La Argentina, ante el posible retorno del kirchnerismo
Más de 33 millones de argentinos están en condiciones de votar el próximo domingo en las elecciones presidenciales
Todas las encuestas le asignan el triunfo en primera vuelta a la fórmula del peronista Frente de Todos, integrada por Alberto Fernández y Cristina Kirchner, contra el actual presidente Mauricio Macri, quien busca este domingo su reelección por otros cuatro años.
Para que un candidato presidencial se consagre ganador en la primera vuelta, deberá obtener más del 45 % de los votos afirmativos o bien el 40 % y una diferencia mayor de diez puntos sobre el segundo. Si se repitiese el resultado de las primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO) realizadas el 11 de agosto, Fernández obtendría la victoria sin necesidad de una segunda vuelta electoral entre las dos fórmulas más votadas. En esos comicios, el postulante de la coalición neokirchnerista alcanzó el 49,5 % de los votos afirmativos, mientras la alianza Juntos por el Cambio, liderada por Macri, solo logró el 32,9 %. Muy lejos estuvieron Roberto Lavagna, exministro de Economía de Néstor Kirchner (8,4 %); el izquierdista Nicolás del Caño (2,9 %); el líder antiabortista Juan José Gómez Centurión (2,7 %) y el liberal José Luis Espert (2,2 %).
El actual presidente se aferra a la ilusión de una remontada épica y encabezó, con la consigna “Sí se puede”, un multitudinario acto el sábado último alrededor del Obelisco de la capital federal, que según medios periodísticos reunió entre 320 mil y 500 mil asistentes. Fernández replicó que “la gente ve una plaza llena, pero llega a su casa y tiene una heladera vacía”.
Llegar al balotaje no solo implicaría para Macri mejorar su intención de voto hasta el 35 %, sino lograr que Fernández descienda a menos del 45 %. Para alcanzar ese objetivo, el laboratorio electoral macrista contempla un fuerte aumento de la participación electoral, que en las PASO fue del 76 %, y que ese mayor número de votantes se vuelque hacia el oficialismo. Para muchos analistas, sería un milagro electoral.
A un observador foráneo puede resultarle paradójico que la expresidenta Cristina Kirchner pueda volver al poder pese a estar procesada en 13 causas judiciales, mayoritariamente asociadas a escándalos de corrupción pública. Una segunda paradoja pasa por la extraña relación entre ella y su candidato presidencial. Fernández, abogado y profesor de Derecho Penal, de 60 años, fue jefe de Gabinete de Néstor Kirchner (20032007) y ocupó igual cargo durante dos años del gobierno de Cristina, del que se alejó por diferencias con la mandataria. Durante la segunda presidencia de ella, entre 2011 y 2015, fue uno de sus más tenaces críticos. “En Cristina Kirchner, la política es el arte de presentar en palabras la realidad que a ella le conviene”, dijo Fernández en enero de 2015. Un mes después, la acusó de haber mentido y de ser responsable de un acuerdo firmado entre su gobierno y el de Irán con la intención de encubrir a iraníes acusados de un atentado contra la entidad judía AMIA en 1994, en el que murieron 85 personas. Pese a eso, recompusieron sus vínculos, y Cristina ungió a Fernández como su candidato, hecho que posibilitó la unidad de un peronismo que, con la expresidenta al frente de la fórmula, se habría dividido. El posible regreso del kirchnerismo al poder con su líder acorralada en la Justicia puede explicarse mediante distintos sondeos de opinión pública. De acuerdo con un trabajo de Giacobbe & Asociados, la suma de los argentinos que acuerdan con que “durante el kirchnerismo no hubo corrupción” y con que “durante el kirchnerismo hubo corrupción, pero gobernaron mejor que Macri” alcanza el 51%. Jorge Giacobbe, director de esa consultora, afirma que, desde agosto hasta el 14 de octubre, la imagen positiva de Alberto Fernández creció casi diez puntos, hasta el 41,7 %, al tiempo que “cambió mucho la nube de palabras con que los votantes lo definen”: antes de las primarias, el término más usado para calificarlo era panqueque; tras su triunfo en esas elecciones, pasó a ser esperanza.
Las principales preocupaciones de la opinión pública explican también el mayor apoyo a Fernández que a Macri. Según la consultora Cliva