UN RETO DECIDIR SOBRE LA LIBERTAD DE OTRO
Técnico sociopenal comparte sus experiencias tras 21 años en la profesión
“Yo parto de la premisa de que cada persona que llega a mí, cada convicto para el que yo pueda disponer los medios para que se rehabilite, es una víctima menos”.
Cada vez que prepara un informe, o se sienta a declarar en un juicio o vista, el técnico sociopenal Carlos Figueroa, lo primero que le pide a Dios es que lo ayude “a ser justo, misericordioso y que me dé la sabiduría para poder tomar decisiones, porque como persona estoy decidiendo sobre la libertad del otro”.
Figueroa lleva 21 años ejerciendo esa profesión, que le ha dejado experiencias placenteras y otras un poco amargas.
El sociólogo, quien también forma parte de la Sala Especializada en Casos de Violencia Doméstica en San Juan, ha servido de enlace por los últimos cuatro años entre el tribunal y cientos de víctimas y victimarios. Y sabe que tiene que defender los derechos que cobijan a ambos.
Asegura que cree en la rehabilitación.
“Cada vez que se rehabilita un convicto es una garantía para la sociedad de que esa persona, en su mayoría, no volverá a cometer un delito, no volverá a lastimar a alguna persona. Si una persona es ingresada en una institución, también es garantía de que, por lo menos por un tiempo, no va a lastimar a otras personas”, aseguró.
En cuanto a su labor, Figueroa, que tiene sendas especializaciones en criminología y penología, acepta que es en la calle “donde uno aprende”.
“Cuando yo llegué aquí realmente no sabía qué iba a hacer y a lo que me iba a enfrentar. Con el correr de los años tuve la experiencia de poder confrontar la realidad que va surgiendo de la entrevista, de la investigación, del análisis de las personas que han sido convictas por delitos en los tribunales”, explicó.
Hasta él llegan personas que luchan por “el privilegio” de estar en la libre comunidad en vez de cumplir sentencia en una prisión.
“Son referidos para ser investigados o supervisados. Eso es un derecho que le provee la ley”, dijo.
El técnico sociopenal evalúa dos elementos: si hay posibilidad de que la persona se rehabilite dentro de un proceso de supervisión, o si esa persona, en la libre comunidad, no va a representar un riesgo para él, para la sociedad o para la víctima del delito.
¿Hay mucha rehabilitación?
Sí. Mi experiencia es que los menos llegan a la cárcel y los más son los que se mantienen en probatorias que les ofrece el estado.
Como parte de sus labores, Figueroa explora con el entrevistado desde su niñez hasta, por ejemplo, su historial matrimonial.
“La Ley de Sentencia Suspendida me obliga a preparar un historial social de la persona. De ahí saco una radiografía, porque el juez no la conoce… sabe que es una persona que vino acusada de un delito”, explicó.
El funcionario dice que ha visto “desde un empujón, un maltrato verbal o de menosprecio de la dignidad humana… donde un sujeto se viste de ninja y se trepa en el techo de la casa, que intercepta la llamada telefónica o le da seguimiento con un lock a una persona… agresiones que han provocado daños físicos irreparables”.
Mientras, elogió la existencia de la Sala Especializada de Casos de Violencia Doméstica porque “permite agilizar las acciones que nosotros podamos ejecutar en un momento dado que exista la posibilidad de una nueva agresión, de que esta persona haya sido acechada, revictimizada…”
¿Cómo usted se cubre emocionalmente?
“Yo soy deportista, soy instructor de artes marciales y eso me ayuda a aliviar mucha de la presión. Y mi relación con Dios. Soy una persona que necesita a Dios”, aseguró.
Cada vez que se rehabilita un convicto es una garantía para la sociedad de que esa persona, en su mayoría, no volverá a cometer un delito, no volverá a lastimar a alguna persona”
CARLOS FIGUEROA / TÉCNICO SOCIOPENAL