Primera Hora

ABSURDOS QUE RAYAN EN LA FANTASÍA

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Normando Valentín nos recuerda varias medidas irracional­es que nos siguen empujando al abismo en el país.

Ustedes segurament­e recordarán la famosa serie de televisión “La Isla de la Fantasía”. Era una misteriosa isla tropical a la cual acudían personas que tras pagar una suma de dinero, obtenían la mayoría de las veces, un sueño realizado. Allí todo era posible.

Basado en mis memorias infantiles, escribí hace años una columna sobre las cosas inverosími­les que se hacían realidad en Puerto Rico. Tristement­e, no hemos mejorado mucho y, al contrario de la televisiva, la nuestra es una isla cuya versión es al revés.

Tomemos, por ejemplo, las escoltas. Creo que tenemos un consenso en la isla de que son innecesari­as. Salvo para el gobernador de turno, muy pocos funcionari­os pueden justificar el que se le pague a policías en servicio para servir de choferes y ujieres a determinad­os funcionari­os.

En estos momentos donde cada dólar cuenta, vemos cómo se pagan horas extra a la escolta del presidente de la Cámara, Carlos “Johnny” Méndez. Al ser cuestionad­o sobre el exceso del gasto, acude a la vieja estrategia de que ha recibido amenazas. ¿En serio? La pregunta es… ¿de quién? No muchos sabían de Johnny Méndez antes de ser presidente y todavía ahora, muchos ni siquiera recuerdan su nombre y lo llaman “el gordito”.

Su estilo pausado no provocaría enojo extremo como para incitar un atentado contra

“La verdad es que las escoltas forman parte del estilo ostentoso de querer presumir poder. Ese ha sido el pecado favorito de los administra­dores rojos y azules”

su vida, pero insiste en este servicio. La verdad monda y lironda es que las escoltas forman parte del estilo ostentoso de querer presumir poder. Ese ha sido el pecado favorito de los administra­dores rojos y azules. Por ello, Cuchín y Romero acudieron al Supremo para pedirle a los que ellos nombraron que le defendiera­n el costoso caprichito. Así mantendría­n la imagen de caudillo que tanto les gusta y que estrujan a través de sus biblioteca­s y fundacione­s. Al final del camino, un gasto innecesari­o solo posible en nuestra isla de fantasía.

Otro absurdo es lo que está pasando en Peñuelas. Hace unas semanas se alardeó de un proyecto que fue firmado por el gobernador que prohibía el depósito de cenizas tóxicas en los vertederos de la isla. La medida se pasó por la Asamblea Legislativ­a y contó con el endoso de alguno que otro legislador de minoría. Sin embargo, se nos olvidaba leer la letra pequeña. Esas que aparecen gracias a las enmiendas de último momento. De golpe y porrazo las cenizas de la empresa EC Waste, no son tóxicas ni representa­n peligro, reanudando así su despacho y vertiendo su negro residuo en el vertedero peñolano. El pequeño gran detalle es que Ramón Rosario, vocero oficial del gobernador Rosselló, era uno de los principale­s abogados de EC Waste durante el pasado cuatrienio y ahora está sentado a la diestra del poder máximo.

Cuando se hizo el arreglo original con la empresa se dispuso que esas cenizas serían sacadas de la isla. Así lo hicieron por un tiempo. Esparciero­n su porquería en la hermana República Dominicana y tras el desastre ambiental que provocaron fueron expulsados de la mediana de las Antillas, viéndose obligados a regresar a Puerto Rico. Esa es la historia. El dinero de estas empresas siempre encuentran cabilderos conectados con el gobierno de turno. Lo hicieron con la administra­ción García Padilla, que le pasó por encima al alcalde de Peñuelas, que era de los suyos, y lo hacen ahora. Ninguna administra­ción ha tenido los pantalones para exigirle que cambien de tecnología. Que se muevan a otra más limpia.

En Estados Unidos lo hicieron. El asunto es que eso conlleva invertir dinero y en nuestra isla de la fantasía, es más fácil resolver el asunto de otra forma. La misma que usted se imagina.

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