Leyes fascistas encapuchadas
Ahora resulta que de la poquita “democracia” que todavía nos quedaba, el habla, el grito, la protesta y hasta el derecho al pataleo, nos lo quieren arrancar de cuajo, como si viviésemos la pesadilla de un régimen de corte dictatorial y fascista. Quieren acallar la libertad de expresión. Pretenden restringir el derecho a protestar.
“El régimen” no quiere protestas. Persiguen aplastar la desobediencia civil que realizan los pueblos cuando enfrentan leyes injustas, mediante sentencias represivas, abusivas, disuasivas e intimidatorias.
Impondrán altas penas por obstruir una carretera o intentar impedir una construcción, aunque sea ilegal, aunque contamine nuestras costas, nuestros cuerpos de agua, aunque mate nuestra flora y nuestra fauna, porque constituirá un delito. No podrás acostarte frente a un camión cargado de cenizas tóxicas que contaminan una comunidad entera.
Es una legislación que abre las puertas al saqueo y la privatización de nuestro patrimonio y a la contaminación del ambiente y destrucción de los recursos naturales.
Uno de los principales objetivos de esta administración, a juzgar por la propuesta reducción de presupuesto, es la eliminación de la universidad de los pobres.
Se repite como un cassette hasta la náusea, que se castigará la violencia. Secuestran estudiantes como en los regímenes fascistas, se arrestan, se encarcelan, para luego soltarlos, porque no tienen prueba.
La junta rechaza el plan fiscal sometido por el Gobernador y le concede 14 días para que le haga enmiendas, en lo que parece un juego de pitcher y catcher, ganando tiempo para el plebiscito, que nada tiene de descolonizador, creando animosidad hacia los encapuchados, los estudiantes, los Tito Kayaks, los llamados vándalos, manipulando la opinión pública para que los electores caigan de incautos.
Tras el multitudinario Paro Nacional y los posteriores disturbios callejeros, quedó meridianamente claro que hay un gran malestar social y que hay que tener mucho cuidado en cómo se maneja ese disgusto, para que no haya desenlaces fatales.
Hold your horses.
No debe ser a fuerza de represión, atropello y legislación punitiva e incons- titucional. Una cosa es la ley y el orden que impone el que manda, y otra el abuso y la violación de derechos humanos por el propio Estado.
Por más estadoísta, independentista o popular que sean los trabajadores de la empresa privada y empleados públicos, todos se perjudicarán por igual. La soga parte por lo más fino.
Enfrentamos una crisis humanitaria y la tensión, la presión económica, la rabia, el hambre y la necesidad llevan a un pueblo a explotar.
Cuando esa opresión llegue al punto máximo de ebullición, no habrán cánticos, ni loas, ni aplausos al Gobierno, ni a la Junta de Control Fiscal, ni habrá votos, ni plebiscitos, ni falsas promesas de Estadidad, ni legislación que la contenga. A menos que tengan planificado abrir más cárceles para eliminar la oposición, como ocurrió a mediados de las décadas de 1940 y 1950, cuando persiguieron y encarcelaron a los independentistas.
Los sociólogos, psicólogos y criminólogos lo han advertido: la crisis económica desatará el desasosiego social, los disturbios emocionales, el alza en la criminalidad, el aumento en suicidios de los que pierden toda esperanza.
En días recientes, fueron dos los suicidios, el de un estudiante de la UPR en Río Piedras y de un trabajador de la AAA. Ni hablar del alza en los asesinatos, que en lo que va de año alcanza los 124 casos.
Habrá un aumento en delitos menores, escalamientos, robos, hurto de comida. Ratería.
Así es que: Junta de Control Fiscal, Gobierno y autoridades Hold your horses. No exacerben el hambre y el coraje. No acorralen al pueblo.
Todavía se escucha a la Superintendente repicar que “si hay violencia, no vamos a venir con paños tibios”. Hablar tanto de la violencia, se convierte en violencia. Como la legislación que pretenden aprobar.
Los estudiantes tienen razón, se está creando animosidad contra ellos.
“…exponemos la intención del Gobierno de antagonizar al pueblo contra los acusados y arrestados. Ante este panorama exigimos la excarcelación inmediata de estos compañeros y compañeras”, expusieron portavoces en una rueda de prensa, en la que ofrecieron soluciones a la crisis, que ameritan ser atendidas.
El diálogo abre avenidas. El intento de desmantelar la UPR no va a traer paz. Al menos, la presidenta interina dio una noticia positiva, crearán una comisión para auditar la deuda, una de las condiciones para finalizar la huelga.
Cuando digo Hold your horses, es porque es evidente que hay estudiantes y ex alumnos que están dispuestos a defender la institución hasta las últimas consecuencias y no serían buenos los entrampamientos, ni escarmientos como en el Cerro Maravilla, azuzados por agentes encubiertos.
“Las órdenes judiciales no terminan los conflictos sociales, solo legitiman la represión contra una de las partes”, expuso el criminólogo Gary Gutiérrez en las redes sociales.
La decisión de un tribunal ordenando a las autoridades universitarias a abrir los portones, no resuelve el conflicto. El disgusto, el malestar y la oposición al Gobierno continuarán, aunque se intente acallar con medidas de corte fascista.
“Hablar tanto de la violencia, se convierte en violencia. Como la legislación que pretenden aprobar”