¡A mover el cuerpo!
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Chuparse los dedos se considera que es algo normal, fisiológico y tiene un efecto calmante en el niño. Todos los infantes nacen con la necesidad de chupar. Algunos, desde la semana 29 de la gestación, lo hacen en el vientre materno. Si ocurre antes de los cinco años y no cambia la forma de los dientes, no debe preocupar”, destaca la doctora Ana Medina, pediatra de emergencia y miembro de la junta de la Sociedad Puertorriqueña de Pediatría.
En caso de que los adultos comiencen a notar problemas en el alineamiento de los dientes o malformaciones en la boca del menor, es necesario visitar a su pediatra, quien puede referirlo a un dentista pediátrico.
Tanto Medina como la psicóloga Amanda Maldonado explican que se trata de un hábito que se deja con el pasar del tiempo, sobre todo, cuando el niño entra en una etapa escolar y por la presión de sus pares, nunca de los padres.
La psicóloga enfatiza que si los padres desean eliminar esa costumbre por miedo a poner en riesgo la salud del menor, sobre todo, ante la pandemia del coronavirus (COVID-19), deben entender que se trata de un hábito que no se deja de un día para otro.
“A un niño de dos o tres años, de acuerdo con su lenguaje y de la manera que entiende, puedes empezar a explicarle por qué debe dejar esa costumbre. Vas poco a poco dándole la información para que vaya internalizándola”, sugiere Maldonado.
“Es importante ignorar el hecho. Muchas veces deja la costumbre por sí solo”, concluye Medina.