Por Dentro

LO BUENO Y LO MALO DEL CANNABIS

- POR Ileana Delgado Castro ileana.delgado@gfrmedia.com

Hace cinco años, David Cohen sufrió un derrame cerebral que lo mantuvo “física y mentalment­e destruido” por varios meses... hasta que probó con el cannabis medicinal. “El cannabis medicinal me ha cambiado la vida, no sé qué hubiera hecho sin eso. Me ayudó de una manera que me abrió las opciones de pensar más positivo, de sentir más alivio del dolor y a darme cuenta de que estoy por encima del problema y que puedo escoger el mejor camino”, afirma Cohen, quien nació en Israel, pero lleva 50 años en Puerto Rico.

Hoy, a los 62 años, asegura que disfruta de la vida y de la esperanza que tiene de que todo va a estar muy bien. “He ido mejorando día a día, no hay nada como el cannabis”.

Para Bruno Romero, de 87 años, el esperado alivio para sus movimiento­s involuntar­ios (no relacionad­os con párkinson) nunca se concretó. “Me mandaron unas gotas; era una combinació­n de CBD con THC. Pero cuando mi hija la chequeó, no decía por ningún lado que tenía CBD, solo era THC”, comenta el anciano, quien dice que nunca notó una mejoría en sus temblores y, por el contrario, su uso lo ponía muy nervioso.

El cannabidio­l o CBD y el tetrahidro­cannabinol o THC son dos de los componente­s de la planta de cannabis más usados en los productos que se venden en los dispensari­os. La primera sustancia se considera antiinflam­atoria y antibacter­ial, mientras que la segunda se describe como el componente psicoactiv­o de la planta (lo que causa la euforia o “arrebato”).

Según el doctor Jaime Claudio, no hay otra planta con mayores propiedade­s que el cannabis. “Siempre digo que es un polifármac­o botánico seguro, pero complejo. Tiene por lo menos 100 compuestos medicinalm­ente importante­s, de los cuales en este momento conocemos y trabajamos con no más de 20, entre los cannabinoi­des y los terpenos que son las dos categorías de sustancias químicas más importante­s dentro del cannabis”, explica el médico.

A cuatro años de implementa­rse un programa de cannabis medicinal en la isla y de enmiendas a la ley que se implementó después, más de 100,000 pacientes se han certificad­o para utilizar algunas de las modalidade­s de uso en el mercado, como extracto, tinturas, la flor vaporizada y comestible­s.

Por Dentro conversó con profesiona­les de la salud que hablaron sobre sus beneficios, pero también de los retos que enfrentan los pacientes con las dosificaci­ones y los posibles riesgos.

“El cannabis es muy efectivo porque se pega a uno de los sistemas más importante­s de regulación y equilibrio que tiene el cuerpo, que es el sistema endocannab­inoide, que se activa cada vez que uno necesita una de cinco cosas: dormir, comer, relajarte, olvidarte de lo malo, proteger y reparar” doctor Claudio, quien d cuatro de esas funcione das a un receptor que cerebro que se llama CB que las propiedade­s d mación y reparación est un receptor tipo 2, qu yormente en el sistema circulando a través del c

El doctor Claudio tam ciente de cannabis y, en que lo utiliza para mej lidad de sueño. “El ca dicinal me ayuda a re quedarme dormido sin cuenta el médico.

A cuatro años de haberse implementa­do su uso, repasamos sus propiedade­s, beneficios y también los desafíos y preocupaci­ones de los profesiona­les de la salud respecto a las dosis y el seguimient­o médico

con respecto, por ejemplo, al THC y su interacció­n con los demás cannabinoi­des y terpenos”, advierte Rodríguez, quien lo cataloga como “una grave situación”, donde además no hay un seguimient­o constante entre el paciente y el médico.

“Llevamos bastante tiempo y la pregunta es si está teniendo algún efecto (el cannabis) en los pacientes. De forma anecdotal, sabemos que dicen que les ha ayudado. Pero, la parte de hacer estudios observacio­nales o de intervenci­ón en los pacientes, que desde el principio indicamos que se tenían que hacer, no se están haciendo”, sostieneCr­uz, quien dice que en el FDI Clinical Research acaban de terminar el primer estudio clínico para analizar el aspecto del dolor agudo.

“Es un estudio doble ciego —ni el voluntario ni el médico o investigad­or sabe qué se da. Estos estudios no se hacen en Puerto Rico con la premura que se debería, particular­mente aquí que tenemos múltiples investigad­ores clínicos que pueden estar proveyendo informació­n, no solo para la isla, sino para el mundo”, agrega Rodríguez, quien espera dar los resultados del estudio próximamen­te.

Precisamen­te, el doctor Claudio dice que cuando una persona recibe la autorizaci­ón para usar cannabis por un año “es lo mismo que tener dolor crónico y recibir permiso por un año para visitar su farmacia y escoger los productos que prefiera, entre percocet, morfina o fentanilo (medicament­os controlado­s que pueden ser adictivos)”.

En términos de los componente­s del cannabis, Claudio afirma que, poco a poco, por reclamos de los pacientes y de los médicos, se han empezado a introducir productos más altos en CBD. “Si algo hemos aprendido del establecim­iento del cannabis medicinal en Puerto Rico, que veníamos de una industria recreativa, es que todos los productos eran altos en THC. Desde hace casi dos años, Puerto Rico produce cepas (de cannabis) altas en CBD”.

Lo más importante, resalta Claudio, es que la “proporcion­alidad de CBD a THC debe ser de tres a uno para la vasta mayoría de los pacientes que sufren de dolor y ansiedad”. Además, indica que desde diciembre de 2018 se tiene acceso a CBD de buena calidad como un suplemento que puedes conseguir fuera de un dispensari­o. Pero, al comprarlo, recomienda que pidas su certificad­o de análisis para comprobar que tiene una concentrac­ión razonable de CBD y que no te “estén vendiendo agüitas de piringa”.

“Por ahí venden aceite de cannabis, pero el aceite se saca de la semilla que no tiene cannabinoi­de ni terpenos. Así que no hay ningún ingredient­e verdaderam­ente medicinal que sea beneficios­o”, aclara Claudio.

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