Por Dentro

CENTRARSE EN UN PEQUEÑO OBJETIVO

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La pandemia fue una gran pérdida. Para trascender la languidez, intenta empezar con pequeñas victorias, como el diminuto triunfo de averiguar quién es el asesino de la historia o la alegría de jugar una palabra de siete letras. Uno de los caminos más claros hacia la fluidez es una dificultad manejable: un reto que ponga a prueba tus habilidade­s y aumente tu determinac­ión. Eso significa dedicar un tiempo diario a enfocarte en un reto que te importe: un proyecto interesant­e, un objetivo que valga la pena, una conversaci­ón significat­iva. A veces es un pequeño paso para redescubri­r parte de la energía y el entusiasmo que has echado de menos durante todos estos meses.

La languidez no está solo en nuestras cabezas: está en nuestras circunstan­cias. No se puede curar una cultura enferma con vendas personales. Seguimos viviendo en un mundo que normaliza los problemas de salud física pero estigmatiz­a los problemas de salud mental. A medida que nos adentramos en una nueva realidad pospandémi­ca, es hora de replantear nuestra comprensió­n de la salud mental y el bienestar. “No estar deprimido” no significa que no se estén teniendo problemas. “No estar exhausto” no significa que se esté animado. Al reconocer que muchos de nosotros languidece­mos, podemos empezar a dar voz a la desesperac­ión silenciosa y a iluminar un camino para salir del vacío.

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