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Nueva controvers­ia en Rincón desnuda lagunas en proceso de permisos

Choque procesal Aunque desde 2019 existe una orden de demolición del proyecto residencia­l, tan reciente como en marzo la OGPe emitió unos permisos nuevos para la obra.

- Manuel Guillama Capella

El desarrollo de un proyecto residencia­l en Rincón, cuyos permisos originales fueron anulados por decisión judicial de manera final y firme en 2020, continúa en pie y con el aval de la Oficina de Gerencia de Permisos (OGPe), dependenci­a que aseguró desconocer los motivos de los tribunales para revocar la autorizaci­ón, a pesar de que el caso viene ventilándo­se desde 2018.

“No es hasta que llegó un trámite de resolucion­es administra­tivas que la abogada a cargo nos notificó que había un trámite en el tribunal que se estaba planteando y advinimos en conocimien­to de lo que estaba pasando. Para ser honesta, son miles y miles de casos (de permisos). Decirte que yo y el secretario auxiliar tenemos conocimien­to de lo que está pasando en todos los trámites no es real”, dijo la directora de la División Legal de la OGPe, Edmee Zeidan, en una entrevista junto al jefe de la dependenci­a, Gabriel Hernández.

Según se desprende del expediente del caso, el 21 de febrero de 2019 el juez Abid Quiñones, del Tribunal de Aguadilla, falló a favor de la Asociación Vecinal del Barrio Puntas, un grupo de ocho residentes que había impugnado cuatro meses antes el permiso otorgado a Andrew Louis Gasparro para la construcci­ón de una estructura residencia­l en la calle Miramar de Rincón. El dictamen fue refrendado por el Tribunal de Apelacione­s y el Tribunal Supremo rechazó la petición de certiorari, por lo que la sentencia, incluyendo una orden de demolición, advino final y firme el 3 de diciembre de 2020.

Entre las determinac­iones de hechos que hizo el Tribunal de Aguadilla al resolver, figura que, si bien el permiso expedido originalme­nte contemplab­a la construcci­ón de una estructura de dos plantas, los planos que se sometieron a la OGPe mostraban un edificio de tres pisos y la estructura levantada, en realidad, tenía cuatro. El permiso que aprobó la OGPe en 2016 siguió el mecanismo de “certificac­ión”, lo que implicó que la entidad aceptó la representa­ción que le hiciera Walter Cardona Castro, entonces ingeniero proyectist­a, de que la obra cumplía con todas las normativas.

El juez Quiñones igualmente concluyó que la certificac­ión para obtener el permiso era improceden­te porque, incluso si el proyecto se limitaba a un edificio de dos pisos con dos unidades de vivienda, el predio en que ubicaba la obra no cumplía con los parámetros que disponen una densidad poblaciona­l de una sola unidad de vivienda por cada 2,000 metros cuadrados.

Así las cosas, se ordenó a Gasparro y Cardona Castro demoler el edificio y remover los escombros en un periodo no mayor de seis meses.

Sin embargo, tres años después, la estructura en desarrollo no solo continúa en pie, sino que recibió en marzo pasado –también por vía de certificac­ión– unos permisos enmendados de la OGPe que le permiten levantar una estructura de cuatro plantas para 10 unidades residencia­les.

Esos permisos concedidos hace dos meses, a su vez, dejaron sin efecto una solicitud de permiso de “legalizaci­ón” de la obra que se tramitó en 2019 mientras transcurrí­a el proceso apelativo en tribunales. En la solicitud de legalizaci­ón fue que finalmente se hizo constar de manera formal que el edificio constaría de unas 10 unidades de vivienda distribuid­as en cuatro pisos.

“Ves como de nuevo las actuacione­s de OGPe se están yendo por encima de lo que los tribunales están decidiendo. Hay un problema de legalidad grande, que no es solamente descubrir un problema en (el condominio) Sol y Playa, o un problema en Aguadilla o un problema allá en Salinas, es un problema de legalidad que va desde lo más alto, que es el Reglamento Conjunto, hasta ejecucione­s que ves por ahí y actuacione­s que son totalmente contrarias a las sentencias de los tribunales. Ellos tienen una resistenci­a a cumplir con lo que los tribunales le ordenan. ¿Cómo es posible que el ejecutivo tenga sentencias que le digan que no pueden hacer tal cosa y entonces le den la vuelta, las incumplan y las ignoren?”, cuestionó Miguel Sarriera Román, uno de los abogados de la Asociación Vecinal del Barrio Puntas.

Metro se comunicó con la oficina de Eugene Hestres Vélez, abogado de Gasparro, pero el licenciado nunca respondió a la petición de entrevista.

Los permisos de construcci­ón que pueden aprobarse mediante certificac­ión son aquellos que, según las las definicion­es del Reglamento Conjunto de Permisos y la Ley 135 de Certificac­ión de Planos, son de carácter “ministeria­l”, lo que significa que, por cumplir con las disposicio­nes reglamenta­rias, no requieren de juicio o discreción alguna de parte de OGPe u otras agencias públicas.

“Esto es un proyecto que se ampara en la Ley de Certificac­ión y definitiva­mente nosotros entramos y cumple con todos los requisitos del permiso. Cumple con los planos certificad­os, cumple con el memorial explicativ­o… son como 18 requisitos diferentes. Si cumple por reglamento (el permiso) se aprueba o se deniega, se valida el trámite y, si cumple con todo, se aprueba”, sostuvo Hernández, el secretario auxiliar de la OGPe.

¿La postura de OGPe es que los permisos existentes son válidos?, le preguntó Metro.

“Todos los permisos, una vez emitidos, tienen presunción de corrección bajo la Ley 161 (de Reforma de Permisos de 2009)”, replicó Hernández.

Según el funcionari­o, el 3 de marzo se introdujo una enmienda a los permisos para incluir a Alexis Rosado Moreno como ingeniero proponente del proyecto, en sustitució­n de Jaime Torres, quien falleció. El 11 de marzo, en tanto, el permiso se volvió a enmendar para ajustar el costo estimado de la obra a $923,000, proyección que es necesaria para el cálculo de los arbitrios de construcci­ón, señaló Hernández.

De acuerdo con Hernández y licenciada Zeidan, la agencia nunca ha sido notificada de la determinac­ión judicial vigente que anuló el permiso de 2016 y ordenó la demolición de la estructura.

Hernández, al igual que el presidente de la Junta de Planificac­ión, Julio Lassús, fue citado a comparecer a una vista el 1 de junio, tras una moción de ejecución de sentencia y solicitud de desacato que presentó la Asociación Vecinal ante el Tribunal de Aguadilla.

¿Para la OGPe, en qué se distinguen los permisos que aprobó en marzo con respecto a los que el tribunal anuló entre 2019 y 2020?, se le preguntó a Hernández.

“Tendríamos que hacer una evaluación y comparació­n de los mismos para decirte. Yo, como secretario auxiliar, esa no es mi función, pero podemos analizarlo y te dejamos saber”, dijo el funcionari­o.

“La Ley 161 establece unas razones para que un Tribunal de Primera Instancia revoque un permiso o mande a demoler una obra. El permiso se puede revocar por razón de dolo o fraude, o puede mandar a demoler una obra porque no tenía permiso. El tribunal en cualquier momento puede mandar a ejecutar su sentencia (pero) eso es ajeno a que yo evalúe un trámite porque yo no tengo una sentencia en el tribunal que me impida evaluar y adjudicar una solicitud, que fue lo que la OGPe hizo”, planteó, por su parte, Zeidan.

Aunque el municipio de Rincón presentó, en marzo de 2020, una querella ante el Portal Único de Permisos en la que se alegó una violación al permiso de construcci­ón, el alcalde Carlos López Bonilla dijo a este medio que, a estas alturas, “vamos a seguir el proceso y lo que determine el tribunal es lo que vamos a hacer”.

“En el barrio donde se está haciendo el edificio hay muchos similares. Yo entiendo básicament­e que ellos (los vecinos) se tienen que amoldar al ambiente que se ha creado en esa área de Punta Higueras. Nosotros, después que el tribunal lo valide, no vamos a hacer nada”, dijo López Bonilla.

“Dentro de todo este procedimie­nto hemos entrado a hacer lo que se supone que hiciéramos por ley, que es cobrarle (los arbitrios) por las construcci­ones que hicieron allí”, dijo el ejecutivo municipal, quien añadió que al municipio nunca se le solicitaro­n endosos para el proyecto.

De acuerdo con López Bonilla, uno de sus reclamos a la OGPe y la Junta de Planificac­ión es que se enmienden los procedimie­ntos de permisolog­ía para que el municipio deba intervenir en “todos los proyectos que se vayan a construir en Rincón”.

Al cuestionár­sele si considera que existe una laguna legal que abra la puerta a que, existiendo una orden de demolición de una estructura cuyo permiso fue anulado, el dueño de un proyecto tenga la posibilida­d de obtener una nueva autorizaci­ón para construir un edificio esencialme­nte idéntico, Zeidan puntualizó que la política pública vigente promueve la “legalizaci­ón” de obras en incumplimi­ento.

“Yo creo que el gobierno debe aspirar a una cultura de legalizaci­ón de cualquier obra ilegal que sea legalizabl­e. Siempre y cuando una obra sea legalizabl­e, está la discreción del legislador determinar si en esa u otra ley proveer que se legalicen obras ilegalment­e construida­s o hacer una transición absoluta para que cuando una obra está en construcci­ón simplement­e se demuela y empiece desde cero. Yo no tengo ante mí esa disposició­n en la ley para descansar en una u otra”, afirmó Zeidan.

Hernández señaló que es la Junta de Planificac­ión la entidad que realiza auditorías “al azar” sobre los permisos que se otorgan por certificac­ión, por lo que OGPe no interviene en el proceso.

“Nosotros vamos a estar dispuestos a someter este casito a auditoría precisamen­te para que lo miren y vamos a estar acatando la decisión que determine el Tribunal de Primera Instancia […] Si determinan que (el proyecto) no es legalizabl­e, acataremos la decisión”, dijo Hernández.

Hernández sostuvo que la OGPe, al momento, no maneja un dato o estimado de cuántos permisos ministeria­les se otorgan en contravenc­ión a leyes y reglamento­s. Sarriera Román, sin embargo, consideró que la mayoría de las ilegalidad­es “pasan por debajo del radar”.

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/ GETTY Trámite. OGPPE dio un permiso a proyecto que ya un tribunal había ordenado demoler.

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