No es tiempo de traquetear con la Constitución
Hayqueponeroídoentierra. Desdeelverano de 2019, ciertos grupos en Puerto Rico viene dándose golpes en el pecho de haber logrado larenunciadeungobernadorytratándosede adscribirelcontrolylacapacidadderecreardichomomento. Lociertoesquelahistoriaenseñaquesucesoscomoeldelveranodel2019, no los controlan unos grupos específicos, ni monolíticos, sino que se dan convergencias de distintos sectores, incluyendo antagónicos entre sí, con el propósito de expresar una inconformidad, que, a la misma vez, tampoco es monolítica ni definida por un solo sector ideológico. En aquel momento trataron con todas sus fuerzas de arrimar las brasas de ese fuego a su deseo principal, abrir la constitucióndePuertoRicoparareescribirla. Nose lesdio,peronosehanrendido.
El eco de aquel tambor que reclamaba cambios estructurales fundamentales a nuestro sistema de gobierno, y la alegada necesidad de abrir a una asamblea constituyenteparareescribirnuestraconstituciónsiguen resonando. Resuenan desde aquellos lugares que buscan arrimar poder político a sus sectores, pues de otra manera no los tendrían, o lo seguirán perdiendo. Se quejan de que nuestra constitución es difícil de enmendar ya que se requiere de dos terceras partes para la aprobación de una propuesta de enmienda, permitiéndole a una minoría de 33% en cualquiera de las cámaras legislativas, bloquear cualquier propuesta de reforma constitucional.
Por otra parte, se quejan de que el proceso de enmienda constitucional descansa en su inicio exclusivamente en la legislatura y no permitelainiciativapopularparalareforma constitucional. Quisieran que con la mera recolección de firmas se pudiesen proponer enmiendas constitucionales y someterlas directamente a la ratificación del pueblo mediantereferéndum. Porotraparte,proponen procesos de revisión constitucional por medio de una Convención Constituyente a convocarse también por iniciativa popular y no legislativa. Alegan que estas opciones hacen más democrático nuestro sistema, haciéndolo uno mas estable, pues responde verdadera y directamente al pueblo.
No es tiempo de traquetear con nuestra Constitución. Puerto Rico no sufre de un problema constitucional, ni de una crisis constitucional.