Metro Puerto Rico

Carrera que desespera: el arte de esperar por la vacuna

Crónica Una madrugada en el corazón de Hato Rey en búsqueda de la segunda dosis de la vacuna contra el COVID-19 Epígrafe “De noche, la clase alta conspira, ‘jaibol’ en la mano, tramando La clase media descansa, estropeada, la televisión mirando La clase b

-

la tarjeta.

Son las 6:57 a.m. y ya el sol se asoma… y consigo trajo una llovizna.

VI

7:00 a.m. Ya las primeras personas empiezan a estacionar­se frente al Coliseíto. No hay cartelera de boxeo ni juego de voleibol, pero cientos de personas aguardan su turno para ser vacunados por segunda vez.

Se estacionan y esperan a ser llamados antes de bajarse del carro.

VII

8:45 a.m. La valla está cerrada nuevamente justo a la entrada del estacionam­iento hacia el Bithorn.

Más o menos a esta hora —y casi siete horas después de haber llegado a hacer fila— Juan salió con su segunda inoculació­n, aliviado tras completar su vacunación, pero preocupado porque haya escuchado que la espera de madrugada no era necesaria.

Ante esto, el secretario del Departamen­to de Salud, Carlos Mellado, apuesta a que finalmente puedan tener una plataforma de turnos para prevenir la hilera de carros de madrugada y mitigar el desfase provocado por la utilizació­n de unas 7,000 vacunas asignadas a la segunda dosis para inocular a personas por primera vez. Asimismo, asegura que el Coliseíto cuenta con 350 vacunas diarias, pero que recibían llamadas para reubicar pacientes que no pudieron recibir la inoculació­n en el Pedrín Zorrilla.

“Una vez sea viable el sistema completo de turnos generados, que ya lo tenemos, pues eso se supone que ya no vuelva a pasar más nunca”, menciona el funcionari­o.

Al filo de las 9:00 a.m., los carros siguen llegando. Cuatro horas después, la fila alcanza el semáforo de la Roosevelt esquina con la Calle Constituci­ón. Ahora son 1.3 kilómetros de vehículos en espera.

Un hombre, que prefiere no revelar su nombre, menciona que llegó a las 5:30 a.m. “La fila llegaba hasta la Triple S en la Roosevelt”, dice.

Minutos más tarde, se dispara un aguacero. Pero en este juego de vida y muerte contra el coronaviru­s no se vale la suspensión por lluvia. Y esta vez, los gajes de la incertidum­bre son otros. Las calles no están vacías y ya no hay desconfian­za a la noche. La espera – de día o de noche – no acaba.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico