Metro Puerto Rico

Lentitud gubernamen­tal ante un gas tóxico pone en riesgo $100 millones

Medioambie­nte. La EPA y la Junta de Control Fiscal advierten sobre inminentes sanciones federales si no hay un plan a tiempo para controlar el dióxido de azufre que emiten las centrales de la AEE.

- Eliván Martínez Mercado

Puerto Rico está ahora en contra del reloj. Esa es la advertenci­a de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y de la Junta de Control Fiscal, ante la lentitud del Gobierno para terminar un plan que controle las emisiones de un gas tóxico, el dióxido de azufre. En la isla lo emiten principalm­ente tres plantas de generación de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE).

El contaminan­te contribuye a la formación de lluvia ácida y afecta el sistema respirator­io, agravando condicione­s como el asma en niños y ancianos.

Si el Plan de Implementa­ción para controlar las emisiones de azufre no está listo y aprobado para el próximo 3 de junio, entrará en vigor una primera sanción que obligará a reducir a la mitad las emisiones de todo proyecto público o privado en las dos zonas de “no logro”, donde no se ha cumplido con los límites de dióxido de azufre. Una de esas zonas está ubicada en el norte, e incluye áreas de San Juan, Toa Baja, Cataño, Bayamón y Guaynabo, y otra los municipios sureños de Guayama y Salinas.

“Hay muchas empresas de manufactur­a que pueden verse afectadas por esos requisitos”, dijo Carmen Guerrero, directora de la división del Caribe de la EPA. Uno de los efectos sería la exigencia de reducir la generación de energía con cualquier combustibl­e fósil que contribuya a las emisiones de dióxido de azufre. La EPA no tiene la discreción de aplazar las sanciones en caso de que Puerto Rico no cumpla a tiempo, puesto que se trata de un mandato federal de la Ley de Aire Limpio, según Guerrero

Si el plan tampoco está listo para el 3 de diciembre de 2022, entrará en vigor una segunda sanción. El gobierno federal congelará el desembolso de más de $100 millones anuales en fondos federales para puentes y carreteras en las dos zonas de “no logro”, y la EPA asumirá las riendas en la creación del

Plan de Implementa­ción.

La Junta de

Control Fiscal, nombrada por el gobierno estadounid­ense para controlar las finanzas y para que Puerto Rico pague su deuda pública, le envió el 25 de marzo una carta a Omar Marrero, director ejecutivo de la Autoridad de Asesoría Financiera y Agencia Fiscal, con copia al gobernador Pedro Pierluisi y otros jefes de agencia, alertando sobre el riesgo de perder el dinero y pidiendo celeridad.

La Fortaleza envió las siguientes declaracio­nes escritas: “La Administra­ción [de Pierluisi] se encuentra comprometi­da con desarrolla­r y presentar a la EPA un Plan Estatal de Implementa­ción que sea consistent­e con la política pública de transforma­ción de nuestro sistema eléctrico. Como parte de ese proceso, funcionari­os de la Administra­ción han estado en constante comunicaci­ón con la EPA, entidad que ha brindado comentario­s a varios borradores compartido­s. Recienteme­nte, se recibió cierto insumo adicional de parte de la EPA, el cual será incorporad­o en el Plan, antes de ser sometido formalment­e ante dicha agencia. Estamos confiados en que las sanciones relacionad­as a los fondos para puentes y carreteras no entrarán en vigor, pues cumpliremo­s con las fechas establecid­as por EPA para evitar las mismas”.

La agencia que lidera el proceso de cumplimien­to ante la EPA por el Gobierno de Puerto Rico es el Departamen­to de Recursos Naturales y Ambientale­s (DRNA).

La Junta de Control Fiscal indicó en su carta que está “preocupada” por la posibilida­d de que el Gobierno incumpla con la fecha límite del 3 de junio. Señaló que las propuestas que barajaban la AEE y el DRNA para reducir las emisiones de dióxido de azufre van en contra del Plan Integrado de Recursos de la AEE, e incumplir con ese plan maestro constituye un problema legal.

Un ejemplo del incumplimi­ento es que la AEE propone convertir las unidades 7, 8, 9 y 10 de la Central de San Juan para que produzcan energía con gas natural, un proceso de construcci­ón que puede extenderse hasta el 2030. Pero el Plan Integrado de Recursos ordena todo lo contrario, que esas unidades se retiren de servicio y no que se transforme­n.

Además de crear el Plan de Implementa­ción, el DRNA tiene que enmendar su Reglamento para el Control de la Contaminac­ión Atmosféric­a. “Hacerlo conllevará tiempo”, según la Junta de Control Fiscal, anticipand­o la burocracia y los pasos que debe llevar a cabo el DRNA para cumplir con la Ley de Procedimie­nto Administra­tivo Uniforme.

El 28 de abril, la Junta de Control Fiscal solicitó a la secretaria interina del DRNA, Anaís Rodríguez Vega, que le enviara la versión final de las enmiendas al Reglamento para evaluarlas. El ente fiscal y el DRNA no respondier­on a preguntas del Centro de Periodismo Investigat­ivo (CPI) de si este documento ya había sido enviado.

La bomba de tiempo “se pudo haber evitado”, dice la EPA

La EPA estableció en el 2010 límites más rigurosos a las emisiones de dióxido de azufre, con un nuevo tope de 75 ppb (partes por mil millones) en periodos de una hora. La extinta Junta de Calidad Ambiental (JCA) no pudo supervisar el cumplimien­to porque no tenía la infraestru­ctura necesaria para monitorear la calidad del aire. En el 2016, la JCA le comunicó a la EPA que, a falta de dicha tecnología, usaría un sistema para calcular emisiones a base de proyeccion­es. Este arrojó que los principale­s emisores de dióxido de azufre en Puerto Rico son las centrales eléctricas de San Juan y Palo Seco, en el norte, y Aguirre en el sur.

dinero que ellos dan no da ni para cubrir un semestre”.

Según la directora, la aportación de la agencia es apenas el 27% de su presupuest­o. Aunque el estudianta­do de Vimenti aumentó a 126 en 2020, el Departamen­to asignó $3,241 por alumno, un aumento de $89 para cada uno en comparació­n a la asignación del año anterior.

Siguiendo esas proyeccion­es, la EPA designó en 2017 a San Juan, Guayama y Salinas como zonas de “no logro”. Esa designació­n requería que el DRNA, que estaba en proceso de absorber las funciones de la JCA, desarrolla­ra el Plan de Implementa­ción para octubre de 2019. El Gobierno de Puerto Rico falló con esa fecha, al igual que fallaron los estados de Indiana y Luisiana, y el territorio de Guam, según la EPA.

“Ahora en junio comienzan unas sanciones que quizás se pudieron haber evitado”, indicó Guerrero. “Hubo un tiempo de planificac­ión y de gestión que no se pudo aprovechar”, dijo. La funcionari­a dirigió el DRNA entre 2013 y 2016, antes de que se declararan las zonas de “no logro”. Guerrero mencionó que, en el caso de Puerto Rico, los cambios de secretario­s y de procesos administra­tivos impidieron que el

DRNA terminara el plan a tiempo, pero insistió en que la dirección de esa agencia es la que debe dar una explicació­n de por qué no está listo aún.

El DRNA anunció que el 11 de abril llevaría a cabo vistas públicas para adoptar el Plan de implementa­ción y enmendar el Reglamento. Pero sólo publicó el anuncio en el área de Calidad de Aire de su página web, y no en lugares visibles como la sección de vistas públicas o el área de noticias, o en las redes sociales de la agencia. Finalmente, en la vista sólo depuso la AEE, aunque la EPA y el Negociado de Energía sometieron comentario­s por escrito.

La secretaria del DRNA, Anaís Rodríguez Vega, dijo al CPI que la agencia aún está evaluando los comentario­s e incorporan­do las recomendac­iones que considera pertinente­s, y que espera entregar el plan antes de que entren las sanciones. Indicó, a cuestionam­ientos sobre la poca publicidad del proceso de vistas públicas, que la agencia hizo un anuncio en el diario Primera Hora el 11 de marzo, y que concedió 30 días para que la población sometiera su parecer al respecto, como se lo exige la Ley. Sostuvo que los huracanes Irma, María y los terremotos afectaron las labores para terminar el Plan de Implementa­ción. “El trabajo se retomó con fuerza por instruccio­nes del Gobernador Pierluisi en 2021, y estamos cumpliendo con las expectativ­as”, sostuvo Rodríguez.

Poca participac­ión

Lissie Avilés, líder ambiental de Cataño, una de las áreas afectadas por las emisiones del dióxido de azufre, se enteró de la vista pública cuando el CPI le llamó. No fue la única sorprendid­a.

“Observamos que la comunidad y los grupos ambientale­s a los que representa­mos no recibieron una copia de la notificaci­ón, a pesar de que han participad­o en múltiples procesos ante el DRNA y la antigua Junta de Calidad Ambiental”, indicó un equipo legal conformado por la organizaci­ón ecologista EarthJusti­ce y los abogados puertorriq­ueños Ruth Santiago y Pedro Saadé, en una carta al DRNA.

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