Por Dentro

UNA MEDICINA EFECTIVA… PERO HUÉRFANA

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El tratamient­o del cáncer tiene su precio, y no me refiero al costo en dólares, que ya de por sí es alto. Aunque frecuentem­ente el tratamient­o es efectivo, no siempre es así, y además puede causar agotamient­o, entre otros efectos adversos. Por lo tanto, continúa la búsqueda de opciones para prolongar más, no solo la expectativ­a de vida, sino también la calidad. Aún más importante, debemos optimizar las estrategia­s para evitar que personas sanas desarrolle­n cáncer, algo que conocemos como prevención.

Contrario a todas las otras medicinas, la que voy a discutir es libre de costo y no tiene madre ni padre. Sorprenden­temente, en algunos tipos de cáncer esta medicina es tan efectiva como la quimiotera­pia. No, no es bicarbonat­o de sodio, “la kryptonita” contra el cáncer que, supuestame­nte, los oncólogos ocultamos al público “porque no queremos que nuestros pacientes se curen”. De acuerdo con estos cínicos, si los curamos, nos morimos de hambre.

Esta medicina no tiene progenitor­es porque no es producida por ninguna farmacéuti­ca y, por tanto, los representa­ntes médicos no nos visitan para hablarnos de sus virtudes. Lo más interesant­e es que este tratamient­o no solo puede prolongar la vida, sino que trabaja también como prevención. Se trata del ejercicio físico.

Hace más de 10 años, muchos médicos nos preocupába­mos de que, de alguna manera, el ejercicio podría empeorar la condición de los enfermos de cáncer, particular­mente en las mujeres con linfedema, una hinchazón del brazo que ocurre después de cirugía de mama y de axila. Sin embargo, desde entonces, hemos sido testigos de un crecimient­o extraordin­ario en estudios relacionad­os con la actividad física y la enfermedad. En 2010, un grupo de investigad­ores publicó sus primeras pero modestas recomendac­iones: el ejercicio parece ser seguro para la mayoría de las personas con cáncer y los pacientes deben intentar, en general, mantenerse activos. Pero ahora, en 2019, hay mucha más informació­n.

El año pasado, 40 investigad­ores pertenecie­ntes a 17 grupos internacio­nales, se reunieron para determinar si ya había evidencia suficiente para formular recomendac­iones más definitiva­s sobre el cáncer y el ejercicio. El grupo terminó revisando cientos de estudios en animales y humanos, que exploraron docenas de aspectos, incluyendo el tratamient­o y la prevención del cáncer. Y este mismo mes, el American College of Sports Medicine y la Sociedad Americana Contra el Cáncer, junto con otras 15 organizaci­ones internacio­nales, acaban de actualizar sus recomendac­iones usando datos nuevos sobre cuánto y qué tipos de ejercicio pueden ser los más útiles para personas que enfrentan un diagnóstic­o de cáncer. Los hallazgos fueron muy puntuales. En cuanto a prevención, descubrier­on que personas que hacían ejercicio tenían un riesgo menor de desarrolla­r ciertos tipos de cáncer comparado con personas sedentaria­s. El ejercicio es especialme­nte efectivo para disminuir la probabilid­ad de padecer siete tumores muy comunes: cáncer de colon, mama, endometrio, riñón, vejiga, esófago y estómago. En resumen, se puede decir que el ejercicio es una excelente medicina para la prevención de estas enfermedad­es.

Pero lo que observaron no se limitó al impacto en la prevención. En múltiples estudios recientes, el ejercicio también cambió la trayectori­a de tumores ya establecid­os. Comenzando por estudios en animales experiment­ales, el ejercicio, entre otras cosas, activa algunos genes supresores de tumores, deteniendo el crecimient­o del cáncer. Y en humanos, el ejercicio —durante o después del tratamient­o del cáncer— se asocia con una sobreviven­cia significat­iva. Los autores concluyen que se debe incorporar el ejercicio al manejo del cáncer. La evidencia ya es suficiente para poder decir que después de un diagnóstic­o de cáncer de mama, colon y próstata, el ejercicio prolonga la vida. Los enfermos con estos tumores que hicieron

La evidencia ya es suficiente para poder decir que después de un diagnóstic­o de cáncer de mama, colon y próstata, el ejercicio prolonga la vida

1. La causa de la psoriasis sigue sin aclararse. Aunque hay evidencia de predisposi­ción genética, el papel del sistema inmune es también un tema de investigac­ión. Sin embargo, ningún autoantíge­no ha sido identifica­do.

2. Incluso, puede ser provocada por desencaden­antes externos e internos, incluidos traumatism­os leves, quemaduras solares, infeccione­s, drogas sistémicas y estrés.

3. Su síntoma principal son las placas de piel irritadas, rojas y descamativ­as.

4. Es una enfermedad crónica que suele aparecer y desaparece­r. El objetivo principal del tratamient­o es detener el crecimient­o acelerado de las células cutáneas.

5. No existe una cura, pero los síntomas se pueden controlar. Las medidas relacionad­as con el estilo de vida, como aplicarse crema humectante, cambiar la dieta y controlar el estrés, son útiles.

Fuentes: Organizaci­ón Mundial de la Salud, MedlinePlu­s de los Institutos Nacionales de la Salud, y Mayo Clinic

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Fernando Cabanillas, MD ONCÓLOGO

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