TOQUE DE SALUD CON ESPECIAS
Además de sabor y propiedades, su uso se recomienda para reducir el consumo diario de sal
La sal es la principal fuente de sodio en nuestra alimentación y se sabe que su elevado consumo y la absorción insuficiente de potasio contribuyen a la hipertensión arterial y aumentan el riesgo de cardiopatía y accidente cerebrovascular.
Así lo plantea la Organización Mundial de la Salud (OMS), tras destacar que en la alimentación, la sal puede provenir de alimentos elaborados, ya sea porque son particularmente ricos en sal (como platos preparados, carnes procesadas, quesos, fideos instantáneos, etc.), o porque suelen consumirse en grandes cantidades (como el pan y los productos de cereales elaborados). Además de que también se añade sal a los alimentos durante la cocción y en la mesa.
Por eso, la OMS considera que la reducción de la ingesta de sal es “una de las medidas más costoeficaces que los países pueden tomar para mejorar la situación sanitaria de la población”.
En el caso de los adultos, la OMS recomienda consumir menos de cinco gramos de sal por día, es decir, una cantidad algo menor de la que cabría en una cuchara de té. No obstante, advierten que la mayoría de las personas consumen demasiada sal, es decir, dos veces la ingesta máxima recomendada.
En este sentido, Eva Gosenje, miembro del comité científico de la Academia Española de Nutrición y Dietética, subraya que más del 70% de la sal que ingerimos está oculta en los alimentos procesados.
“También conviene saber que el gusto por el sabor salado es adquirido, es decir, educable. Por lo tanto, si reducimos la ingesta de sal, poco a poco conseguiremos inclinarnos hacia sabores menos salados”, indica.
De este modo, comenta que utilizar especias para cocinar “es una de las estrategias que se recomiendan para reducir la cantidad de sal que echamos para dar sabor a los alimentos”. APORTES SALUDABLES. La nutricionista explica qué funciones cumplen en nuestro organismo las vitaminas que forman parte de estas especias. Así, manifiesta que la vitamina A, presente en el perejil, el orégano seco y el cilantro, “tiene una acción antioxidante, interviene en la formación y mantenimiento de la piel, del pelo y de las mucosas, contribuye al crecimiento de huesos y dientes y ayuda a ver cuando hay poca luz”.El ácido fólico, que se encuentra en especias como el perejil o el cilantro, “ayuda en el desarrollo del material genético y está implicado en la producción de glóbulos rojos”.
Por su parte, la vitamina C, que se halla en especias como el perejil, el cilantro o la pimienta, “tiene acción antioxidante y es esencial para la estructura de los huesos, los cartílagos, los músculos y los vasos sanguíneos. También contribuye a mantener correctamente los capilares y las encías y ayuda en la absorción del hierro”, expone.
La vitamina E, presente en la cúrcuma, el orégano seco y el cilantro, “tiene una potente acción antioxidante, es decir, protege los tejidos del cuerpo de su destrucción por parte de los radicales libres que se van produciendo”, señala.
Mientras, la vitamina B3 o niacina, que forma parte del orégano seco, “está implicada en el metabolismo de los macronutrientes de los alimentos: hidratos de carbono, proteínas y lípidos”, comenta.
En cuanto a los minerales, Gosenje expone que el calcio, que se encuentra en varias especias como la cúrcuma, el perejil o el azafrán, “interviene en la formación de huesos y dientes, en la coagulación de la sangre y en la transmisión de los impulsos nerviosos”.
Por su parte, el hierro, que se halla en el perejil, el orégano o la pimienta, entre otros condimentos, “forma parte de la hemoglobina (el componente de los glóbulos rojos que se encarga de la transferencia de oxígeno) y la médula lo necesita para sintetizar nuevos glóbulos rojos”, recalca.
El potasio, que podemos encontrar en el azafrán, la cúrcuma o el perejil, “es un electrolito necesario para producir proteínas, descomponer y utilizar los hidratos de carbono, desarrollar los músculos, mantener un crecimiento normal del cuerpo, controlar la actividad eléctrica del corazón y controlar el pH”, indica la nutricionista.
El magnesio, presente en el orégano seco, la pimienta, el azafrán y la cúrcuma, “ayuda en el metabolismo, en la contracción del músculo y en el desarrollo de los huesos. También activa las enzimas y está implicado en la síntesis de proteínas y ADN”, describe.
El fósforo, que forma parte de esas mismas especias, “interviene en la formación de huesos y dientes, en el equilibrio cor- poral del pH y ayuda a controlar la energía metabólica”, subraya. Asimismo, el zinc, que está en el orégano y la cúrcuma, “es importante para el sistema inmune y la actividad enzimática”, manifiesta Gosenje.
No obstante, la nutricionista advierte que, puesto que las especias se ingieren en cantidades muy pequeñas, el aporte de nutrientes en algunos casos va a ser mínimo, insignificante.
“Hay que tener en cuenta tanto la cantidad como la frecuencia de consumo. Aunque, eso sí, el aporte nutricional de las especias es muchísimo más interesante que el de la sal”, concluye.