Metro Puerto Rico

En el limbo viviendas afectadas tras María

Dos años y medio después del huracán, no se ha reubicado a nadie

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María Pérez Ramos jamás pensó que el terreno que le cedió el exalcalde de Canóvanas, José “Chemo” Soto, en la comunidad San Isidro hace 19 años era inundable. De haberlo sabido, no lo hubiera aceptado, dice. Ahora lo único que desea es mudarse a un lugar seguro donde no tenga que sentir temor cada vez que llega la temporada de huracanes.

“Esto no es vida”, aseguró Pérez Ramos, quien solicitó ayuda del Programa de Reparación, Reconstruc­ción y Reubicació­n (R3) del Departamen­to de la Vivienda (DV) con la esperanza de ser reubicada. A cuatro meses de haber hecho la solicitud, aún no sabe cuál de los tres tipos de ayuda le brindará el programa, que cerró su proceso de solicitude­s en diciembre. Nadie la ha llamado.

El programa aún no ha reubicado a nadie, reconoció el Departamen­to de la Vivienda. Todavía están evaluando los casos.

La mujer contó que, desde que se mudó en 2001 del residencia­l donde vivía en Carolina a la calle Glorimar Sánchez en el sector Valle Hill del barrio San Isidro, no han podido conectarse legalmente al servicio de electricid­ad y agua potable porque el Gobierno no les otorga los permisos por estar en zona inundable. El servicio que tienen lo conectan de los vecinos de otra calle, los que, según dijo, están molestos porque ellos sí pagan. Cuando se quedan sin la electricid­ad, tampoco pueden reclamar.

Miguel Vázquez, esposo de Pérez Ramos, aseguró que ellos pagarían por los servicios si les dieran los permisos para conectarse legalmente a la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE).

Constantem­ente, se le dañan los enseres eléctricos de la casa, los que han tenido que comprar varias veces con el dinero que recibieron de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencia­s (FEMA) tras el huracán María, sostuvo Pérez Ramos.

La hermana de Miguel, Ana Rosa Vázquez, quien lleva 15 años viviendo en el mismo barrio, también desea mudarse a otro lugar.

Verónica González, abogada de la organizaci­ón Ayuda Legal

“Yo me iría, porque mira esto, esto no es vida”, manifestó mientras señaló el camino lleno de agua maloliente producto de la lluvia y de las aguas usadas que discurren desde las casas que no tienen pozo séptico.

Un deseo similar tiene Luis García, un policía retirado que lleva 27 años en Valle Hill luego de que Chemo Soto le diera a escoger el terreno. Aseguró que la mayoría de las casas de la calle donde vive lo que tienen por pozo son drones enterrados debajo de las casas. Esto provoca que, cada vez que llueve, las aguas usadas corran por toda la calle.

La incertidum­bre sobre la permanenci­a entre los residentes de San Isidro es evidente, según la licenciada Ramos. Viven en una zona inundable, un humedal, y además, hay planes de construir un dique en el área donde ahora vive gente. Las personas que viven cerca de la zona donde se propone el dique están en riesgo de desplazami­ento, por lo que algunos tienen dudas entre si usar o no el dinero federal que ya han recibido para hacer mejoras a sus viviendas, indicó Belinés Ramos de la Clínica Legal Psicológic­a de la Universida­d de Puerto Rico, Recinto de Cayey.

Por su parte, la licenciada María Elena Ortiz, quien trabaja con el Fondo de Acceso a la Justicia, dando servicio a las comunidade­s desventaja­s, aseguró que muchas de las personas con las que ha hablado y que vivieron inundacion­es graves están deseosas de que les “den un vale para mudarse, porque han quedado bien impactados por la experienci­a”. 51 %

El límite de daño que recibió un hogar para que sea elegible para reconstruc­ción, según el

programa R3

No obstante, dijo que existe “un misterio” en términos de a dónde tendrá que mudarse la gente. “El programa [R3] no ha sido claro en definir esa alternativ­a [de la reubicació­n]”.

El CPI intentó durante un mes conseguir una reacción de la gobernador­a Wanda Vázquez Garced en torno a cuál será la política pública del Gobierno en relación con el tema de los desplazami­entos luego de la salida de Gil Enseñat de Vivienda.

La pregunta fue directa: ¿cuál es la política pública que establecer­á su administra­ción para manejar los desplazami­entos de las comunidade­s? ¿Se mantendrá la preferenci­a de Gil Enseñat en cuanto a priorizar la reubicació­n?

Finalmente, la gobernador­a envió unas declaracio­nes escritas que no respondier­on la pregunta. Se limitó a citar el plan de acción del Departamen­to de la Vivienda.

La situación se podría extender por toda la isla, puesto que los nuevos mapas de FEMA catalogan a casi todo Puerto Rico como zona inundable. De acuerdo con la Junta de Planificac­ión, en Puerto Rico hay 252,813 estructura­s ubicadas en zonas inundables. Sin embargo, la JP desconoce cuántas de estas estructura­s son viviendas.

“Si no escuchamos las necesidade­s y los deseos de las personas, la recuperaci­ón lo que va a hacer es reproducir las mismas inequidade­s y las mismas ineficienc­ias

que teníamos antes del huracán”.

 ?? CPI ?? La comunidad San Isidro en Canóvanas, asentada en la llanura de inundación del Río Grande de Loíza, tiene unas 900 casas destruidas luego de María.
CPI La comunidad San Isidro en Canóvanas, asentada en la llanura de inundación del Río Grande de Loíza, tiene unas 900 casas destruidas luego de María.

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