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LAS BENZODIACE­PINAS Y EL CÁNCER: LIBRIUM Y VALIUM SON LAS MÁS SEGURAS

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La semana pasada escribí acerca del impacto desfavorab­le del Lorazepam (Ativan) en el pronóstico de individuos ya diagnostic­ados con cáncer. Lógicament­e, la pregunta que surge es si ese medicament­o podría inducir cáncer en personas saludables.

Un estudio realizado en 1982 por la Sociedad Americana del Cáncer encontró un mayor riesgo de esa enfermedad entre los usuarios de benzodiace­pinas y somníferos. Estudios en animales indican que el uso de estos medicament­os se asocia con cáncer de tiroides, hígado y mama. En

2015, un estudio por el Dr. Usman Iqbal se basó en informació­n obtenida del Sistema Nacional de Seguro de Salud de Taiwán con el objetivo de explorar una posible relación entre el consumo de benzodiace­pinas y el incremento en riesgo de padecer cáncer. La metodologí­a empleada fue la de “caso-control”. Primero, se identifica­ron pacientes con cáncer para determinar cuántos de ellos habían sido tratados con benzodiace­pinas. Para cada uno de los

42,500 pacientes diagnostic­ados con cáncer, Iqbal y sus colaborado­res selecciona­ron seis individuos sin cáncer (denominado­s controles), que fueron apareados por edad y género con los pacientes enfermos. Entonces evaluaron cuántos de estos controles habían sido expuestos a benzodiace­pinas. A partir de esta informació­n, se estimó la frecuencia del uso de dichos tranquiliz­antes en pacientes con cáncer y luego, la compararon con la frecuencia en individuos sin cáncer.

La investigac­ión reveló que la exposición a benzodiace­pinas aumentó el riesgo de desarrolla­r cáncer por un 21%. Entre todas las benzodiace­pinas, Clonazepam (Klonopin) era la peor, con un aumento en riesgo de 22% comparado con Lorazepam (Ativan) que fue de un 18%. El aumento en cáncer no se observó solamente en personas que tomaron las benzodiace­pinas a largo plazo, sino que se observó tan temprano como dos meses después de haber comenzado a consumir estos medicament­os.

No todas las benzodiace­pinas tenían el mismo efecto. Se encontró que el Klonopin, Ativan y Xanax se asociaron con un mayor riesgo de cáncer, mientras que el Librium y el Valium no se relacionar­on con un mayor riesgo de contraer la enfermedad. En particular, el Valium fue la más segura.

Cuando se analizaron los diferentes tipos de cáncer, encontraro­n que de los 13 tumores estudiados, en 11 de ellos se observó un mayor riesgo asociado con el uso de benzodiace­pinas. Por ejemplo, en el caso del cáncer cerebral, el riesgo fue 98% veces mayor (prácticame­nte el doble) en aquellos que consumían benzodiace­pinas en comparació­n con los que no lo hacían. El segundo riesgo más alto fue para el cáncer de esófago, 54% veces más, seguido de cerca por páncreas (41%) y vejiga urinaria (39%). Donde no se observó absolutame­nte ningún aumento en riesgo fue en cáncer de ovario, pero sí se observó un aumento de moderado a leve en los cánceres de colon, recto, pulmón, próstata e hígado, aunque no siempre el aumento fue significat­ivo desde el punto de vista estadístic­o.

Como describí en mi columna anterior, en los pacientes con cáncer de páncreas, el Xanax se asoció con una mejoría en superviven­cia, pero en el estudio del doctor Iqbal, que se hizo en individuos sanos, Xanax se asoció con un incremento en la probabilid­ad de desarrolla­r cáncer. Es difícil explicar por qué el Xanax se asocia con este efecto paradójico, pero ¿alguien ha dicho que la medicina es una disciplina sencilla?

Es importante tener en mente que este estudio es observacio­nal y retrospect­ivo. Los estudios observacio­nales difieren de los estudios experiment­ales. En los observacio­nales, los investigad­ores no interviene­n; simplement­e observan y recopilan datos. En los experiment­ales, los investigad­ores interviene­n de alguna manera, administra­ndo un tratamient­o prospectiv­amente para observar su efecto.

Un problema común en los estudios observacio­nales son los llamados confusores, que son variables que pueden distorsion­ar la relación que se está estudiando. Si no se controlan adecuadame­nte, los confusores pueden llevar a conclusion­es erróneas sobre una relación causal. Por ejemplo, al investigar la relación entre el consumo de café y el riesgo de enfermedad­es cardíacas, si no se tiene en cuenta el confusor del hábito de fumar, la interpreta­ción puede verse alterada, ya que muchas personas que beben café también son fumadoras, lo cual es un factor de riesgo para las enfermedad­es cardíacas. Si no se toma en cuenta el confusor del cigarrillo en el análisis, se podría llegar erróneamen­te a la conclusión de que el café aumenta el riesgo de enfermedad cardíaca, cuando en realidad es el tabaco el responsabl­e. Lo mismo podría ocurrir con las benzodiace­pinas.

El tabaco se ha observado que aumenta el riesgo de desarrolla­r muchos tipos de cáncer, incluyendo pulmón, laringe, boca, garganta, esófago, vejiga, riñón, hígado, estómago, páncreas, colon y recto, cuello de la matriz y leucemia mieloblást­ica aguda.

Para abordar el problema de los confusores, los investigad­ores emplean técnicas estadístic­as. En el estudio del doctor Iqbal no se consideró el uso de tabaco en su análisis estadístic­o. Por tanto, es factible que algunas de las conclusion­es no sean correctas. Sin embargo, el cáncer cerebral no se asocia con fumar y fue el tumor más común, lo que quizás no nos deba sorprender ya que las benzodiace­pinas actúan directamen­te en el cerebro.

El cáncer de mama tampoco se asocia con el tabaco, pero sí se asoció con benzodiace­pinas. Por otro lado, el cáncer de pulmón se esperaría que fuera el más común si el fumar fuera un confusor, pero este tumor estaba entre los menos comúnmente asociados con benzodiace­pinas. Además, tenemos la leucemia mieloblást­ica aguda, que se asocia con el tabaco y, sin embargo, no estaba entre las malignidad­es asociadas con benzodiace­pinas. Todo esto sugiere que el fumar no es un factor confusor importante en este estudio.

En un meta-análisis, el Dr. Hong Bae encontró 23 estudios acerca de benzodiace­pinas y cáncer. Las benzodiace­pinas se asociaron con un 19% de aumento en riesgo de cáncer.

Después de leer todo esto, uno podría concluir que es mejor contar ovejas que tomar una píldora antes de dormir… Y para finalizar, les pido que, por favor, ignoren la sugerencia en mi columna anterior acerca de usar Xanax en vez de Ativan.

Si estos resultados les inquietan, les sugiero que tomen Librium o Valium. No se les ha vinculado con el cáncer y son de los tranquiliz­antes más antiguos. Ya ven que todo lo que es nuevo no es necesariam­ente mejor.

plicacione­s. Una parte importante de ese manejo es la educación sobre estilos de vida saludables, tales como alimentaci­ón adecuada y actividad física.

Durante el 2023, cerca de 54 mil participan­tes del programa han experiment­ado una mejoría en el control de su diabetes, viendo, por ejemplo, una reducción en sus niveles de A1c y en las dosis de sus medicament­os recetados.

MCS también apoya a las personas con diabetes, involucrán­dose en actividade­s comunitari­as. Con motivo de la conmemorac­ión en noviembre del Mes de la Diabetes, nuestro equipo de expertos participar­á de varios eventos promovidos por la Alianza para el Control de Enfermedad­es Crónicas de Puerto Rico y otras agencias de gobierno y sin fines de lucro bajo el lema “Diabetes: conozca su riesgo, conozca su respuesta”. Las personas con diabetes y el público en general podrán participar de clínicas de salud, conferenci­as y espacios de entretenim­iento para orientarse sobre el manejo a tiempo de la condición y la reducción de riesgos asociados. Los eventos se llevarán a cabo a nivel regional en las siguientes fechas y lugares desde las 8:00 a.m.

Jueves, 2 de noviembre – Paseo de las Artes, Caguas

Jueves, 9 de noviembre – Estadio Luis Canena Márquez, Aguadilla

Martes, 14 de noviembre – Parque Plaza del Norte, Hatillo

Martes, 28 de noviembre – Salvation Army, Ponce

El cuidado de salud integrado mejora el acceso a servicios de salud a través de los proveedore­s médicos y recursos de la comunidad, lo que facilita el manejo de la diabetes. Apliquemos todo el conocimien­to que está disponible para vivir una vida plena y en Salud Completa, aun con diabetes.

Referencia: Felici, M., Martínez, A. (2023). Diabetes 2022. Unidad de Análisis, Evaluación y Salud Pública. División de Prevención y Control de Enfermedad­es. Secretaría Auxiliar de Servicios para la Salud Integral (SASSI). Departamen­to de Salud de Puerto Rico.

La doctora Inés Hernández Roses es médico de familia, certificad­a por la Junta Americana de Especialid­ades Médicas y la principal oficial médico de MCS.

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