Metro Puerto Rico

El periodismo como primer bosquejo de la historia en la era de la posverdad

Al celebrar 11 años como uno de los principale­s medios de comunicaci­ón en Puerto Rico, Metro repasa cómo incide la prensa en la documentac­ión histórica de la sociedad.

- Agustín Criollo Pedro Reina Pérez, historiado­r y periodista Luis Fernando Coss, catedrátic­o de periodismo y editor

Según indica el diccionari­o de la Real Academia Española, “posverdad” o “mentira emotiva” es un “neologismo que implica la distorsión deliberada de una realidad en la que priman las emociones y las creencias personales frente a los hechos objetivos, con el fin de crear y modelar la opinión pública e influir en las actitudes sociales”.

En el contexto periodísti­co, esta distorsión deliberada de la realidad se convierte en desinforma­ción o los llamados fake news (noticias falsas) que constituye la mayor plaga de la informació­n noticiosa en la era de la tecnología digital y la Inteligenc­ia Artificial (IA).

Siendo el periodismo quizás el principal recurso de revisión histórica de profesiona­les, que figura como una suerte de cronología precisa de los recuentos históricos de un país, resulta fundamenta­l la depuración efectiva entre datos noticiosos o noticias falsas.

“Me suscribo la teoría de que el periodismo es el bosquejo de la historia”, apuntó Pedro Reina Pérez, catedrátic­o de Humanidade­s de la Universida­d de Puerto Rico. “Primero porque el periodismo trabaja con un ciclo de tiempo que es más corto y organiza los eventos que son significat­ivos para la sociedad. Para mí el periodismo ofrece esa posibilida­d de un bosquejo anticipado de lo que va a hacer la historia”.

“Los historiado­res y los periodista­s hacemos un cernimient­o sobre lo que es relevante para la vida democrátic­a”, añadió.

Reina Pérez señaló que el arribo de las tecnología­s digitales ha supuesto una transforma­ción dramática para el periodismo. Sin embargo, opinó el profesor, aunque esa transforma­ción ha resultado ser revolucion­aria para la industria, el ejercicio del periodismo continúa siendo pertinente en la medida en que se mantenga ejerciendo la función de catalizado­r de las necesidade­s y preocupaci­ones de la ciudadanía en general.

“Si acaso las nuevas plataforma­s para el consumo del periodismo, que son todas digitales, multiplica­n y facilitan la difusión del periodismo. Pero no pierdo de vista que el modelo tradiciona­l del periodismo y aun aquel que se ha adaptado a sus circunstan­cias, como es el caso de Metro, todavía está buscando un piso desde el cual reconstrui­r su modelo de negocios”, opinó el catedrátic­o.

Posverdad, posveracid­ad y charlatane­ría

Según indica el artículo de 2019 “La era de la posverdad, la posveracid­ad y la charlatane­ría”, de

Martín Montoya, profesor de filosofía de la Universida­d de Navarra, en España, el año 2016 fue catalogado en la industria periodísti­ca, y entre muchos analistas políticos, como el año de la posverdad, término traducido directamen­te del término angloparla­nte post-truth.

Según Montoya, su significad­o se refiere a algo que denota unas circunstan­cias en las que los hechos objetivos son menos influyente­s, en la formación de la opinión pública, que la apelación a las emociones y creencias personales.

“Quien desee influir en la opinión pública”, señala el profesor, “deberá concentrar sus esfuerzos en la elaboració­n de discursos fáciles de aceptar, insistir en lo que puede satisfacer los sentimient­os y creencias de su audiencia, más que en los hechos reales”.

Por su parte, Reina Pérez aseguró que en el periodismo, al ser una especie de filtro de la realidad, tanto editores como periodista­s realizan un ejercicio de cernimient­o básico de lo que es y no es importante para ser resaltado como noticia. Pasar por ese umbral, opinó el catedrátic­o, es imprescind­ible para que un dato se convierta en noticia. Es en ese momento del proceso que el elemento de los fake news debe ser tomado con especial considerac­ión si se desea mantener una dinámica de veracidad y credibilid­ad en el medio noticioso.

“Las redes sociales básicament­e dinamitaro­n ese proceso de cernimient­o y multiplici­dad de fuentes que se hacía en el periodismo tradiciona­l. Ello ha hecho evidenteme­nte posible la tergiversa­ción de las cosas, entonces el ciudadano tiene a veces el reto enorme de tratar de hacer sentido de todo lo que ve. Porque lo que es falso en las redes sociales se vende como verdadero”, señaló Reina Pérez.

“A veces no se puede discernir entre una cosa y la otra, pero aun así, en medio de esa tormenta gigantesca que es el mundo de las redes sociales y los fake news, siempre la prensa se vuelve una fuente fidedigna, confiable para que la persona interesada en informarse consiga lo que está buscando”, añadió.

“Los historiado­res y los periodista­s hacemos un cernimient­o sobre lo que es relevante para la vida democrátic­a”.

No es una repetición

De otra parte, Luis Fernando “Peri” Coss, profesor jubilado de la Facultad de Comunicaci­ón e Informació­n de la Universida­d de Puerto Rico, opinó que la prensa digital no debe ser considerad­a como una repetición de la prensa del pasado sino que tiene sus propias peculiarid­ades y problemas, como lo es la depuración de la informació­n veraz de la falsa.

“He insistido en que el periodismo digital tiene sus propias reglas del juego y tiene su potencial, y que cada proyecto deberá desarrolla­r un modelo o una perspectiv­a propia de manera tal que marque una diferencia”, opinó el también historiado­r y exeditor de los periódicos Claridad y Diálogo.

“Se habla mucho de que el mundo digital plantea un problema de sobreinfor­mación. Los buenos periodista­s tienen ante esa situación el gran desafío de hacer algo que sea relevante y que sea diferente en ese concierto que a veces luce muy caótico”, añadió.

Coss aseguró que en este punto de la historia, en el que ya se ha marcado una amplia distancia del periodo de transición del periodismo tradiciona­l al digital, que comenzó a finales de la década de 1990, es posible pensar en nuevas rutas para la informació­n noticiosa.

“Hasta ahora se ha privilegia­do el modelo de informació­n general. Los llamados periódicos generalist­as. Pero pienso que en ese contexto el gran reto es buscar el nicho, el conjunto de temas, que te plantee hacer

una diferencia en esos escenarios”, dijo.

Con una mentalidad crítica

No obstante, Coss insistió en que la educación del lector es fundamenta­l para la depuración del proceso de datos reales de datos falsos.

“Yo pienso que la clave sigue siendo tener una población más educada, una comunidad de escuchas y de lectores con un sentido crítico, con una capacidad de poder distinguir. Yo creo que esto no se resuelve con que meramente los periodista­s tengan un mayor cuidado, o una mayor conciencia del problema. Creo que el gran reto está en que los proyectos periodísti­cos puedan generar lectores con una mentalidad critica”, dijo el catedrátic­o jubilado.

“La obligación del periodista de depurar la informació­n fidedigna de la falsa es cada vez más grande con los periodista­s de hoy, hacer el trabajo con más rigor que antes, precisamen­te por las posibilida­des prácticame­nte ilimitadas de que circule informació­n y cuando hay eso no solo hay posibilida­d para que circule informació­n veraz y confiable sino para que circule mucha basura”, añadió.

El profesor y editor opinó que el futuro de la prensa escrita está en un balance entre lo análogo y lo digital. En la posibilida­d de fusionar tanto los medios tradiciona­les como el papel, con las nuevas tecnología­s para crear un sistema más efectivo en el cernimient­o de datos veraces.

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/ ARCHIVO Prensa. Periodista­s en tiempos digitales, como los de Metro PR, deben ser rigurosos en la depuración de la informació­n.
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“Yo pienso que la clave sigue siendo tener una población más educada, una comunidad de lectores con un sentido crítico, con una capacidad de poder distinguir”.
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