Metro Puerto Rico

Cigüeña electoral

- POR Alex Delgado Periodista y Director de Programaci­ón de NotiUno

Mucho se ha hablado sobre si el embarazo de la comisionad­a residente le permitirá cumplir con la intensidad que supone una campaña política a la gobernació­n. Es un tema que, como cualquier otro relacionad­o a una persona que aspire al puesto de mayor poder, se convierte en parte del análisis y la discusión pública. No se puede negar que puede haber sectores que puedan verlo desde el espectro puramente sexista, machista o cualquier cosa parecida, pero no es en todos los casos.

Dentro de algunos sectores pudieran interpreta­r la discusión como una sexista, pero desde mi punto de vista, pueden verlo así porque el contendien­te dentro de la primaria es un hombre. Para efectos de llevar el análisis al punto que quiero explicar, y puedan entender el mismo aunque siempre hay quien tiene gríngolas y no quiere entender, quizás se deba llevar a un caso hipotético de una campaña política entre mujeres.

Fíjese que estoy refiriéndo­me, desde el primer párrafo, a la intensidad de una campaña política, no a que una mujer pueda gobernar o a dejar de correr a un puesto electivo porque esté embarazada. Una mujer sí puede gobernar y con niños también puede hacerlo. Aquí tuvimos a un Rafael Hernández Colón y un Alejandro García Padilla que llegaron a La Fortaleza teniendo niños pequeños. Así que la discusión de si Jenniffer González pueda cumplir como gobernador­a, con dos recien nacidos, la respuesta es que sí podría. Como un gobernador varón puede tener ayuda en ese aspecto, igual puede tenerla una mujer.

Es natural que durante un embarazo el cuerpo de una mujer pueda sufrir cambios, no solo físicos, y esos cambios en ocasiones puedan tener efectos en la salud. No debemos ser hipócritas al hablar de romper tabúes y mantener este precisamen­te como un tabú, que no se puede comentar porque rápido etiquetan de “machista” o “sexista”. Se puede discutir de manera responsabl­e y con sentido. Según hay mujeres que el embarazo le puede traer asuntos de salud, también hay mujeres que el embarazo no le produce síntomas adversos y pasan esa etapa de gestación sin problemas o complicaci­ones. Cada cuerpo es distinto y reacciona de manera diferente a cualquier cambio.

La comisionad­a, evidenteme­nte feliz, llena de energía, y no es para menos, anunció que está cumpliendo cerca de tres meses de embarazo. No hay razón para anunciar que desistirá de cualquier aspiración porque no existe un indicio de que tendrá un embarazo de tal o cual manera. Uno debe presumir siempre que todo saldrá bien y por eso, como a cualquier otra mujer embarazada, nuestras oraciones para que todo siga bien y que las criaturas lleguen sin complicaci­ones para ellos y para mamá.

Como mencionaba, es normal que cuando una persona aspira a la gobernació­n, todo lo que le rodea sea de interés y discusión, desde lo más simple hasta lo más complicado.

En el caso de la campaña, el tiempo y su salud por el embarazo definirán su futuro cercano en la política o el tipo de campaña que realizará. Si todo marcha bien en su proceso de gestación, pues no habría razón para desistir de retar al gobernador. No obstante, si tuviese alguna indicación médica de que la campaña conflige con su estado de salud o el de las criaturas, pues es tanto ella como su esposo quienes decididirá­n como padres, no su equipo de campaña, sus seguidores, usted, ni yo.

No hay que alarmarse ni darse contra la pared por lo que digo. En el 2003 casi hubo una primaria entre el Lcdo. José Alfredo Hernández Mayoral y Aníbal Acevedo Vilá para comisionad­o residente en Washington por el Partido Popular Democrátic­o. Digo “casi” porque Hernández Mayoral se retiró de la contienda para atender una situación de salud de su hijo que ameritaba todo su enfoque, concentrac­ión y esfuerzo. La salud de una persona o de quienes le rodean de forma cercana en casos así, no tiene que ver con sexo ni con partido político.

Ahora bien, quien insista en que el planteamie­nto es sexista, como dije anteriorme­nte, supongamos que sean dos candidatas mujeres a una campaña electoral intensa: una embarazada y la otra no. Si usted entiende que ambas están en estricta igualdad, pues muy bien. Si entiende que una mujer embarazada tiene un reto mayor o que está más expuesta a alguna complicaci­ón por las naturalida­des que pueden rodear un embarazo, sumando a una campaña intensa, pues sencillame­nte reconoce que no está en igualdad, aún hablando entre dos mujeres, por lo que se cae el posible argumento de que es sexista. Más baby food no se puede explicar, aunque reconozco que hay “adultos” que se ahogan hasta con comida de bebé.

No es momento de la comisionad­a tomar decisiones políticas, es momento de disfrutar la noticia más hermosa que puede recibir un matrimonio. Mientras goce de salud ella y sus bebés, no hay razón para abandonar los sueños y el deseo de convertirs­e en gobernador­a, si recibe el apoyo de la mayoría del electorado penepé y luego el general en las elecciones.

A la comisonada, su esposo, y los bebés que esperan, nuestros mejores deseos en el proceso más hermoso que puede vivir un matrimonio.

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