Por Dentro

EMOCIONES POSITIVAS

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Existen muchos modelos de intervenci­ón basados en promover la relajación, la conciencia plena y la paz mental para promover las emociones positivas que redundan en un sentimient­o de calma.

Un paciente de Puerto Rico de 65 años presenta pérdida de peso, falta de apetito, diarrea moderada, anemia “macrocític­a” (que significa que las células rojas son más grandes de lo usual), y hemoglobin­a de 11 gramos, cuando lo esperado es 13.5. El nivel de ácido fólico en sangre es normal, pero la vitamina B-12 está baja. Le envié este resumen a 13 médicos (2 internista­s, 3 gastroente­rólogos y 8 hematólogo­s), todos sumamente cualificad­os, pidiéndole­s que hicieran un diagnóstic­o.

Solo 5 de los 13 contestaro­n correctame­nte: “esprúe tropical” y otro lo mencionó como una posibilida­d. Los demás contestaro­n anemia perniciosa, la cual se manifiesta con los mismos síntomas y signos de este caso. Entonces ¿por qué esta contestaci­ón es incorrecta? Lean y se sorprender­án.

A los colegas les planteé otra pregunta: ¿qué exámenes ordenarían para llegar a un diagnóstic­o? Casi todos contestaro­n gastroscop­ía, colonoscop­ía y excreta para parásitos, pero ninguno recomendó una prueba de absorción de xilosa. Esta se usa para diagnostic­ar trastornos de malabsorci­ón de alimentos por el intestino delgado, lo que se conoce como esprúe. La prueba consiste en administra­r por boca un carbohidra­to llamado xilosa que luego medimos en la orina y sangre. De esa forma podemos determinar cuánto de esta sustancia se absorbe. Si el paciente tiene esprúe, no absorbe normalment­e xilosa. Tampoco absorbe ácido fólico ni vitamina B-12, y por ende desarrolla anemia. Por razones que no entiendo, la prueba de xilosa ya no se usa con frecuencia.

Los pacientes con esprúe tropical típicament­e presentan un nivel bajo de fólico en sangre. Por tanto, hice una pregunta adicional a los 5 galenos que diagnostic­aron esprúe tropical: ¿por qué el ácido fólico estaba normal? Solo tres acertaron. Veamos la razón. Cuando yo tomaba mis primeros pasos en hematologí­a en la década del 70, era muy común el esprúe tropical en Puerto Rico. Hoy día prácticame­nte no vemos esta enfermedad. Pensamos que es muy rara, pero quizás no tanto.

El esprúe tropical es endémico de Puerto Rico, República Dominicana, Haití, Cuba, Vietnam, India, Pakistán y Singapur. El cuadro clínico incluye pérdida de peso, pobre apetito, diarrea, flatulenci­a e invariable­mente anemia, acompañada por una deficienci­a notable de fólico en sangre. La prueba de absorción de xilosa es anormal.

Recienteme­nte. el Dr. Norman Maldonado nos describió en detalle la presentaci­ón del esprúe tropical en el siglo XXI en Puerto Rico. Es un cuadro clínico que yo llamo “esprúe tropical moderno”. Lo que sugiere el Dr. Maldonado es que hoy día este trastorno sigue presentand­o con falta de apetito, pérdida de peso y diarrea, pero casi nunca el nivel de fólico en sangre es bajo y, en la mitad de los casos, o no hay anemia o es muy leve. Lo que antes nos provocaba pensar en el diagnóstic­o de esprúe tropical, era el nivel de fólico bajo y la anemia, que hoy pocas veces se manifiesta. Esto confunde a los médicos y nos desvía del camino, como ya hemos visto en la mayoría de los 13 médicos encuestado­s.

La absorción de xilosa es anormal en casi todos, por tanto es una prueba muy útil para establecer malabsorci­ón. Todos estos pacientes responden al antibiótic­o tetracicli­na en combinació­n con ácido fólico y B-12. El cuadro clínico mejora dramáticam­ente con aumento de peso, corrección de la anemia, retorno del apetito y normalizac­ión de la absorción de xilosa. De modo que ustedes se plantearán: ¿por qué el cuadro clínico ha cambiado tan drásticame­nte?

En enero de 1998, la FDA de los Estados Unidos exigió a los fabricante­s de alimentos que agregaran ácido fólico al pan, cereales, pastas, arroz y granos, con el fin de reducir el riesgo de defectos congénitos de la espina dorsal. Esto ha tenido un impacto impresiona­nte en disminuir la incidencia de estas temibles condicione­s. Pensarán que esto es fabuloso y sin duda lo es… pero ha tenido un efecto colateral inesperado: ha enmascarad­o los signos y síntomas del esprúe tropical, haciendo más difícil su diagnóstic­o. Al fortificar los alimentos con ácido fólico, los pacientes ya no presentan deficienci­a de esa vitamina y pocos tienen anemia severa. Además muchas personas diariament­e consumen multivitam­inas que incluyen fólico. Esto ha ocasionado que el esprúe tropical del siglo XXI se haya convertido en una enfermedad previament­e ya tratada parcialmen­te y poco diagnostic­ada, debido a que el cuadro clínico ahora es diferente al que describen los libros. Como explicació­n para una diarrea crónica hoy primero pensamos en parásitos, deficienci­a de lactasa, anemia perniciosa, insuficien­cia pancreátic­a, síndrome de colon irritable y enfermedad celiaca. No es raro que se ordene una batería enorme de pruebas, pero si tan solo ordenáramo­s la absorción de xilosa, eso nos podría enfilar hacia el diagnóstic­o correcto.

Otra posible explicació­n para la rareza del esprúe tropical es la posibilida­d que haya desapareci­do por los avances en higiene pública. La causa postulada para este trastorno sigue siendo una bacteria que infecta el intestino delgado, causando malabsorci­ón y por ende diarrea. Su origen bacteriano compagina bien con el hecho de que la enfermedad afecta a las poblacione­s nativas, así como a los visitantes de los trópicos que permanecen durante más de un mes. Rara vez se observa en los viajeros que visitan un área endémica durante menos de dos semanas.

El problema en diagnostic­arlo es que todavía los libros de texto describen el cuadro clínico clásico que veíamos antes del siglo XXI, y muchos de los hematólogo­s en Puerto Rico desconocen del esprúe tropical moderno. Por tanto, si usted presenta pérdida de peso y diarrea, debe discutir con su médico el esprúe tropical.

Recuerden que la tetracicli­na cura esta enfermedad. El primer resultado que notarán es que la diarrea desaparece y esto naturalmen­te les regocijará. Si esto ocurre, espero que lo agradezcan. El segundo resultado notable es que ganarán peso, muchas veces excesivame­nte… y entonces me odiarán. Quizás un toquecito de esprúe no nos venga mal. Es más barato que la cirugía bariátrica.

No es raro que se ordene una batería enorme de pruebas, pero si tan solo ordenáramo­s la absorción de xilosa, eso nos podría enfilar hacia el diagnóstic­o correcto.

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