Habla con tus hijos sobre los opioides
Las investigaciones científicas continúan avalando lo que todos sabemos: los padres son las figuras más importantes para establecer opinión. Algo así como, los influencers por excelencia para el desarrollo pleno de los hijos.
Aunque el solo intento de iniciar un diálogo con un tween o teen es todo un desafío, la realidad es solo una: esa es parte de la responsabilidad de ser padres.
Así que no esperes. Hoy, mañana, pasado... siempre que tengas la oportunidad, ese es el mejor momento para educarlo sobre los opioides.
Supongo que te preguntarás cómo comenzar o qué cosas son indispensables en la conversación. La presidenta de la Asociación de Psicología de Puerto Rico, la doctora Silma Quiñones, indica que es más efectivo crear momentos informales, pues, sentar a un hijo —cual confesionario— para decirle “ahora hablaremos de los riesgos de los opioides”, posiblemente, no funcionará. Mejor dile: “escuché que murió alguien por una sobredosis por medicamentos recetados”.
Inferir que todos saben qué es un opioide y sus riesgos es incorrecto, menciona Quiñones. En su lugar, apuesta por introducir el tema desde lo más sencillo (ejemplo, qué es) hasta lo más complejo (la muerte).
Abórdalo, también, preguntándole qué sabe del tema. Esto es particularmente necesario cuando son más chicos, pues es un tema que se comenta ya a esos niveles. Cuestionar es clave, ya que las contestaciones pueden revelar lo que sabe y, si está equivocado, corregirlo no imponiendo, sino explicándole lo que sí debe saber porque te interesa su bienestar y por el alto riesgo al que se enfrenta. No se trata de castigar porque no sabe o porque lo que sabe no es correcto, sino de fomentar que te vea como la mejor fuente de información y a quién acudir si tiene dudas.
Hay que utilizar vocabulario sencillo y establecer con claridad que “aunque el medicamento parezca un grano de arroz, aun con ese tamaño, no puede tomarlo porque le puede causar la muerte. Es tan sencillo como que dejas de respirar, se para tu corazón y moriste”. Explica que los medicamentos recetados le hacen bien solamente a quien el médico se los recetó, por ello la receta incluye nombre, dosis y fecha. Hay que ser bien claro en que: el niño o joven no se tiene que echar a la boca nada que no le haya sido recetado.
La doctora enfatiza en que se debe ensayar con el niño o joven cómo contestarle a una persona —no importa quién sea— que le ofrezca este o cualquier tipo de droga. Ante la incomodidad que puede causarle, por ejemplo, que lo describan como cobarde por rechazar la droga, la experta en salud mental fue contundente. “El miedo es la señal de que estás en peligro. Si una persona te ofrece una droga y se burla de ti, dile: Pues sí, soy bien cobarde. Si quererse morir es ser cobarde, dale, dime cobarde, prefiero ser un cobarde a morir”. Así de claro.
Esta conversación no puede pasar de hoy, pero tampoco puede ser la única vez, la frecuencia es vital