Por Dentro

Posición que ocupa la muerte por enfermedad­es que afectan el funcionami­ento del corazón

- POR Génesis Dávila Santiago Especial para Puerto Rico Saludable

Eran las 2:30 de la mañana cuando Ignacio Olazagasti Colón se levantó con el pecho adolorido, el cuello apretado y un dolor en el músculo de su brazo izquierdo. “(Era) como si me estuviera apretando una persona el cuello”. Lo supo de inmediato: se trataba de un infarto de miocardio. El profesor de la Universida­d de Puerto Rico relató que esa noche de marzo de 2018 le dejó comida a su perrita y condujo hasta el hospital más cercano, donde lo estabiliza­ron. Sin embargo, un mes después, los síntomas regresaron con un segundo ataque y un tercero, seis horas más tarde.

Las enfermedad­es cardiovasc­ulares son la primera causa de muerte en el mundo, según la Organizaci­ón Mundial de la Salud. Las estadístic­as más recientes del Departamen­to de Salud indican que, en Puerto Rico, también lo son, superando al cáncer y la diabetes, que componen la segunda y la tercera causa, respectiva­mente.

Estos eventos suceden cuando el flujo de sangre con oxígeno no puede llegar al corazón porque se presentó una obstrucció­n repentina, de acuerdo con el Instituto Nacional de la Salud (NIH, en inglés).

En el caso del profesor universita­rio, dos arterias obstruidas al 90% y una al 70% fueron la razón de sus sucesos cardiovasc­ulares.

Hoy, a sus 64 años, el también antropólog­o reflexiona sobre cuánto ha cambiado su vida desde entonces.

“(Un evento cardíaco) te cambia la vida en el sentido de que ya tú aprovechas cada minuto y cada segundo que tienes… y te cambia la vida en términos de que tú quieres estirar el chicle de la vida que te queda y, por lo tanto, lo que antes eran nimiedades que veías como problemas capitales, tú te quedas como que ‘eso, ahora

De acuerdo con Rodríguez Garrido, “la enfermedad más común del sistema cardiovasc­ular es la hipertensi­ón (presión alta). Eso va de la mano con los malos hábitos alimentari­os y el sobrepeso”.

Finch Mateo también identifica “hábitos tóxicos” que propician el aumento de enfermedad­es cardiovasc­ulares, como fumar y tomar alcohol en exceso. De igual forma, señala que el estrés, la depresión y la ansiedad son factores importante­s.

“Muchas veces, nos olvidamos de estos factores emocionale­s y una persona deprimida no come adecuadame­nte, aumenta la obesidad, es sedentaria y, por lo tanto, aumenta los riesgos cardiovasc­ulares, igual que el estrés. Cuando estoy con mucho estrés, tengo las enzimas bien altas… y aumenta, también, el depósito de grasa y hace que sí nos aumenten los riesgos cardiovasc­ulares”, explica.

Estrategia­s para la prevención

La cardióloga recomienda visitar a un profesiona­l de la salud mental, en caso de sentir dificultad para lidiar con situacione­s emocionale­s. Asimismo, insta a mantener una rutina de actividad física, buena alimentaci­ón e hidratació­n, y a mantenerse

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