íntima Bebe, y en control
La cantante española provocó el entusiasmo de los boricuas en su primer concierto aquí
Bebe comenzó incómoda. Pidió que subieran la temperatura de la sala, que le quitaran las luces que la cegaron y hasta que le intercambiaran la butaca de mimbre que sirvió de único elemento escénico por una que le permitiera tirarse a sus anchas, como hizo luego.
Todo esto ocurría en escena mientras el público ocupaba sus asientos. La Sala de Festivales del Centro de Bellas Artes de Santurce no se llenó a capacidad, pero allí no faltaron las ganas de escucharla y cantar junto a ella.
Fue una presentación íntima, sin mucho adorno, solo lo suficiente para que Bebe dominara el espacio con sus letras y su voz, que no es cualquier voz. Es poderosa, presta a provocar un viaje por las emociones, desde la suavidad hasta la rabia.
“Hacia diez años que no venía (a Puerto Rico) y cuando vine no fue para cantar”, lamentaba la can- tante de su ausencia.
La pudo compensar con un compendio de sus cuatro producciones discográficas, incluida la más reciente, Cambio de piel.
Fue con las más conocidas, como
Siempre me quedará y Malo, que el público se levantó a cantar y bailar con ella.
Esa cálida reacción la sorprendió y lo agradeció.
“Qué bonito”, repetía, en una emocionante despedida, muy distante de lo que había sido la bienvenida.