¿QUIÉN DEBE Y QUIÉN NO DEBE TOMARSE UNA ASPIRINA DIARIA?
Por décadas se nos ha hablado repetidamente de la gran ventaja de tomar una aspirina de baby diariamente para evitar infartos. Un reciente artículo por el Dr. Marco Valgimigli de la Universidad de Bern en Suiza, capturó mi atención por su llamativo título en una comedida revista científica. El título es “La destacada historia de una droga maravillosa, que ahora llega a su fin en el ámbito de la prevención primaria: ¡adiós a la aspirina!”
¿En realidad ha llegado la hora de decirle un adiós absoluto a la aspirina? La aspirina nació hace 124 años y es, hasta el día de hoy, el medicamento más utilizado en el mundo entero, pero al abrir la nueva década del 2020, la situación empieza a cambiar. Veamos de qué trata el artículo. Hemos de ser cuidadosos y analizarlo bien. Empecemos por leer nuevamente el título. Fíjense que se refiere específicamente al
“ámbito de la prevención primaria”. No se trata de la aspirina para dolores de cabeza y otros males. Tampoco se trata de prevención secundaria donde todavía sigue vigente como les explicaré más adelante. Es preciso definir el significado de prevención primaria y en este caso específico, prevención cardiovascular primaria. Esta se refiere a personas sin historial previo de enfermedad cardiaca, en las cuales intentamos evitar infartos del corazón y derrames cerebrales utilizando nuevos estilos de vida y aplicando técnicas como el uso diario de aspirina. La prevención secundaria es lo mismo, pero se aplica en personas con un historial previo de estas enfermedades, quienes lógicamente tienen mayor riesgo.
En el escrito de Valgimigli, él emite su opinión acerca de un artículo del Dr. Ahmed Mahmoud de la Universidad de Florida, publicado en el mismo número de esa revista. Dicho artículo consiste en un análisis de 11 estudios prospectivos previamente publicados, que incluyeron 157,428 sujetos sin historial previo de enfermedad cardiovascular. La mitad recibieron aspirina y la otra mitad no. El análisis de estos estudios reveló hallazgos algo sorprendentes. Como de esperarse, la frecuencia de infartos cardiacos fue algo menor en los que tomaban aspirina. Sin embargo los investigadores concluyeron que no es recomendable usar la prevención primaria con aspirina, pues a pesar de que la incidencia de infartos cardiacos fue menor, la mortalidad no se redujo. La explicación es relativamente sencilla: la aspirina actúa como un anticoagulante y de esa forma evita los coágulos que ocluyen las arterias coronarias y dan lugar a los infartos. Los investigadores encontraron que la ventaja ganada por la prevención de infartos se perdía al aumentar la frecuencia de hemorragias, incluyendo sangrados intracerebrales que ocurrieron en una de cada 250 personas tratadas. En otras palabras, la disminución en la frecuencia de infartos otorgada por la aspirina viene
La Asociación Americana del Corazón rechaza, sin excepción alguna, el uso de aspirina como prevención primaria en sujetos mayores de 70 años