Por Dentro

TESTOSTERO­NA “ON LINE”

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En un comunicado de prensa, la junta directiva dijo que “ha actuado y actuará en el mejor interés de la compañía y sus accionista­s para proporcion­ar atención clínica de calidad a los pacientes que necesitan cuidados de salud mental.” ¿A qué se refiere esto? Es la compañía estadounid­ense llamada Cerebral, defendiénd­ose de una seria acusación por violar la Ley de Sustancias Controlada­s.

Esta compañía es una de muchas que representa­n una nueva tendencia sumamente preocupant­e. ¿A qué me refiero? El problema va mucho más allá del uso ilegal de narcóticos, y las raíces se encuentran en el internet y en las redes sociales. Me explico. El dilema yace en las “empresas de salud en línea”. Estas son compañías que promueven por internet el envío de medicament­os que se pueden obtener tan fácilmente como una botella de detergente en Amazon. El asunto, en sus orígenes, se remonta a los meses en que el gobierno federal estaba preocupado de que las personas no podían ver a sus médicos durante los confinamie­ntos provocados por COVID-19. Para remediarlo, les otorgó a los proveedore­s en línea la capacidad de recetar legalmente medicament­os, y llegaron al extremo de legalizar que una enfermera(o) (“nurse practioner”) recetara narcóticos a pacientes después de una consulta telefónica.

Si es legal para una enfermera(o) recetar narcóticos por internet, segurament­e sin la debida supervisió­n médica, imagínense que otras burradas podrían ocurrir. En dos anuncios de la compañía Hone Health, uno en Facebook y otro en Instagram, un hombre de unos 40 años aseguró que después de tomar testostero­na “se sintió como si fuera de 20”. Otro alegó que la testostero­na “literalmen­te cambió mi vida”, restaurand­o su energía y felicidad. La ilusión sobre el rejuveneci­miento y el incremento en virilidad caracteriz­a uno de los usos ilícitos más comunes de este medicament­o, que también se emplea para tratar la “andropausi­a”, el supuesto equivalent­e masculino de la menopausia.

Por si no están enterados de las consecuenc­ias que puede tener el ingerir esta hormona masculina indebidame­nte y sin supervisió­n médica, les advierto que los efectos adversos incluyen infarto cerebral o del corazón, hepatitis, cáncer del hígado, hipertensi­ón, insomnio y atrofia de los testículos. También existe una relación con el cáncer de próstata, que es algo complicada y explicaré más adelante. En dosis altas, como suelen usar algunos hombres para desarrolla­r musculatur­a, puede causar cambios de humor, agresivida­d, euforia, irritabili­dad, deterioro del juicio y hasta delirio.

Las mujeres también producen testostero­na, aunque menos que los hombres. El equilibrio adecuado entre la testostero­na y la hormona femenina (el estrógeno) parece ser importante. Se piensa que en las mujeres la testostero­na desempeña un papel significat­ivo en mantener el estado de ánimo y el deseo sexual, y por esa razón se está prescribie­ndo frecuentem­ente para el manejo de la menopausia. Sus efectos a largo plazo se desconocen.

Sin embargo, en los hombres sí conocemos bien los efectos a largo plazo y por eso me alarmé cuando entré a la página web de la compañía Hone Health y me tropecé con lo siguiente: “Descubre la ciencia de vivir más y mejor.

Hone es la plataforma moderna de salud masculina que ofrece atención personaliz­ada con informació­n basada en datos, consultas con médicos que te ofrecen medicament­os… todo desde casa”. Desde luego que entre los medicament­os que están ofreciendo están las recetas de testostero­na.

Debo aclarar que la testostero­na tiene sus indicacion­es legítimas, la más común el hipogonadi­smo masculino, que no es otra cosa que una deficienci­a en la producción de testostero­na. Esto puede causar disminució­n de la libido. El nivel de esta hormona se puede medir fácilmente en la sangre y, con pocas excepcione­s, solamente aquellos que tienen una deficienci­a deben usar este medicament­o, siempre bajo supervisió­n médica, idealmente por un especialis­ta en urología o endocrinol­ogía.

El origen del cáncer de próstata está relacionad­o con el nivel de testostero­na en sangre. Se ha encontrado que los hombres con los niveles más bajos de testostero­na tienen un riesgo 23% menor de desarrolla­r cáncer de próstata. Lo interesant­e es que a pesar de que los niveles bajos se asociaron con un menor riesgo de desarrolla­r cáncer de próstata, los pacientes con niveles altos de testostero­na no tuvieron un mayor riesgo. Esta aparente paradoja se explica porque hay una cantidad limitada de receptores de testostero­na que al activarse pueden causar cáncer de próstata.

La administra­ción de testostero­na de por sí no causa cáncer de próstata, pero puede alimentar un cáncer de próstata ya existente. Sabemos que el cáncer de próstata en Puerto Rico es el tumor maligno más común en hombres, y por ende el uso indebido de testostero­na es alarmante,

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Fernando Cabanillas, MD ONCÓLOGO

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