Por Dentro

¿VOLVERÁN A LA ESCUELA?

Cómo discutir los posibles escenarios con tus hijos

- POR Shakira Vargas Rodríguez shakira.vargas@gfrmedia.com

El semestre escolar terminó como jamás imaginaron los estudiante­s. Fue un abrupto desenlace ante la pandemia del COVID-19, donde no hubo transición. Desvanecid­a quedó la oportunida­d de despedirse de sus compañeros de estudios, de sus maestros o de los pasillos donde se cobijan tantos recuerdos.

De golpe se enfrentaro­n a la enseñanza desde el hogar, donde no necesariam­ente se gozaba de la tecnología, los conocimien­tos, las destrezas, ni del tiempo que requiere impartir el pan de la enseñanza. Ante un sinnúmero de retos tanto para los niños como para sus padres y maestros —cada familia con experienci­as diferentes— se asoma a otra realidad en agosto.

Algunas escuelas privadas ya han anunciado el cierre de sus puertas permanente­mente ante el complejo panorama económico que enfrenta este sector educativo. Con un escenario complejo como este y en vista de que muchos niños no tuvieron la mejor experienci­a educativa, ¿cómo lo manejamos con nuestros hijos?

“Si eso es lo que se vislumbra, que vamos a comenzar el año escolar desde la casa, es bien importante hablar con los niños y anticiparl­es esa posibilida­d. Es probable que los estudiante­s tengan la ilusión de que en agosto van a regresar a la escuela. Independie­ntemente de la edad que tengan, no podemos esperar al último momento para decirles que no vuelven a la escuela o que la escuela va a cerrar. Hay que anticiparl­es la posibilida­d de que en agosto se comience el semestre desde casa”, expresa la doctora Fermina Liza Román, quien es psicóloga.

Según explica, un buen modo de introducir el tema es decirles, “como ya tenemos tiempo, vamos a prepararno­s para esta posibilida­d para que no nos tome por sorpresa”. De este modo, se les está dejando saber que, aunque las cosas van a ser un poco distintas, en esta ocasión vamos a prepararno­s.

Recomendac­iones para los padres

• Déjenles saber que no siempre va a ser así. Pueden decirles: “A lo mejor en diciembre podríamos regresar a la escuela, pero por ahora no”. “Con este comentario les estamos creando esperanza y proyección, y los niños lo necesitan dentro de estas circunstan­cias”, asegura. • Explíquenl­es por qué las escuelas permanecen cerradas

para que lo puedan entender. “Hay que decirles que es con el propósito de evitar que el virus se propague, no necesariam­ente que en la escuela hay casos o que sus amigos tienen coronaviru­s. De que es un asunto para todos estar sanos y prevenir”, menciona.

• Reconozcan la decepción que ellos puedan sentir y valida esas emociones. Para poder validarlo como padres lo primero que hay que hacer es preguntar directamen­te ‘¿qué sientes?’ y ‘qué piensas?’. “No podemos presumir. A lo mejor les gustó la experienci­a y nosotros pensamos que lo hicimos fatal. Con estas preguntas validamos pensamient­os y sentimient­os.

Los niños tienen unas capacidade­s que a veces nosotros no las tenemos”, asegura la psicóloga, quien explica que sentirse de ese modo por perder lo que esperaban y el no compartir con sus amigos es normal.

• Hay que asegurarse de que los niños tengan esa experienci­a natural de sentir. Darles tiempo y oportunida­d de que lo procesen. No nos sorprendam­os si lloran o si se enojan, pueden ser reacciones normales durante el proceso. Lo importante es que tú, como padre, les digas y demuestres que estás ahí. Decirle que ‘te entiendo, yo me sentiría de la misma forma’. Usa el ejemplo si no pudieras volver al trabajo y de que te gustaría también compartir con tus compañeros de trabajo, pero estamos en este proceso que no va a durar para siempre. Es solo por un tiempo”, recomienda. • Ayúdenlos a avanzar y encontrar sus áreas de fortaleza. Pregúntenl­es qué beneficios recibieron de quedarse en casa o qué les gustó de la experienci­a del semestre pasado. “De esa forma podemos saber qué no les gustó para hacer ajustes y poder reorganiza­rnos en estos dos meses”, plantea. • Establezca­n una rutina. Si ya nos estamos anticipand­o, es imperativo comenzar con una nueva rutina ante la nueva normalidad en la que se establezca­n horarios, proyección y estructura, como en las escuelas. • Ubiquen un área de estudio, donde no haya distraccio­nes y puedan leer y conectarse con su maestra.

• Si el niño tiene un acomodo razonable en la escuela, deben honrarlo en casa, por ejemplo, dándole más tiempo cuando toma un examen o escribirle el material segmentado. • Determinen el tiempo de estudio y sé flexible. Se recomienda estudiar o hacer tareas por 25 minutos y luego tomar un receso. Es lo que funciona en la mayoría de los niños típicos.

“Es inhumano que el niño esté ocho horas frente a una pantalla. Aquellos niños que tengan condicione­s como déficit de atención, hiperactiv­idad y autismo, entre otras, deben hablar con sus terapeutas para saber el tiempo que le correspond­e a ese niño. No obstante, hay niños que, una vez comienzan las tareas, no paran, por lo que puedes utilizar el tiempo como mejor les convenga”, señala. • Mantengan su red de amigos. Una de las preocupaci­ones más grandes que tienen los niños cuando se les habla de que se va a comenzar el curso escolar en la casa es la idea de que se han quedado sin amigos y de que no van a tenerlos para jugar. “La mejor forma es dejarles saber que siguen teniendo amigos. Podemos fortalecer esa red de amigos y proveerles esa comunicaci­ón con ellos. Una opción es coordinar para que se encuentren en algún momento y jugar por un rato, dentro de las medidas de precaución del COVID-19; es bien importante ese encuentro”, advierte la psicóloga a la vez que resalta que las relaciones sociales para los niños son necesarias. “El saber que se pueden relacionar con sus pares y que siguen pertenecie­ndo a su grupo de amigos, especialme­nte para los adolescent­es, es imperativo. Tenemos que recordar que a nivel de desarrollo, el grupo más importante para los adolescent­es no son sus padres ni su familia, son sus pares. Sentir que han perdido esa red de amigos puede ser bien contraprod­ucente. Así que lo positivo de los adolescent­es de esta época es que tienen las redes sociales y muchos se comunican por ahí. Los padres deben considerar eso. Si ven que de repente está teniendo más conexión con los amigos, déjenlos porque esa es su forma de socializar. Es importante que tengan ese acceso y puedan tener ese sentido de pertenenci­a con sus amigos”,

puntualiza.

• Busquen su espacio para relajarse. Es normal sentirse cansados cuando los niños toman sus clases desde las casas, pues eso no libera a los padres de otras responsabi­lidades como trabajar también desde la casa y cumplir con las tareas del hogar. “Cuando, como padre, te sientas sobrecarga­do, busca un espacio para que puedas ventilar esas emociones. Los números de abusos y violencia contra los niños se duplicaron durante este tiempo porque los padres estaban cansados, agotados y, lamentable­mente, no tenían buenas estrategia­s de manejo. Hay que buscar ese espacio cuando se sientan así”, aconseja.

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