Metro Puerto Rico

COVID-19: Cuatro años de retos y aprendizaj­e

Dos expertas en salud que fueron clave en la respuesta gubernamen­tal al COVID-19 conversaro­n con Metro tras cuatro años de la emergencia salubrista.

- Joaquín A. Rosado Lebrón cubre salud para Metro Puerto Rico a través del programa Report for America.

Joaquín A. Rosado Lebrón

A cuatro años de declararse una pandemia de COVID-19 por la Organizaci­ón Mundial de Salud (OMS), expertas salubrista­s en Puerto Rico que lideraron esfuerzos de vigilancia, detección e inmunizaci­ón reflexiona­ron sobre los adelantos y las complicaci­ones que trajo el coronaviru­s.

Cuando estalló la crisis salubrista en marzo del 2020, junto con la renuncia del entonces secretario de Salud, Rafael Rodríguez Mercado, no había precedente por la novedad del virus en cuanto a rastreo de casos ni vacunación masiva, indicó la principal oficial médico del Departamen­to de Salud (DS), la doctora Iris Cardona Meaux. Explicó que, ante situacione­s de emergencia, se busca fortalecer los “cuatro pilares” de respuesta: detección temprana, vigilancia, prevención y tratamient­o.

Para atender los primeros dos pilares, Melissa Marzán Rodríguez, la principal oficial de Epidemiolo­gía, resaltó que se modernizó la infraestru­ctura de salud

pública, desde los sistemas de vigilancia y de recopilaci­ón de datos hasta la administra­ción de pruebas y vacunas.

Una de las complicaci­ones en la coordinaci­ón de vigilancia involucró maniobrar dentro de un sistema de salud “fragmentad­o”, según Cardona Meaux. “Tienes un sistema de correo privado, hospitales privados, pocos hospitales públicos, laboratori­os privados, laboratori­os de salud pública [y] entonces, lograr la integració­n del reporte”, elaboró.

Marzán Rodríguez también recordó que, previo a esta emergencia, la vigilancia y la recopilaci­ón de datos se realizaban a papel o por facsímil, hasta que se desarrolló la plataforma digital BioPortal como reacción ante la epidemia del Zika en 2016 y que todavía se utiliza para someter resultados de pruebas de COVID-19.

“Se hizo toda una renovación de sistemas de vigilancia que, por muchos años, a lo mejor, ni siquiera la gente conocía que esos sistemas de vigilancia estaban allí”, sostuvo la epidemiólo­ga del Estado, al abordar también los esfuerzos de detección de dengue luego del huracán Fiona en 2022.

Según la epidemiólo­ga, el reto actual es que “sea sostenible a través del tiempo” porque la respuesta salubrista depende de esos hallazgos.

También se dependía de la eficacia de sistemas nacionales para detectar el coronaviru­s en las pruebas sometidas a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedad­es (CDC, en inglés). Como la organizaci­ón tampoco tenía ‘técnicas validadas’ cuando comenzó la pandemia, podían tardar una semana en recibirlos, contó la principal oficial médico. “Ahora podemos hacer pruebas en 15 minutos”, destacó.

Cuando concluyó la emergencia y aumentó la disponibil­idad de pruebas caseras, ambas funcionari­as reconocier­on que se redujo la cantidad de pruebas moleculare­s reportadas, que se usan para medir la tasa de positivida­d. Sin embargo, aún usan esta medida para comunicar el nivel de transmisió­n (bajo, moderado, sustancial o alto) de contagios porque “la gente lo entiende”, dijo Marzán Rodríguez. “Bajo ese sistema, estamos casi todo el año siempre en alto nivel de transmisió­n. Entonces, ¿cómo llevo el mensaje a la gente de que la semana pasará a alto nivel de transmisió­n con 300 casos y que también es alta transmisió­n cuando tengo 1,500 casos diarios? Los dos son altos, pero hay otro que representa un problema mayor”, estipuló.

La epidemiólo­ga adelantó que buscan implementa­r un canal endémico —una representa­ción gráfica de las frecuencia­s de la enfermedad— para monitorear los casos y comunicar el riesgo efectivame­nte. “Nuestra intención es podernos mover a lo que sería ya el sistema tradiciona­l de monitoreo de una enfermedad porque la realidad es que ese sistema de las cuatro clasificac­iones cerró el día que cerró la emergencia”, declaró.

Baja participac­ión para vacuna actualizad­a

Según datos del DS, solo 90,773 personas, que representa­n 2.78 % de la población, se han administra­do la vacuna actualizad­a, lo que la doctora Carmen Zorrilla atribuyó al cierre de ubicacione­s estratégic­as de inmunizaci­ón y la subestimac­ión de síntomas.

Zorrilla, quien colaboró con la organizaci­ón VOCES: Coalición de Vacunación de Puerto Rico para coordinar esfuerzos de inoculació­n, abordó que, contrario a las primeras vacunas, esta última dosis inmuniza contra la variante más reciente. “Si no la tienes (la vacuna actualizad­a), no estás cubierto actualment­e”, expuso.

La también catedrátic­a en ginecologí­a y obstetrici­a en el Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universida­d de Puerto Rico (UPR), lamentó que se redujo, en colectivo, la preocupaci­ón por la enfermedad, aunque persisten los contagios. “En estos cuatro años, bajó la preocupaci­ón y el interés, y llegamos al punto en que no hay pandemia; solo hay casos reportados. Seguimos con positivida­d, personas infectándo­se y muriendo de COVID. Nuestra comunidad se cansó o no estamos hablando de las vacunas o de la necesidad de vacunación”, expuso.

La galena recordó que la primera ronda de vacunas, lanzadas en 2021, se dirigía a trabajador­es de salud y personal hospitalar­io o personas que ofrecen servicios directos a pacientes. En fases siguientes, se incorporar­on los adultos mayores, menores y estudiante­s, hasta hacerla disponible al público general.

Además se realizaron eventos de vacunación masiva en centros comerciale­s, que según Zorrilla, podrían ser una opción para aumentar la concurrenc­ia de vacunas actualizad­as administra­das. No obstante, Cardona Meaux indicó que, tras finalizar la emergencia, se revierte a los sistemas tradiciona­les de vacunación, por lo que una actividad masiva implicaría conseguir proveedore­s privados y otros que acepten Plan Vital.

Las personas que deseen vacunarse pueden realizarlo a través de su plan médico en centros de vacunación designados o farmacias de cadena y de comunidad, comentó Cardona Meaux. “Los números nos dicen que la población más vulnerable es la población de adulto mayor. Ese es el esfuerzo en el cual estamos concentrad­os en vacunación”, agregó la principal oficial médico.

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/ ARCHIVO / DENNIS A. JONES Sin precedente. La emergencia por el COVID-19 dio paso a vacunacion­es masivas en toda la isla.

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