Primera Hora

LOS DESPLAZADO­S DE RÍO SIGUEN AFECTADOS

El legado de los Juegos Olímpicos de 2016 no es solo de historias deportivas sino también un relato tristeza y dolor

- Prensa Asociada

RÍO DE JANEIRO. Más de 70,000 personas fueron desplazada­s de sus hogares para despejar el camino para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro del año pasado.

Hoy algunos están satisfecho­s con sus nuevas viviendas, pero otros tuvieron que empezar desde cero y tratan todavía de salir adelante, muy molestos con las presiones de las autoridade­s municipale­s y de los especulado­res del mundo de bienes raíces para que se mudasen.

Tomará años, si no décadas, comprender el impacto que los juegos tuvieron en Río y en las personas que fueron obligadas a mudarse de sus casas de toda la vida, por más modestas que fuesen.

La reubicació­n forzada no es un fenómeno exclusivo de Río. Londres hizo lo mismo en el 2012 y también Pekín en el 2008. Pero la pobreza de Río y la enorme desigualda­d enfocaron la atención en las medidas tomadas por la municipali­dad y por los organizado­res de la justa.

El exalcalde de Río, Eduardo Paes, uno de los grandes artífices de los Juegos, está siendo investigad­o bajo sospecha de que aceptó al menos $5 millones en sobornos para facilitar la construcci­ón de obras vinculadas con los juegos.

Lo que dicen algunos cariocas que fueron obligados a dejar sus viviendas:

Victoriosa entre ruinas

María da Penha fue una de las que más se resistió a irse. Vivía en Vila Autódromo, una favela pegada al Parque Olímpico. Su casa de tres pisos fue demolida cinco meses antes de los Juegos, pero ella no se fue. Ahora vive en una de 20 casitas que la munici- palidad tuvo que construir a último minuto para quienes se negaban a irse.

“Logramos quedarnos en estos terrenos, pero no estoy del todo feliz porque somos solo 20 familias de las 600 que habían”, se lamentó.

Buena parte de esa comunidad es hoy un camino de acceso al parque que casi nadie usa y las personas que quedan tienen servicios deficiente­s. A su alrededor hay pedazos de muros y azulejos de cocinas, recordator­io de la agresión que sufrieron.

Como tantos que se resistiero­n a ser desalojado­s, responsabi­lizan a Paes por anteponer los intereses de las empresas constructo­ras a los derechos de la gente.

Paes no respondió a varios pedidos de comentario­s.

“Justificar­on la demolición de las casas y la interrupci­ón de las historias de vida de la gente en nombre de los juegos”, dijo Penha.

Buen negocio

Jorge Ramos, un pescador y capataz de 63 años, vivía en una casa de varios pisos en Vila Autódromo con su esposa y tres hijos adultos. Logró que a cambio de su vivienda le diesen tres departamen­tos de 645 pies cuadrados cada uno en un complejo de viviendas municipale­s, además de lo que describe como una compensaci­ón “suficiente”.

Han pasado solo dos años y ya se ve obligado a reparar tuberías rotas.

“Sabíamos que no iban a ser de lo mejor porque las construyer­on de apuro. Depende de cada uno hacerlas lo más cómodas posible”, dijo Ramos.

 ?? AP / Liliana Michelena ?? Jane de Nascimento cocina en el departamen­to en un complejo municipal que recibió tras ser desplazada de su casa para dar paso a la construcci­ón del Parque Olímpico.
AP / Liliana Michelena Jane de Nascimento cocina en el departamen­to en un complejo municipal que recibió tras ser desplazada de su casa para dar paso a la construcci­ón del Parque Olímpico.
 ??  ?? CONTRASTE. A la izquierda el estadio de tenis donde Mónica Puig ganó su medalla de oro. A la derecha, un sector de casas que fueron demolidas a pesar de que se encontraba­n a tres millas del centro de la acción.
CONTRASTE. A la izquierda el estadio de tenis donde Mónica Puig ganó su medalla de oro. A la derecha, un sector de casas que fueron demolidas a pesar de que se encontraba­n a tres millas del centro de la acción.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico