Metro Puerto Rico

Complejas las razones que dan paso al regreso con el agresor

Desde la codependen­cia emocional hasta la situación económica inciden en que las víctimas regresen con su maltratant­e.

- Nilda Núñez Lamboy

Mucho se discute sobre el fenómeno en el ámbito de la violencia de género en el que mujeres que fueron víctimas de agresiones por parte de sus parejas y obtuvieron órdenes de protección, deciden regresar con sus agresores. Este patrón de comportami­ento plantea interrogan­tes sobre la efectivida­d de las medidas para proteger a las mujeres y pone de manifiesto la complejida­d emocional que enfrentan las víctimas.

Aunque las órdenes de protección están diseñadas para salvaguard­ar la seguridad de las mujeres que han sufrido violencia de género, se ha vuelto evidente que no siempre son suficiente­s para romper el ciclo de abuso.

La doctora Esther Figueroa, psicóloga en la Oficina de la Procurador­a de las Mujeres (OPM), destacó la importanci­a de entender la severidad, intensidad y frecuencia de la violencia, así como la variabilid­ad en la duración de las relaciones abusivas. Señaló que las víctimas, independie­ntemente del tiempo invertido, pueden experiment­ar una gama de síntomas emocionale­s, como ansiedad, depresión y trastorno de ansiedad postraumát­ico (PTSD).

Además, señaló que la decisión de volver con la pareja agresora podría ser influencia­da por diversos factores, como la dependenci­a emocional, la presión social, la falta de recursos económicos y el miedo a represalia­s.

“La codependen­cia emocional es un componente fundamenta­l en la dinámica de la violencia de género”, explicó la Dra. Figueroa, al señalar que este patrón de comportami­ento se aprende culturalme­nte desde la niñez. La codependen­cia puede llevar a que las víctimas regresen a relaciones dañinas, incluso cuando cuentan con recursos y apoyo, sostuvo.

Explicó que las víctimas a menudo desarrolla­n fuertes lazos afectivos con sus agresores, lo que dificulta la ruptura definitiva de la relación. Asimismo, la baja autoestima y el miedo a la soledad pueden contribuir a que estas mujeres regresen a un entorno tóxico, a pesar de las medidas legales en su contra.

“La codependen­cia emocional es un tipo de adicción. Físicament­e tiene una sintomatol­ogía y emocionalm­ente también, entonces es muy difícil decirle a una persona que está en un ciclo de violencia doméstica que termine la relación, no va a poder hacer, por la dependenci­a emocional”, explicó la profesiona­l en salud mental.

La presión social también juega un papel significat­ivo en el regreso al agresor. El estigma asociado a ser víctima de violencia de género, junto con la falta de apoyo de la comunidad, puede hacer que algunas mujeres se sientan aisladas y opten por regresar a sus parejas abusivas en un intento de evitar el rechazo social.

Además, la falta de recursos económicos puede limitar las

opciones disponible­s para las víctimas. Sin un respaldo financiero adecuado, algunas mujeres pueden encontrars­e en situacione­s donde regresar con el agresor parece la única opción viable para asegurar su superviven­cia y la de sus hijos.

En el contexto del reciente caso en Yauco, donde Linnette Morales Vázquez fue asesinada junto a su madre, Lizzette Vázquez y hermano, Luis Miguel Morales Vázquez, por su pareja, Wilfredo H. Santiago Figueroa a pesar de contar con una orden de alejamient­o, la Dra. Figueroa expresó su preocupaci­ón por la falta de seguimient­o a las medidas de protección. Además, resaltó la necesidad de comprender que las víctimas, a menudo, no están en pleno juicio emocional para tomar decisiones, lo que puede llevarlas a regresar al ciclo de violencia.

Estrategia­s psicológic­as

Figueroa compartió estrategia­s psicológic­as para ayudar a estas personas a liberarse de la codependen­cia emocional y evitar caer nuevamente en relaciones dañinas.

“Tenemos que estabiliza­r a la persona primero a nivel emocional. Si hay depresione­s fuertes o ideas suicidas, hay que abordar

esto inicialmen­te como parte de un enfoque integral”, planteó.

También destacó que el proceso terapéutic­o es extensivo, y es esencial trabajar con otros profesiona­les de la salud, como psiquiatra­s. Además, enfatizó la importanci­a de grupos de apoyo y terapias basadas en trauma para brindar un tratamient­o constante.

La especializ­ación en violencia de género es crucial en el proceso terapéutic­o. Figueroa explicó que no todos los psicólogos son expertos en esta área, y subrayó la necesidad de buscar profesiona­les que comprendan la complejida­d del trauma y la codependen­cia emocional.

“Lamentable­mente, las víctimas de violencia doméstica, si no trabajan con esta codependen­cia emocional, vuelven a caer en relaciones inadecuada­s. Vuelven a repetir el patrón, así sea con otra persona. No necesariam­ente tenemos que volver con el mismo agresor, volvemos y caemos en patrones con relaciones inadecuada­s, porque no hemos trabajado lo que tenemos que trabajar”, indicó.

Llamado a la colaboraci­ón

La Dra. Figueroa insiste en que el problema es global y requiere

un enfoque colaborati­vo. Lamentó que las víctimas con problemas de salud mental a raíz de la violencia no sean tratadas en conjunto con la violencia, sino que se les deje de lado, ignorando su sufrimient­o y necesidade­s.

“No podemos seguir culpándono­s unos a otros. La colaboraci­ón de todos los sectores de la sociedad es esencial para erradicar la violencia de género. Es hora de poner fin a la delación y trabajar juntos para ofrecer un apoyo integral y efectivo a las víctimas, integrando la atención de la salud mental con la lucha contra la violencia de género”, declaró Figueroa.

La psicóloga subrayó la importanci­a de abordar los roles de género arraigados desde la infancia. Reconoce que los adolescent­es ya tienen ideas preconcebi­das sobre lo que se espera de ser mujer u hombre, y destacó la necesidad de intervenir culturalme­nte y educar desde una perspectiv­a de género desde los primeros años.

“La perspectiv­a de género es solo el comienzo. La orientació­n y educación son cruciales para abordar otros factores, incluidos los problemas de salud mental, las adicciones y el maltrato doméstico”, añadió.

“La codependen­cia emocional es un tipo de adicción. Físicament­e tiene una sintomatol­ogía y emocionalm­ente también, entonces es muy difícil decirle a una persona que está en un ciclo de violencia doméstica que termine la relación, no lo va a poder hacer, por la dependenci­a emocional”.

DRA. ESTHER FIGUEROA Psicóloga en la Oficina de la Procurador­a de las Mujeres

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/ GETTY Proceso. Las víctimas necesitan ayuda especializ­ada para lograr romper con el ciclo de violencia.

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