HONRAN SU LEGADO DE AMOR
Emotiva despedida para el humanista y prolífico historiador Fernando Picó
La comunidad de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, honró este viernes al historiador, profesor y sacerdote jesuita Fernando Picó, en una emotiva ceremonia de recordación en la que se resaltó el legado enorme que deja al país.
El féretro con el cuerpo de Picó, fallecido el martes, llegó al recinto pasada las 12:30 del mediodía. Profesores y alumnos de diversas generaciones lo recibieron con aplausos y evidente emoción. Una bandera de Puerto Rico fue colocada sobre el féretro, que fue cargado por varios de los asistentes hasta la rotonda de la Torre de la Universidad de Puerto Rico.
Desde allí hablaron varios representantes de la comunidad universitaria, entre ellos Agnes Bosch Irizarry, decana interina de la Facultad de Humanidades, y Gladys Escalona de Motta, vicepresidenta interina de investigación y pasada rectora del recinto. Ambas recordaron a Picó el maestro, amigo y compañero, al padre de la historiografía moderna del país, al profesor entregado, al humanista, y coincidieron en que vivirá eternamente en sus libros, así como en las múltiples enseñanzas que inculcó en sus estudiantes.
“Gracias Fernando, querido maestro, colega, amigo, por tu desprendida entrega, por tus sabias enseñanzas, por haberle dado tanto a este recinto, por tu enaltecedor ejemplo. Misión cumplida. Hasta luego viejo, como solías despedirte. Pervivirás presente en la ausencia”, manifestó la doctora Agnes Bosch, quien fue la primera en dirigirse a los presentes.
Entre todos los que compartieron sus vivencias con Picó, resaltó la del confinado Raúl Reyes Chalas, discípulo del profesor en el programa Anexo 292 de la Cárcel de Bayamón, que desarrolló el historiador para enseñar en las prisiones del país. Este joven estuvo en la actividad, junto a otros dos compañeros de dicho programa, quienes también fueron estudiantes de Picó.
“Los seres humanos como el profesor Fernando Picó solamente mueren si nosotros permitimos que su memoria y su legado mueran. Nos toca a todos y cada uno de nosotros permitir que eso no pase. Gracias profesor por llamarme amigo a mí y a todos mis compañeros, por llamarnos estudiantes, nunca preso, nunca confinado”, expresó y continuó.
“Tengo algo que decirle profesor, entré horita a su oficina y yo le había pedido a usted ‘El Cantar de los Nibelungos’ y ‘Beowulf’ y usted me dijo que no lo tenía y están allí. Usted me prestó cuatro libros, no pienso devolvérselos. Me debe esa discusión. Y otra cosa, la próxima vez que mi mamá lo vea a usted saliendo del Archivo General y le ofrezca pon, dígale que sí, ella lo hace de buena fe. Y, para terminar, en nombre de todos mis compañeros le hemos compuesto un poema de los 65 libros que usted nos dio a leer en tres años en los que usted nos dio clases a nosotros”, dijo para acto seguido leer un hermoso texto donde quedó evidenciado el verdadero legado de Picó.
Durante la ceremonia también ofreció unas palabras el sacerdote jesuita Baudillo Guzmán, quien afirmó que Picó fue “la visita del Dios de la historia, del Dios de la justicia y el amor para Puerto Rico y para cada uno de nosotros”.
La hermana del profesor, Carmen Picó, expresó en nombre de la familia su eterno agradecimiento a la comunidad universitaria por el acto de recor dación y aseguró que el espíritu de su hermano rondará por los
Gracias, profesor, por llamarme amigo a mí y a todos mis compañeros, por llamarnos estudiantes, nunca preso, nunca confinado” RAÚL REYES CHALAS ESTUDIANTE CONFINADO
pasillos del Recinto de Río Piedras, lugar que fue su segunda casa por más de 40 años.
“En cada rincón que toque estoy segura que quedará la huella de su amor a la educación de excelencia que predicó con su ejemplo. Y si hay en este grupo algunos de sus estudiantes, por favor lea antes de llegar a clase”, dijo, provocando la risas y aplausos de los presentes. “Nuevamente gracias y que perdure en nosotros todas las fuerzas buenas que recibimos de él”, agregó.
La ceremonia concluyó con tres guardias de honor que estuvieron a cargo de pasados presidentes, rectores y miembros de la Junta de Gobierno de la institución, profesores y estudiantes. La Tuna de la Universidad de Puerto Rico interpretó una canción, así como el Coro de la Universidad de Puerto Rico, que cantó “Verde luz” y concluyó con el himno de la institución.
“¡Que viva Fernando! ¡Que viva!” fue la despedida final a Fernando Picó, motivo de honra de la universidad y de todo Puerto Rico.