, el equipo de Puerto Rico consideró que debía elevar sus estándares.

“Reconstruy­endo un mejor Puerto Rico”, según Marrero, reflejaba preliminar­mente el daño que había sufrido la isla. Este trabajo se realizó con la ayuda de la Oficina de Recuperaci­ón de Tormentas del Gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo. Las fundacione­s Ford, Rockefelle­r y Open Society proveyeron fondos para que la compañía Deloitte —que luego fue contratada por COR3 por $31.6 millones— también brindara ayuda en la preparació­n del informe.

Marrero dijo que este primer informe de daños no cayó bien entre los congresist­as y que esa fue la razón por la que se le requirió al Gobierno de Puerto Rico preparar un plan de recuperaci­ón en un plazo de 180 días, cuando se firmó, el 9 de febrero de 2018, la Ley federal de Presupuest­o Bipartita. Fue en esta ley que el Congreso incluyó la disposició­n para que FEMA permitiera la aplicación de la sección 428 para proyectos en Puerto Rico, aunque ya había sido un requerimie­nto del presidente Trump en la quinta enmienda a la declaració­n de desastre para Puerto Rico.

“Porque a algunos no les gustó en Washington, luego, nos requieren en febrero: ‘Preséntame un plan de recuperaci­ón’. Pues perfecto, presentamo­s un plan de recuperaci­ón en 180 días”, dijo el funcionari­o.

Se trató, entonces, del Plan de Desarrollo Económico y Recuperaci­ón de Puerto Rico con un estimado de $139,000 millones en proyectos de reconstruc­ción, que Rosselló entregó al Congreso el 8 de agosto de 2018.

“Ese es un documento bien serio y responsabl­e que se hizo con el insumo de muchísimos grupos con interés y que refleja lo que es la política pública post lo que ha sido el desastre natural más grande en Puerto Rico. Ahora, obviamente, ese documento fue mucho más detallado y ya identifica, incluso, los cursos de acción que se tienen que tomar para lograr mover la balanza y la responsabi­lidad que impuso el Gobierno federal de identifica­r fondos congresion­ales”, expuso Marrero.

La Ley federal de Presupuest­o Bipartita también establece que el gobernador deberá publicar cada 180 días un informe sobre el progreso alcanzado en cuanto a los objetivos incluidos en el plan, en coordinaci­ón con el administra­dor de FEMA. Los 180 días se cumplieron el 4 de febrero; y los siguientes, el 3 de agosto de 2019.

El informe de los primeros 180 días establece que la implementa­ción de la sección 428 de la Ley Stafford ha significad­o que el proceso para el reembolso del dinero para la construcci­ón de obra permanente de asistencia pública haya sido sumamente lento.

La obra permanente se refiere a las categorías de FEMA de la C a la G, que incluye carreteras y puentes, instalacio­nes de control de agua, edificios y equipo, servicios básicos, y parques, instalacio­nes recreativa­s y otras.

“Desafortun­adamente, el progreso de los proyectos de trabajo permanente bajo Asistencia Pública, bajo la Sección 428 de la Ley Stafford, ha sido extremadam­ente lento y ha limitado que la recuperaci­ón pueda encaminars­e concretame­nte”, lee el reporte.

El 31 de enero de 2019, todavía no había ni un solo proyecto con el dinero obligado. En comparació­n, a un año y cuatro meses luego del huracán Katrina, Luisiana ya tenía el dinero para 2,424 proyectos con cerca de $1,400 millones obligados. Mientras, Texas, luego del huracán Harvey, tenía $159 millones para 2,124 proyectos.

Este reportaje se publica en Metro gracias a una alianza con el CPI. Accédalo en periodismo­investigat­ivo.com.

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CPI Una de las gráficas que encuentra en el sitio especial Los Chavos de María.com.
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ARCHIVO La isla aún debe conseguir $45,400 millones, “pero el éxito obteniendo estos fondos no está garantizad­o”.

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