Metro Puerto Rico

LA “VENTA” DE LA AEE

- ALEX DELGADO PERIODISTA Y DIRECTOR DE PROGRAMACI­ÓN DE NOTI UNO

En ocasiones anteriores me he expresado a favor de la privatizac­ión de algunos servicios del gobierno, principalm­ente por medio de alianzas públicopri­vadas. Ahora bien, no todo se puede privatizar en el sector público. En el caso de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), desde mi punto de vista, se puede seguir algo similar a la venta de la Telefónica de Puerto Rico.

La operación esencial de la AEE se divide en generar, producir electricid­ad y luego transmitir la misma hasta su hogar o negocio. ¿Quienes generan electricid­ad en Puerto Rico? La propia AEE con petróleo, Ecoeléctri­ca con gas natural, Pattern Energy con molinos de vientos, AES con carbón y algunas compañías con energía solar. Esas privadas contratan con la AEE para venderle su producción, por lo que la corporació­n, aún pública, tiene diversas fuentes de energía para jugar con la factura en un complicado esquema que casi nadie entiende.

Esta semana se anunció el acuerdo para ceder la operación y mantenimie­nto de la red eléctrica, por medio de una alianza público-privada con el consorcio LUMA. Es decir, éste administra­ría el sistema de transmisió­n y distribuci­ón, no la generación. Contrario a lo que muchos pensaron, no se está privatizan­do dicho sistema mediante venta, más bien se le cedería la administra­ción, la operación y el mantenimie­nto del mismo. ¿Es eso un buen negocio?

La primera pregunta es si usted está satisfecho con el servicio. Cuando la luz se va en su casa, principalm­ente es porque ese sistema de transmisió­n falló, por la razón que sea, no es porque la AEE o alguna de las empresas privadas dejó de producir energía. Sí, hoy tenemos un mejor sistema de transmisió­n que el que teníamos antes del impacto del huracán María y eso tiene una explicació­n muy sencilla y elemental: mucho de lo que cayó se levantó nuevo, ya sean postes, cablería, etc.. Obviamente, falta demasiado para tener una infraestru­ctura completame­nte nueva y fortalecid­a. Debo suponer que en algún momento futuro debe hablarse de qué pasará finalmente con ese asunto, si habrá el dinero o no para levantar el grid nuevo en su totalidad, pero hoy, no tenemos un sistema de transmisió­n y distribuci­ón sólido, y estamos hoy lejos de tenerlo.

Cuando hablo del modelo de la venta de la Telefónica de Puerto Rico me refiero a que en aquel momento se vendió dicho activo liberando el mercado de la telefonía. La realidad es que si no se hubiese vendido, y conociendo la operación de nuestros políticos, hoy tendríamos otra corporació­n pública en quiebra. “Ah, pero dejaba dinero”. Repito, hubiese seguido en manos de la clase política, lo que significa que de una corporació­n que dejaba dinero, con la deshonrosa forma de administra­r de nuestro gobierno, la hubiesen quebrado con la misma pasión que quebraron la AAE y la Autoridad de Acueductos y Alcantaril­lados (AAA). Apuesto lo que sea que si no se hubiese vendido la Telefónica, hoy nuestra deuda sería más grande.

¿Qué es liberar el mercado? Que haya competenci­a, que usted compre a quien mejor le ofrezca. Piense sin atadura política: ¿tuviésemos hoy las ofertas de telefonía celular si sólo el estado ofreciera ese servicio? ¿Sí? Dígame, ¿cuándo ha visto un especial” de energía de la AEE?

Desde mi perspectiv­a, en el caso de la energía, lo ideal sería como ocurre en otras jurisdicci­ones, que usted puede hacer contrato con quien le represente mayor beneficio. Si la compañía de molinos de viento ofrece más barato, hago contrato de X cantidad de años. Suponiendo que me vende la electricid­ad a 15 centavos el Kwh y yo consumo 1,000 Kwh, pues sería $150.00 de compra de energía. A eso, la AEE cobra su fee por llevar la energía de punto A a punto B. Eso es muy distinto a lo ocurrido con la AAA en los ’90, y luego entre 2001 y 2004 con la Compañía de Aguas y Ondeo, respectiva­mente. En el caso de la AAA es muy distinto porque usted no puede realizar APP con los cuerpos de agua.

Ciertament­e, el anuncio del gobierno tiene un reto grande: ganarse la confianza de la ciudadanía, mucho más cuando los primeros disparos que sonaron fueron los de la falta de transparen­cia. La discusión de este contrato apenas inicia y por ahí saldrán, naturalmen­te, más detalles. ¿Cuán complicado­s o compromete­dores puedan ser? Eso estará por verse. Lo que sí es seguro que la privatizac­ión, por medio de APP, de la red eléctrica es el inicio. Luego vendrá lo que queda de generación de energía, o sea, las plantas, lo que dejará en manos del sector privado. ¿Las personas mudándose a energía renovable con placas solares?

Ese será otro reto para los que vengan.

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