Entre la extorsión y el “payoleo”
Al momento de escribir estas líneas, el caso por extorsión contra Sixto Jorge “George” Díaz Colón ha quedado sometido, pero al ustedes leerlas ya se sabrá el veredicto. Mucho se ha escrito sobre el tema, que trae consigo ribetes de toda una serie de Netflix. Hace el relato de una administración gubernamental joven, inexperta, con muchas capacidades y bríos, emborrachados de poder al pasarle su aplanadora al hoy gobernador Pedro Pierluisi en primarias, y a la oposición política en las elecciones. Pensaron por un momento que podían controlar el gobierno a puro pulmón y con el presupuesto del ejecutivo en el maletín. Ellos contra el mundo, Tommy, Johnny, Jennifer, Irma/María, Trump, la Junta, el sector religioso y otros enemigos más. Para enfrentar tales retos hace falta mucho más que talento, inteligencia y juventud.
Por otra parte, las conversaciones del acusado
con unos de los miembros de ese gabinete gubernamental parecen los primeros tres minutos del concierto televisado del conejo malo. No es por ser puristas del lenguaje, pero ni una analogía clara podía articular el productor, quien no sabía si jugaba, si estaba en cancha, si era espectador o fanático, si aplaudía, abucheaba o quien era el “Lebrón” en la historia. Lo que sí queda claro es que aún si el jurado cree que Maceira se sintió intimidado, y por ende fue objeto de extorsión, o si el jurado se convence que esto fue una conversación entre conocidos que “jugaban pa’l equipo”, hay muchas intrigas que explicar, y nadie sale ileso.
Si el jurado declara “no culpable” al acusado George, quiere decir que el jurado entendió que la intención de George al acercarse a Maceira y ofrecer comprar “talentos” para tratar de girar la opinión pública lo suficiente como para que Rosselló se mantuviera en Fortaleza,
fue genuina. Tan genuina, que Rosselló terminó contratando a George para el manejo de su imagen. De encontrar culpable a George, el jurado seguramente creyó que uno de los más cercanos colaboradores de la administración Rosello en los medios de comunicación fue capaz de extorsionar a Maceira en los momentos más críticos de la administración Rosselló por exclusiva ambición, y Rosselló, sucumbió a la extorsión con el contrato otorgado. Como ven, ninguno sale ileso.
No salen ilesos tampoco los medios de comunicación, analistas, políticos/comentaristas o periodistas. Si algo ha quedado demostrado es la capacidad de todos estos actores, con reservadas excepciones, de tratar de zafarse de su responsabilidad pública.