Un electrocardiograma es clave para diagnosticar la fibrilación auricular
Cardiología El EKG es un procedimiento que ofrece información acerca del comportamiento eléctrico del corazón La arritmia es uno de esos síntomas que sugieren un funcionamiento anormal del sistema eléctrico del corazón.
Un estudio rápido, sencillo y accesible puede ayudar a detectar varias condiciones cardiacas, como la fibrilación auricular (AFib), el tipo de arritmia más común. Se trata del electrocardiograma (EKG), un procedimiento que ofrece información acerca del comportamiento eléctrico del corazón.
“Cada vez que una persona tiene un síntoma sugestivo de problemas cardiovasculares o palpitación, se puede evaluar con un electrocardiograma”, explicó el cardiólogo Gilberto Rivera Gautier. “Es un estudio que es de bajo costo y ofrece mucha información, y que para el paciente no representa ningún riesgo de complicación”, añadió.
La arritmia es uno de esos síntomas que sugieren un funcionamiento anormal del sistema eléctrico del corazón. En el caso de la arritmia causada por al AFib, ocurre porque la actividad eléctrica en el marcapaso natural del corazón, como se le conoce al nodo sinoatrial, está defectuosa. La consecuencia más peligrosa de no atender la AFib es la posibilidad de un infarto en el cerebro o en el corazón.
Rivera Gautier señaló que la AFib puede ocurrir como un problema primario del sistema eléctrico del corazón, pero también como resultado del deterioro de otras condiciones como hipertensión, diabetes, tiroides, obesidad o apnea del sueño. Se presenta, además, en personas que tienen enfermedades valvulares y es más común en mayores de 65 años.
“La presencia de la arritmia puede ponernos a mayor riesgo de sufrir fallo cardiaco, porque el bombeo del corazón se puede ver afectado como en un 25%. Ese ritmo, que es irregular, puede ser sumamente rápido en muchos casos”, indicó el expresidente de la Sociedad Puertorriqueña de Cardiología. Pero, debido a la posible formación de coágulos a causa de la arritmia, la complicación por AFib más temida es el desarrollo de un infarto cerebral, pues sus vasos sanguíneos son los que menos resistencia ponen al flujo de la sangre, indicó el especialista.
El paciente puede quejarse de latidos irregulares, palpitaciones aceleradas, problemas respiratorios y otros síntomas relacionados con fallo cardiaco. Cuando el médico sospecha la presencia de la arritmia, se realiza el EKG. Este estudio, que dura alrededor de cinco minutos, consiste en colocar en el pecho y las extremidades del paciente unos electrodos que permiten medir la actividad eléctrica del corazón. La máquina que realiza el estudio emite un informe en el que se observa la secuencia de ondas eléctricas del corazón. En personas que desarrollan AFib, se ven muchas ondas fibrilatorias y un ritmo irregular, sin ningún patrón en específico, expuso el cardiólogo, con oficina en la Torre Auxilio Mutuo.
“Los síntomas no necesariamente van a estar presente. Podemos encontrar pacientes que estamos evaluando por alguna otra razón y cuando realizamos los estudios nos percatamos de esta arritmia”, dijo.
El desarrollo de la arritmia cardiaca como la AFib va a requerir tratamientos y seguimientos a largo plazo. Por un lado, se recomiendan medicamentos antiarrítmicos, que ayudan revertir o reducir la frecuencia de la arritmia. También se debe prevenir la formación de coágulos. El tratamiento de los anticoagulantes le ofrece a la persona protección para evitar un coágulo de sangre.
“Con que solamente ocurra una complicación de un coágulo una sola vez en la vida, puede tener consecuencias que le duren para el resto de su vida. Esa persona puede perder función, puede perder productividad y convertirse en un paciente que requiera de cuidados especializados por el resto de su vida”, señaló Rivera Gautier.