El dilema de los documentos clasificados
Abogado Estadista
El descubrimiento de documentos clasificados en las casas del presidente Biden y del exvicepresidente Mike Pence puede ofrecer una lección importante para la nación.
Desafortunadamente, no es la lección en la que se han enfocado los discursos de unos y otros en Washington, lanzando críticas sobre la dejadez e irresponsabilidad de cada cual. La realidad que ha revelado esta controversia de los documentos clasificados es que desde hace más de un par de décadas el gobierno ha clasificado demasiado y esto implica, inevitablemente, que los funcionarios a cargo de estos asuntos no pueden concentrarse en proteger la cantidad limitada de secretos que realmente necesitan atención.
Desde entonces, el problema no ha hecho más que crecer.
¿Cuán grande ha llegado a ser el problema? Bueno, en el 2017, los funcionarios tomaron
49 millones de decisiones de clasificación, ya sea en papel o, cada vez más, en medios electrónicos, según la Oficina de Supervisión de Seguridad de la Información del gobierno, que fue creada hace 45 años por el presidente Carter para establecer una política para la gestión del sistema de clasificación.
Ese fue el último estimado anual: el número ha crecido tanto que los funcionarios han dejado de intentar llevar cuenta.
¿Cuánto de eso realmente requiere clasificación como secreto?
Un estimado en respuesta a esta pregunta fue provisto recientemente por el exgobernador de Nueva Jersey, Thomas Kean, después de presidir la comisión que investigó los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
Según el propio Kean, tres cuartas partes de lo que leyó como parte de la investigación
que estaba clasificado no debía haberlo estado. Otros ex altos funcionarios han estimado que la proporción de clasificaciones innecesarias es mucho mayor, señalando que mucho de lo que aparece en los documentos clasificados involucra información publicada de forma rutinaria por la prensa.
Sí, hay alguna información que debe mantenerse en secreto, y tal vez los documentos hallados en la residencia del ex vice presidente Pence o en la oficina de Biden o en los armarios de Mar-a-Lago caigan en esa categoría. Por ahora, es importante tener en cuenta que realmente no sabemos qué involucran esos documentos y cuánto, si es que lo hicieron, el mal manejo de ellos puede haber puesto en peligro la seguridad nacional.