Mountain bikers Tres ciclistas combinan su pasión con trabajo voluntario para la conservación de varias veredas
Educación Los voluntarios favorecen una campaña de educación sobre la práctica del ciclismo desde la perspectiva ambiental
Zulymar Droz Guerrero Durante más de dos décadas, se ha desarrollado una cultura entre los ciudadanos que practican el ciclismo de montaña aficionado, con la iniciativa de proteger y mantener limpias las zonas naturales en las que practican el deporte como norte.
“Los mountain bikers no solamente somos ciclistas, sino que la mayoría también tenemos pasión por la conservación de la naturaleza”, expresó Antonio Guzmán, vigilante de Cerro Gordo MTB Trail.
Entre las labores que realizan los ciclistas y vigilantes de zonas naturales se encuentran el recogido de basura de las veredas y el mantenimiento de estas. Este diario dialogó con tres ciclistas aficionados que asumen dignamente estas responsabilidades: Antonio Guzmán en Vega Alta, Rafael Maldonado en Arecibo y Deborah Sáenz en Manatí.
Según Guzmán, hace 18 años la comunidad del ciclismo tomó la iniciativa de rehabilitar el área de Cerro Gordo, que “estaba abandonada” y “prácticamente era un vertedero clandestino”. Al mismo tiempo, crearon las veredas para ciclistas tras la aprobación de la Compañía de Parques Nacionales.
El ciclista también recordó que fueron los ciudadanos los que aportaron su tiempo y dinero para restablecer las veredas tras el paso de los huracanes Irma y María.
Sin embargo, el crecimiento que ha experimentado este deporte como escape recreacional durante la pandemia ha causado que muchas personas practiquen el mismo estando desinformados sobre el cuidado que deben tener con la naturaleza. Guzmán instó a las personas que han comenzado a practicar este deporte a informarse sobre las reglas que deben seguir, entre ellas el mantenerse en las veredas para proteger a los animales y plantas.
Por su parte, Rafael Maldonado ha realizado esta labor por 21 años en el Bosque Cambalache en Arecibo. Maldonado completa una ruta distinta diariamente para poder asegurarse de que la zona se mantenga limpia y sea segura para los ciclistas y animales que habitan en el bosque.
Maldonado hizo un llamado a los visitantes a disponer correctamente de sus mascarillas y botellas de agua, ya que desde el inicio de la pandemia ha encontrado una “gran cantidad” de mascarillas en las veredas.
Mientras tanto, durante los últimos seis años en Los Tubos MTB Trail en Manatí, Deborah Sáenz se ha dado la tarea de darle mantenimiento a las áreas de niños, adultos y salto.
“Usamos rastrillos, usamos la motosierra, blower, todas las herramientas que necesite el trail en el monte, pues le damos seguimiento todos los días”, arguyó.
Sáenz resaltó que las personas que visitan el área han “entendido bastante” y han mantenido la pista libre de basura.
Maldonado y Guzmán coincidieron en que es necesario que el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) oriente a los ciudadanos sobre cómo practicar el ciclismo de montaña sin afectar la naturaleza.
De igual forma, los tres entrevistados concordaron en que comprenden las limitaciones económicas que enfrenta el DRNA, por lo que realizan su labor de forma voluntaria y la costean con fondos privados.
Otros municipios en los que la comunidad del ciclismo ha tomado esta iniciativa son: Salinas, San Juan, Hatillo, Aguadilla, Moca, Cidra, Corozal, Rincón, Cabo Rojo, Lajas, Cayey, Guayama y Fajardo.
Antonio Guzmán