UNA NOVELA EN FAJARDO
Normando Valentín describe el tirijala entre la Junta y el Gobierno por los propuestos recortes y reducción laboral en el sector público.
Durante el pasado fin de semana, los residentes de nuestra Isla fueron testigos del tirijala que se formó entre los integrantes de la Junta de Control Fiscal y el Gobernador. La novena reunión de la Junta trajo consigo malas noticias. La reducción de jornada, así como un recorte a las pensiones, se convertirían en una realidad. No obstante, el Gobernador sacó pecho y hasta firmó una resolución prohibiendo la reducción de la jornada.
Sin embargo, delante de los presentes en la reunión efectuada en Fajardo, los representantes gubernamentales quedaron desnudos al salir a relucir que esas propuestas formaban parte del acuerdo alcanzado en marzo pasado, cuando sellaron el pacto que dio vida al Plan Fiscal del Gobierno.
Esto no es de extrañar, pues entiendo que el Gobernador pudo haber sido víctima del consejo de sus asesores. Tal vez, susurraron “dele, nuestras proyecciones se van a dar y eso nunca lo van a imponer”.
Tal era la prisa por lograr en blanco y negro un acuerdo, que firmaron sin darle importancia a esa letra pequeña que envenena los contratos. Era peor el temor de que rechazaran el plan y la Junta diera paso al suyo. Jugaron y creo que perdieron.
La Junta tiene las de ganar por la vía judicial. Ya está estipulado que nuestra Isla está bajo los poderes plenarios del Congreso que dio vida a PROMESA. Lo demás, es para las gradas. Es el grito del político desesperado pensando en la próxima elección. El que pensaba que no había dolor con la Junta se equivocó.
Si hoy no hay suficiente dinero para pagar la jornada completa del Gobierno, es porque se han perdido 250,000 empleos en el sector privado. La base contributiva por concepto de income tax personal se ha reducido por $1,000 millones en una década. Emigración y menos empleos. Eso, en resumen, es lo que ha pasado y la hemorragia sigue, pues ayer se anunció la salida de la Isla de la cadena de joyerías Zales.
La ecuación es sencilla, hay que crear riqueza a través de un aumento en la producción agregada en el sector productivo privado. Para distribuir la riqueza es necesario generarla primero, no al revés. El Gobierno no es quien crea la riqueza, es el sector privado.
El desespero lleva de inmediato a que se aprueben medidas impositivas que impactan este sector, provocando que el sector privado se perjudique y no pueda desarrollarse como es esperado.
No miran la otra opción existente para proteger la nómina pública. Es eliminar los contratos de publicidad, consultores, y de los amigos de la casa. Duele, pero es la realidad. Saben lo que tienen que hacer, pero no quieren. La fórmula de siempre, se agotó.
La realidad monda y lironda es que se llegó al poder y no podemos distribuir el botín pues las arcas están vacías. Así los inversionistas políticos se tienen que encoger de hombros y decir; nos jorobamos cerrando la pluma para esa próxima elección. Ahora solo resta esperar a ver qué pasará. Pero le advierto, las próximas semanas serán tormentosas.
“La ecuación es sencilla, hay que crear riqueza a través de un aumento en la producción agregada en el sector productivo privado. Para distribuir la riqueza es necesario generarla primero, no al revés. El Gobierno no es quien crea la riqueza, es el sector privado”