BALANCE VIRTUAL Y FÍSICO
El trabajo remoto, las llamadas por videoconferencias como Zoom, el uso de WhatsApp para comunicarse entre colegas, las clases por Classroom o Teams… No cabe duda de que la pandemia por el coronavirus ha fortalecido el rol que ocupa el mundo virtual en nuestras vidas, ya sea para el trabajo, la escuela o para comunicarse entre amigos y familiares.
Pero las oportunidades que ofrece la tecnología no necesariamente reducen la incertidumbre o los miedos que implica esta crisis. Menos aún si se intenta pretender que la vida sigue “como si nada”.
“Hay que tener cuidado con pensar que, porque tenemos el internet, que podemos trabajar a distancia, es como si nada hubiese pasado y seguimos como antes de la cuarentena. O como ahora tenemos Classroom (de Google) o Teams (de Microsoft), podemos pensar la educación de la misma manera o tratar de seguir el mismo ritmo que antes. Hay que tener cuidado porque si bien son recursos para permitir unas tareas, no deben ser para enajenarnos”, expuso el doctor y psicólogo clínico, Eduardo Valsega.
El experto indicó que, si bien los medios virtuales han llegado a suplir la necesidad de volver a trabajar, estudiar o conectar, no pueden utilizarse para exigirse a sí mismo o a los hijos cumplir con unas expectativas apartadas de la realidad.
Reconocer que vivimos momentos inéditos, que pueden ser difíciles para grandes y pequeños, será clave al momento de establecer prioridades y tomar decisiones que redunden en bienestar personal y para el núcleo familiar. “La tecnología no es ni buena ni mala, depende de cómo se utilice… ¿Estamos utilizando el internet para sostener unas tareas vitales, para unos intercambios que nos permitan no caer en la desesperación, no caer en la precariedad o en más dificultades? ¿O estamos usando la tecnología como una especie de exigencia casi hasta sádica, o para hacer un ejercicio policial de cumplir o estar conectado un tiempo específico porque se supone que estés trabajando?”, planteó.
En ese sentido, el psicólogo destacó la importancia de evaluar cómo utilizamos la tecnología en medio de la pandemia, en términos de los vínculos que está posibilitando. Por ejemplo, si la relación con el mundo virtual puede definirse como una de tener que cumplir sin excusas, no importa qué o si, por el contrario, puede catalogarse como una que propicie al entendimiento.
Este análisis también impacta directamente a los hijos, especialmente menores y en etapa de desarrollo. “Parte de cómo los padres estén lidiando (con la pandemia), evidentemente va a tener que ver con su entorno laboral, su entorno social. Un patrono o escuela que sea hiperexigente o que no se dé cuenta de lo que está ocurriendo puede hacer que los padres y que los chiquitos estén pasando un momento muy, muy duro”, finalizó.
■“Recuerden la importancia del juego”. En el caso de que en el hogar haya menores, especialmente entre los 4 a 6 años, el psicólogo recuerda que las actividades recreativas donde el niño o la niña pueda crear, manipular o inventar -más allá de estar conectado a una tableta o aparato digitalson necesarias para su desarrollo. Se recomienda que los padres se pongan a disposición de los menores para jugar con ellos, pero que no los obliguen.
“Escuchen a los chiquitos”. En ocasiones, explicó Valsega, los adultos descartan o no le dan valor a lo que los menores les dicen, pero es necesario tratar de entenderlos y ponerse en sus zapatos. “Muchas veces lo que está detrás de ansiedades, miedos o cuando se levantan por la noche, cuando están tristes, irritables o (presentan) malas conductas, muchas veces tiene que ver que los padres no los entienden y no tienen entonces cómo hablar o poner en perspectiva”, apuntó.
“Es importante que los padres se cuiden entre ellos y se escuchen”. Valsega hizo hincapié en lo significativo de tomar un espacio para autoevaluarse e identificar cómo están lidiando con todas sus emociones y estados de ánimo, ya sea incertidumbre, ansiedad o alegría, por ejemplo. Es necesario reconocer y poner en perspectiva lo que está pasando y cómo incide en las relaciones interpersonales, ya sea con la pareja, los hijos o hasta en el trabajo.
“Si te das cuenta de que necesitas buscar ayuda o, al revés, entiendes que con pequeñas modificaciones lo puedes hacer. O reconocer mi vulnerabilidad o fragilidad y buscar apoyo en mi pareja o algún familiar. No tenemos que hacerlo todo solos”, señaló.
“Entiendan cuáles son las condiciones, en qué momento estamos, cuáles son los vínculos que estoy tratando de sostener y qué valdría la pena”. No se puede olvidar que la pandemia ha provocado cambios sustanciales a la rutina y aunque la tecnología intenta llenar unas necesidades, falla en ocasiones. Que la internet no funcione correctamente o los aparatos se dañen en medio de estas circunstancias no puede ser motivo de angustia.
“Reconozcan sus propios límites”. Valsega señaló que, a veces, los adultos se quieren hacer los duros hasta que se queman. “Estamos en un momento donde es importante decir ‘no lo puedo todo’ porque a veces la prepotencia es nuestro peor enemigo”.