Primera Hora

UNA TERCERA PERSONA LLEGA A LA RELACIÓN

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Alexandra Fuentes toma como ejemplo la situación de Julián Gil para comentar su experienci­a en el hogar.

“No tenemos escapatori­a; a los suegros y las suegras hay que buscarles la vuelta, por más difícil que parezcan”

Cuando le dije a mi esposo que mami se quedaría en casa, por lo menos dos semanas, en lo que se recupera de una operación de su pie, a manera de vacilón me respondió que llamaría a Julián Gil a ver qué recomendac­ión le daba.

En aquel momento se había hecho público un mensaje de Julián, donde señalaba que el conflicto entre la madre de su hijo Mateo y él se debió en gran medida a una “tercera persona”, dando a entender la existencia de problemas irreconcil­iables con su pasada suegra.

No es el caso de David, quien gracias a Dios tiene una excelente relación con mi mamá, como tampoco la mía con mis suegros, con quienes me llevo de maravilla.

Pero sí es el caso de muchas parejas cuya relación termina deteriorán­dose al no encontrar la fórmula que les permita una interacció­n saludable con sus suegros.

Nos casamos con nuestras parejas, pero irremediab­lemente también con su entorno, que incluye no solo a los suegros, sino también a sus hermanos, hermanas y otros familiares, y a amigos de toda la vida, y muy importante, hijos de relaciones anteriores que cuando existen, representa­n una pieza angular de la nueva relación.

Por más amor que se tengan como pareja, aflorarán los problemas, muchos problemas, si no se logra un ambiente saludable en las interaccio­nes familiares.

Los seres humanos estamos hechos para vivir en sociedad, y nos guste o no tenemos que compartir los unos con los otros. Eso supone un reto enorme, debido a que hay tantas personalid­ades como colores en la vida. Pero no tenemos opción; nos toca buscarle la vuelta y encontrar la forma.

Pensar que podemos aislarnos para evitar los conflictos es irreal, menos en un espacio tan pequeño como el de nuestra Isla, donde todo el mundo se conoce, ahora con el agravante de las redes sociales.

No tenemos escapatori­a; a los suegros y las suegras hay que buscarles la vuelta, por más difícil que parezcan. Hablarles de los temas que les gustan, escuchar con atención los cuentos de niño de tu pareja. Ser consciente de que tu esposo o esposa será siempre para ella su nene o nena, por lo que siempre halará para su lado.

Con eso en mente, en vez de ir a combatir con los suegros, nos toca ganárnoslo­s poco a poco, dándoles por donde les gusta. Diciendo cosas bonitas de su hijo, se vale exagerar un poquito si el propósito es agradarlos.

También a los suegros les encanta ver que añoñan a su hijo o hija y le dan el cariño que ellos le daban cuando estaba en su casa.

Aprovecha sus visitas y frente a ellos sé en extremo cariñosa o cariñoso con tu pareja. No resientas cuando te hagan alguna observació­n o quieran darte algún consejo, y aunque te revientes por dentro, asiente con la cabeza y diles que es una buena idea o al menos que lo considerar­ás. Ellos estarán felices, pero sobre todo tu media naranja se derretirá, créanme.

Ganarse a los suegros es una gran inversión que puedes hacer, ya que cuando los tenemos de buenas se convierten en tus mejores aliados No olvides que pronto las suegras seremos nosotras y alguien tendrá que soportarno­s cuando defendamos con uñas y dientes a nuestros cachorros.

Importante señalar que hay casos y hay casos. En ocasiones, a pesar de que se hace el esfuerzo máximo, no hay forma de llegar a entendidos con los suegros, y es posible que este sea el caso de Julián. Toca entonces reconocerl­o y buscar métodos alternos para evitar a toda costa que se perjudique la relación.

Bueno, espero que Julián no se moleste por haber tomado su caso como ejemplo para dar mis recomendac­iones. Si así fuera, estaríamos a mano, pues me debe una desde las pasadas elecciones. ¡Ok!

Es vacilando. Un abrazo a mi amigo Julián.

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