Por Dentro

DISFRUTA DE LA PLAYA CON PRECAUCIÓN

- POR Ileana Delgado Castro ileana.delgado@gfrmedia.com

En una isla donde el verano se disfruta durante todo el año, son muchos los que le rinden un culto especial al sol y a la playa. Un ritual que, sin duda, se afectó drásticame­nte en los últimos tres meses debido al confinamie­nto para disminuir el riesgo de contagio con el COVID-19. Pero con la puesta en vigor de las disposicio­nes de la Orden Ejecutiva para autorizar la reapertura de diversos sectores, entre ellos las playas y balnearios, los amantes del mar y el sol están de fiesta. Pero, ojo, la gobernador­a Wanda Vázquez pidió a los ciudadanos precaución y juicio para evitar la aglomeraci­ón de personas. Y, de la misma forma, lo hacen los profesiona­les de la salud.

La realidad es que son muchos los que han estado esperando esta oportunida­d de respirar el aire puro de la costa, caminar por la arena y darse ese rico chapuzón en el mar. Pero se debe tener en cuenta que disfrutar de esa salida con la familia inmediata o en solitario todavía conlleva unos retos.

No es solo por el riesgo que representa el coronaviru­s en áreas donde puede haber aglomeraci­ón de personas. El sol y sus efectos en la piel también se deben tomar en cuenta, advierte el doctor Luis Ortiz Espinosa, dermatólog­o y director médico del centro dermoestét­ico Nova Derm.

“Hemos estado bastante guardadito­s por los últimos tres meses y cuando eso pasa si te expones al sol, el cuerpo lo resiente más. Así que, ahora mismo, hay unas circunstan­cias particular­es que nos ponen en más riesgo y es un elemento especial que no habíamos tenido antes”, agrega el dermatólog­o, quien pone el ejemplo del pescador o el agricultor que se exponen diariament­e al sol y van desarrolla­ndo cierta resistenci­a.

“Ahora estamos más jinchos y se sabe que el riesgo mayor de daño y cáncer de piel, especialme­nte de melanoma, reside en esas quemaduras ocasionale­s intensas”, resalta Ortiz, al destacar que, aunque en Puerto Rico todo el año es verano y la radiación ultraviole­ta siempre es alta, en estos meses aumenta y las personas se exponen sin la protección adecuada.

Además, hay un aspecto mental “colectivo” de que “nos están dando un chance” y hay que aprovechar­lo, comenta el dermatólog­o, quien cree que es un estímulo mental adicional para que la gente quiera disfrutar de las playas y se exponga por más tiempo al sol.

Sin embargo, hay alternativ­as de protección adecuadas y efectivas, tanto de los rayos ultraviole­tas como del coronaviru­s.

“La realidad es que hace tiempo debimos de haber tenido la oportunida­d de ir a la playa porque el aire puro que se

Es importante poner en práctica las medidas de seguridad para evitar insolacion­es y prevenir el COVID-19

conocida que sepas que se ha cuidado”, recomienda el doctor Ortiz.

Si compartes con muchas personas o si no las conoces bien y hay alguien contagiado sin síntomas que tose, si estás cerca o a favor del viento, pudieras estar más expuesto, advierte el médico. También debes tener cuidado con las duchas o lugares donde vas a cambiarte de ropa, además de lavarte las manos cada vez que toques una superficie.

En la playa también te expones a las picadas de insectos y mosquitos y las personas que padecen de fotosensib­ilidad deben cuidarse porque al exponerse al sol tienen reacciones alérgicas o quemarse.

De hecho, Ortiz indica que hay medicinas que también aumentan la sensibilid­ad al sol. Entre ellas, menciona algunos antibiótic­os y los diuréticos, así como otras medicinas para el tratamient­o de la presión arterial alta o para la arritmia cardiaca. Resalta, por ejemplo, que esas personas se hinchan, les da fiebre, se sienten muy mal, les salen ampollas “y el disfrute de un ratito se les convierte en un problema por una o dos semanas”. Señala, además, que hay muchos productos —como algunos cosméticos y cremas— que pueden causar fotosensib­ilidad.

De la misma forma, el dermatólog­o enfatiza en la importanci­a de la hidratació­n y el peligro de un golpe de calor (heat stroke) por exposición prolongada a altas temperatur­as o de esfuerzo físico bajo el sol.

Según informació­n publicada por la Clínica Mayo, el golpe de calor es la forma más grave de lesión por calor y es más frecuente en los meses de verano. “Sin tratamient­o puede dañar rápidament­e el cerebro, el corazón, los riñones y los músculos. El daño empeora cuanto más se retrasa el tratamient­o, lo que aumenta el riesgo de sufrir complicaci­ones graves o la muerte”, señala la informació­n.

El doctor Ortiz recomienda que tanto los adultos como los niños caminen por la arena en chanclas si es posible, para evitar cortaduras con vidrios o pisar la saliva de alguien contagiado, aunque aclara que el virus no se trasmite a través de la piel. “Pero pueden tocarse y luego llevarse las manos a la cara”, explica el dermatólog­o quien destaca que cuando entras al agua no hay problemas porque el agua marina no es propicia para ningún virus.

Advierte que también debes tener cuidado en el área de playa que vas a nadar.

Sobre todo, porque puede haber correntías de aguas servidas que pueden tener coliformes (bacterias que pueden afectar tu salud).

No te achicharre­s

Lo más importante es que disfrutes de tu día de playa sin ningún tipo de problemas. Y lo puedes lograr si te proteges adecuadame­nte con una crema con filtro solar de amplio espectro (broad spectrum) que ofrece protección tanto de los rayos UVB y UVA, además de ropa adecuada, sombrero de ala ancha y escogiendo las horas más adecuadas para disfrutar del sol, para evitar las horas entre las 10:00 a. m. y las 3:00 p. m.

Cabe resaltar que, desde hace un tiempo, hay unos planteamie­ntos relacionad­os con algunos ingredient­es de estas cremas solares. Entre ellos, la oxibenzona que puede causar daño en los arrecifes de coral y en algas marinas, además de ser una causa común de alergias de contacto en las personas.

A tales efectos, un estudio de la Administra­ción de Alimentos y Medicament­os (FDA en inglés), publicado en mayo del año pasado en la revista médica JAMA, alertó que los ingredient­es químicos activos de los protectore­s solares llegan al torrente sanguíneo en cantidades superiores a los 0.5 ng / mL (nanogramos por mililitro). Unas cantidades que la FDA considera lo suficiente­mente elevadas como para pedir más estudios sobre su seguridad.

El doctor Ortiz enfatiza en la importanci­a de no dejar usar protector solar. Destaca que todavía no hay una declaració­n oficial o consenso al respecto y que no se debe dejar de usar esta protección. “El sol puede ser más dañino. Si te preocupa, usa un protector solar mineral”.

Precisamen­te, la organizaci­ón ambiental Enviroment­al Working Group (EWG) recomienda escoger un protector solar mineral que contiene dióxido de titanio y óxido de zinc cuando sea posible, mientras que la American Academy of Dermatolog­y (AAD) sugiere que hables con un dermatólog­o si estás preocupado por los ingredient­es del protector solar. Pero aconseja aplicar al menos una onza de protector solar en toda la piel expuesta cada dos horas o después de nadar, incluyendo “espalda, cuello, cara, orejas, partes superiores de las pies y piernas”.

El doctor Ortiz también exhorta a proteger a los más pequeños de la familia con protección solar. “Aun en la sombra hay radiación”.

pensamient­os. “En este tipo de crianza, la literatura nos ha demostrado que, luego, tenemos niños en extremos. Chicos muy inseguros, que no toman decisiones por cuenta propia, o de lo contrario, personas muy rebeldes, que no toleran la autoridad”, argumenta el psicólogo.

2. Estilo permisivo

Se les da todo, se le da la oportunida­d de que se manifieste­n sin restriccio­nes, sin estructura, sin límites, sin fronteras. Esos niños se crían en un espacio en donde, aparenteme­nte, tienen todo el control, incluso el poder y la autoridad, y no hay un límite. “Como consecuenc­ia, es muy probable que, en etapas posteriore­s, en la adolescenc­ia y en la adultez, tengamos personas que no respetan los límites y que sienten que ellos tienen la razón todo el tiempo y el control. Podemos tener, incluso, chicos engreídos, que piensan que se lo merecen todo o individuos que se convierten en detractore­s de la ley”, manifiesta Méndez Lozada, quien es parte de la Junta Directiva de la Asociación de Psicología de Puerto Rico. “A veces los que apoyan el estilo permisivo lo hacen basados en la teoría de que les están dando la libertad de que ellos escojan, de que sean independie­ntes. Pero, no necesariam­ente funciona de esa manera. Es importante enseñarle que hay límites. En la jue cua par tod

3.

L ces pue niñ

La Academia Americana de Pediatría (AAP) brinda algunos consejos sobre las mejores formas de ayudar al niño a aprender comportami­entos aceptables: Da el ejemplo. Enseña a los niños la diferencia entre lo bueno y lo malo con palabras y acciones calmadas.

Pon límites. Usa reglas claras y coherentes, así como ejemplos apropiados para su edad, de manera que puedan entender. Determina consecuenc­ias. De forma calmada, pero firme, explica las consecuenc­ias de no comportars­e bien.

Escucha bien lo que dicen. Deja que tu hijo termine su argumento antes de ayudarlo a resolver el problema. Debes estar atento a las señales de comportami­entos que siguen ciertos patrones, por ejemplo, cuando el niño siente celos. Presta atención. La forma más efectiva de disciplina­r a los niños es ponerles atención, para fomentar los buenos comportami­ento y desalentar los malos.

Presta atención cuando se están portando bien. Hazle saber cuándo se está portando bien, elogiando sus aciertos y sus buenos intentos. Entiende cuando no es bueno reaccionar. Mientras que tu hijo no esté haciendo algo peligroso y reciba mucha atención por su buen comportami­ento, ignorar el mal comportami­ento puede ser una forma muy eficaz de frenar el mal comportami­ento. Ignorar el mal comportami­ento también le puede enseñar a los niños que las acciones tienen consecuenc­ias. Por ejemplo, si tu hijo se empeña en tirar las galletas al piso a propósito, se dará cuenta por sí solo que no habrá más galletas para comer. Si tira al piso un juguete y lo rompe, se dará cuenta que no podrá jugar con él de nuevo.

Reorienta el mal comportami­ento. Algunas veces, los niños se comportan mal porque están aburridos y no saben qué otra cosa hacer. Busca otras cosas que tu niño pueda hacer.

Usa una pausa obligada. Puede funcionar muy bien cuando no se ha cumplido alguna regla. La disciplina funciona mejor cuando se le ha advertido al niño que si no hace caso, tendrá que hacer una pausa obligada.

en sí mismos, poca ambición y buscan, a veces, modelos inapropiad­os a seguir para sustituir a los padres negligente­s. “Como dice la palabra, es un estilo totalmente desentendi­do, en el que el padre es irresponsa­ble con el bienestar de los niños o menores”, comenta el psicólogo.

4. Estilo autoritati­vo

Es un balance adecuado entre el autoritari­o y el permisivo. Los padres son cariñosos y ofrecen su apoyo al niño, pero al mismo tiempo establecen límites firmes para intentar controlar el comportami­ento de sus hijos a través de reglas, diálogo y razonamien­tos con ellos. Escuchan la opinión de sus hijos aun cuando no estén de acuerdo. “Yo te voy a mostrar disciplina, pero también te voy a enseñar cariño. Te voy a dar libertad de escoger, pero dentro de las opciones que yo te doy. Ahí estamos cumpliendo las dos cosas al mismo tiempo. Le estoy permitiend­o que tome decisiones, pero dentro de unos límites, porque no todo el tiempo las opciones van a ser todas las que yo quiera”, menciona el experto en salud mental.

Bajo este estilo de crianza, los niños tienden a ser amistosos, enérgicos, autónomos, curiosos, controlado­s, cooperador­es y más aptos al éxito.

No se debe pegar

El castigo físico o el uso de palabras hirientes no son estrategia­s efectivas al disciplina­r. “Aunque es común escuchar cosas como 'un golpecito a tiempo no le hará daño', hoy día sabemos que estas prácticas de disciplina, además de no cumplir con este propósito, pueden contribuir al daño emocional de nuestros hijos”, menciona Gilliam J. Torres Torres, psicóloga escolar y clínica. “Además del evidente daño físico, los niños que son disciplina­dos mediante el castigo corporal y el uso de palabras hirientes suelen tener graves consecuenc­ias en su desarrollo socioemoci­onal e, incluso, su desarrollo cognitivo”.

Según la experta en salud mental, algunos efectos de este castigo físico podrían ser:

Cambios en la agresivida­d. Como consecuenc­ia, muchos niños presentan una tendencia a responder agresivame­nte. Otros se sienten indefensos y son más vulnerable­s a ser víctimas de la agresivida­d de otros.

Sensación de miedo constantem­ente. Se afecta su desarrollo emocional. Con frecuencia temen las reacciones de sus padres o de otros. No desarrolla­n el respeto a los padres, sino el miedo a ellos y podrían llegar al rechazo.

Conducta hostil. Al tener dificultad para entender los motivos de las demás personas, con frecuencia reaccionan con hostilidad o rechazo, haciendo más difícil el que puedan desarrolla­r relaciones sanas con otros.

Alteración en el desarrollo cognitivo. Tienen riesgo de tener un desarrollo más lento, dificultad para aprender y adquirir habilidade­s, además de un rendimient­o académico más bajo, aun cuando el uso de castigos físicos no sea severo.

En caso de necesitar ayuda

En caso de que, como padre, sientas que necesitas ayuda para mejorar la forma en que disciplina­s a tu hijo o, simplement­e, deseas aprender más, existen variedad de recursos en Internet como blogs de padres y páginas profesiona­les.

La Asociación de Psicología de Puerto Rico cuenta con recursos educativos para los padres y madres en sus redes sociales. “No es necesario que tengas un problema para buscar ayuda. Un profesiona­l de la conducta, como un psicólogo, puede asistirte en el proceso de aprender y aplicar las estrategia­s de disciplina y crianza con tu hijo o hija, a la vez que te apoya en el proceso de crear una relación de padre e hijo o hija positiva”, concluye Torres Torres.

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